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España gana a Francia en la prórroga y se mete en la final del Eurobasket

Pau Gasol lidera con 40 puntos y 11 rebotes a la selección en un partido agónico

Robert Álvarez
Pau Gasol celebra una canasta.
Pau Gasol celebra una canasta.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Pau Gasol será para siempre el campeón del mundo, el campeón de Europa, el campeón de la NBA, pero en esa misma vitrina quedará para siempre la soberbia actuación con la que asaltó el santuario francés. Una victoria colosal que le da España el pase a la final del Eurobasket, el billete para los Juegos Olímpicos y un triunfo que repuso su jerarquía ante el rival que la había malherido en el anterior Europeo y en el último Mundial.

España le devolvió la moneda a Francia, tras aquella derrota tan dolorosa y traumática para el equipo español, en Madrid ante casi 15.000 espectadores. Esta vez, con un equipo disminuido por las bajas, en un pabellón monumental y con 27.000 espectadores en contra, España se sobrepuso a todas las dificultades y a la mejor generación de jugadores de la historia de Francia.

ESPAÑA, 80; FRANCIA, 75

España: Llull (7), Pau Ribas (0), Rudy Fernández (7), Mirotic (7), Pau Gasol (40) –equipo inicial-; Sergio Rodríguez (15), Felipe Reyes (2) y Claver (2)

Francia: Parker (10), De Colo (14), Batum (14), Diaw (5), Gobert (8) –equipo inicial-; Lauvergne (11), Fournier (3), Pietrus (0) y Gelebale (10).

Parciales: 17-20, 15-13, 16-23, 18-10 y en la prórroga 14-9.

Árbitros: Christodoulou (Grecia), Ryzhyk (Ucrania) y Rocha (Portugal). Eliminaron a Gobert por faltas personales (m. 43).

Estadio Pierre Mauroy de Lille. 26.992 espectadores.

El triunfo resultó de tal exigencia, tan agónico, que precisó de una prórroga. Pau Gasol puso el broche con una última canasta, su punto número 40, su récord personal con la selección, además de 11 rebotes y tres tapones. Y España se sobrepuso a todo, a los tirones del equipo francés, a dos fallos que propiciaron el triple de Batum que forzó la prórroga y también concluyó con la suerte que en tantas fases del partido le faltó. Una inocente falta de Claver estuvo a punto de darle a Batum una nueva oportunidad para forzar la segunda prórroga. Pero Batum, a 18 segundos para el final, falló los tres tiros libres y Pau puso el broche.

El partido fue explosivo, trepidante desde el primer minuto. De Colo espoleó al equipo francés (6-11). Pero la defensa española empezó a confundir a Francia. Las pretendidas oleadas ofensivas se diluían cuando Parker o De Colo se daban dos o tres garbeos cerquita de la botella y no encontraban manos amigas donde depositar el balón. Francia vivió del rebote ofensivo y de los sucesivos desmarques de Gelabale, De Colo y Parker después.

La persistencia de la defensa española, combinada en diferentes momentos con zonas y alguna presión fugaz por toda la cancha, confundió a menudo a los franceses. España se recuperó de sus seis fallos en sus seis primeros lanzamientos triples y del segundo acelerón francés (25-31). Pau Gasol fue percutiendo en el aro francés pese al inmenso esfuerzo con el que tuvo que sobreponerse a la defensa a la que le sometieron Gobert y Lauvergne.

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Un primer triple de Sergio Rodríguez igualó la contienda a 22 y acalló momentáneamente el Estadio Pierre Mauroy. Un segundo triple de Rudy Fernández, que lo necesitaba como el agua limitado como estaba debido a su lesión en la espalda, volvió a poner a España por delante (32-31). El marcador estaba en un puño.

Las acciones se nublaron de tal forma en la reanudación que el juego se convirtió en una sucesión de rechazos, balones divididos, pases precipitados. Parker, Batum y dos chispazos de Lauvergne alumbraron a Francia en el embrollo (40-51). El momento empezó a ser crítico para España. Scariolo tuvo que reservar a Mirotic, con tres faltas y un tanto confuso en un papel que le exigió una excesiva conducción, bote del balón y pases doblados en el interior de la zona. El equipo español se pasó varios ataques viviendo a duras penas de los tiros libres de Pau Gasol.

El colmo del desaguisado fue una acción en que Francia lanzó sobre la bocina, Parker recogió el rebote ofensivo desde el suelo y Gelabale la clavó de tres (40-51). Fuera por el efecto de la zona defensiva o por la tremenda exigencia física que demanda hacer frente al equipo francés, a la escuadra de Scariolo pareció faltarle una gota de oxígeno, un ramalazo de genio. No gastó apenas faltas en el primer tiempo y en el tercer cuarto las malgastó cometiendo un par a destiempo, lo que facilitó la tarea del ataque francés con tiros libres. Francia transitó con nueve puntos de ventaja (52-61) cuando faltaban seis minutos y medio. Volvió Pau Gasol a la pista tras tomarse un respiro. Falta le hacía porque a partir de ese momento, el equipo español cargó ya por completo su juego ofensivo sobre su puntal. Le dio resultado. Cargó con cuatro faltas a Gobert y Lauvergne y una y otra vez anotó hasta completar la remontada.

La locura del partido desembocó en una acción paradójica a falta de solo 16 segundos. Falló Pau, pero España capturó el rebote de ataque y Sergio Rodríguez puso el 66-63 en el marcador. Quedaban 16 segundos. España había encendido la mecha. Pero Batum anotó un triple y envió el partido a la prórroga. No desfalleció España, no falló Pau Gasol, respondió pese a todos sus achaques Rudy Fernández, le dio reprís y pólvora al equipo Sergio Rodríguez, y nervio y defensa Llull y Felipe Reyes. Venció España, que estará en su novena final europea. Ganó dos, en 2009 y 2011. Esta vez su rival en la final del domingo (19.00, Cuatro) será el vencedor de la semifinal entre Serbia y Lituania y, pase lo que pase, Pau Gasol y los suyos habrán conseguido su objetivo primordial, estar en los Juegos Olímpicos de Río el año próximo y recuperar su supremacía ante Francia.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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