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Piqué se siente futbolista en Roma

La titularidad del central, que todavía no ha debutado en la Liga por sanción, marca el debut europeo del Barça

Piqué, en el entrenamiento de ayer en el Olímpico de Roma.
Piqué, en el entrenamiento de ayer en el Olímpico de Roma.MAX ROSSI (REUTERS)

Camino del avión, andando por los pasillos del aeropuerto de El Prat, a primera hora de la mañana sonaba música soul en los auriculares de Gerard Piqué, cuando una señora que podría ser su abuela se le acercó para pedirle una foto. Cortés, el central del Barcelona retiró de las orejas los cascos musicales, besó a la señora y agradeció las palabras de apoyo que le lanzó el marido —“estuviste genial en la rueda de prensa, Gerard”— dándole las gracias y estrechándole la mano. En su muñeca, además de un reloj de oro rosa, regalo de la Federación Española por la victoria en el Mundial, lleva una pulsera de gomitas rosas y azules que elaboró y le regaló una niña y que, agradecido, el futbolista del Barcelona se puso hace unas semanas, justo después de ser castigado con cuatro partidos por su expulsión en la vuelta de la Supercopa, disputada en el Camp Nou contra el Athletic, nuevo campeón. Una sonrisa luce en la cara de Piqué: “Espero jugar mañana [por hoy]. Es un campo que me gusta y tengo muchas ganas de jugar”, aseguraba, a punto de embarcar, deseoso de disputar su partido 74 de la Liga de Campeones.

“Me equivoqué”

Las ganas derivan, básicamente, del tiempo que lleva parado. “Una tortura, nada le gusta más que competir”, admiten quienes mejor le conocen. No ha podido debutar en Liga. “Me equivoqué en la manera en la que fui a protestar al juez de línea y lo reconozco. Soy demasiado impulsivo y estaba muy caliente, pero no dije lo que dice el acta que dije [hijo de puta]; eso es mentira”, insistía ayer, resignado a cumplir el domingo el último encuentro de sanción contra el Levante. En cierto modo, para Piqué, “un jugador único y exclusivo en todo”, según le definió el secretario técnico, Robert Fernández, se acabó la tortura.

El barcelonés, que comenzó también el curso pasado castigado por el entrenador después de tirar una bomba fétida en el avión y protagonizar un incidente con la Guardia Urbana de Barcelona, ha penalizado de nuevo en el inicio de la presente temporada por una cuestión meramente deportiva. “Ahora, toca Roma”, sostenía feliz, dispuesto a pasar página y empezar de cero, consciente de que la lesión de Vermaelen y la poca confianza de Luis Enrique en Bartra, además del excelente rendimiento que siempre ha dado junto a Mascherano, le dan hoy una oportunidad de oro de ser titular en el Olímpico romano.

Me equivoqué en la manera en la que fui a protestar al linier y lo reconozco. Soy demasiado impulsivo y estaba muy caliente” Gerard Piqué, jugador del Barça

Y Roma no es un lugar cualquiera para el Barça. Allí ganó la Copa de Europa contra el Manchester United en 2009, por 2-0, con un segundo gol de cabeza de Messi, uno de los que más celebró el 10, que hoy cumple su partido 100 en el torneo europeo (77 goles y 58 victorias). Messi, Iniesta, Busquets y Piqué se mantienen en el equipo titular desde aquel triunfo en el Olímpico. Piqué aspira a sumar la sexta corona azulgrana, de las que él fue partícipe en tres, además de la que en 2008 conquistó con el United. “Confiamos en todos los centrales de la plantilla”, argumentó Alba, “pero Piqué es un líder dentro y fuera del campo. Lleva muchos años, conoce la casa y está entre los mejores centrales del mundo. Es un placer tenerle. Está claro que su presencia da muchas garantías al equipo”.

El partido también será especial para Luis Enrique, quien entrenó 10 meses al Roma, y para Iago Falque, quien abandonó el Miniestadi por no entrar en los planes precisamente del hoy técnico del Barcelona. El asturiano prevé un partido muy interesante, nada que ver con el del Gamper —los barcelonistas ganaron por 3-0—, seguramente el que marcará la pauta del grupo, con el permiso del Bayer Leverkusen. “Vamos a jugar con respeto, humildad y también ambición”, aseguró Rudi García, el entrenador local, que no podrá contar con Pjanic.

Luis Erique, ayer, en Roma.
Luis Erique, ayer, en Roma.MAX ROSSI (REUTERS)

“Volver a ganar la Champions no es ninguna presión sino un estímulo maravilloso”, respondió Luis Enrique. “Nadie lo consiguió dos años seguidos. Es nuestro reto”. La cita se presenta tan atractiva que el Barça estrenará una camiseta azul eléctrico. Seguro que a Piqué le gustará la novedad: “Me muero de ganas por jugar”.

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