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El Real Madrid respira con Keylor Navas

Los blancos, con el costarricense en alza, vencen a un muy buen Granada que pagó dos desaciertos arbitrales

José Sámano
Benzema remata de cabeza el gol del Madrid.
Benzema remata de cabeza el gol del Madrid.G.Arroyo (Getty)

El Granada puso el ánimo y el fútbol. El Madrid, de sesteo, el gol. También hizo diana el equipo visitante, pero un asistente afinó tanto que fue él quien se quedó en fuera de juego, para desasosiego granadino. El ojo clínico tampoco funcionó en el tanto de Benzema, con Isco, autor del pase, en posición antirreglamentaria por un hombro. Cosas del fútbol y su desapego tecnológico, a merced de la retina humana. Te dan, te quitan... Cuestión de días. En el Bernabéu, al Granada, crecido ante un Madrid ramplón, le salió cruz.

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Antes del tanto mal anulado a El Arabi, cuando aún no había marcado Benzema, el grupo de Sandoval ya era una seria amenaza, como lo fue toda la tarde. Nada que ver con ese Granada de abril, cuando se fue a la lona con estrépito tras un 9-1. En esta ocasión, mereció una porción de gloria. Pero no son pocos los equipos que brillan sin éxito en Chamartín, donde es fácil caer por inercia con medio gancho. Para estos equipos traseros del pelotón, un gol es oro puro, y no digamos ante los grandes. En Madrid, fue lo único que le faltó al cuadro andaluz, primero frustrado por un linier y luego por Keylor Navas, un gato en varios lances a solas con El Arabi y Success.

De calurosa sobremesa, el Madrid estuvo amodorrado. Impreciso en la salida del juego, con su inopinado rival con la presión alta, tedioso en el tránsito y previsible en la búsqueda de la portería de Andrés. Ausentes James y Bale —como Ramos y Danilo—, Rafa Benítez envidó con Lucas Vázquez como volante por la derecha, con Isco en la otra orilla. Del primero no hubo planos y del malagueño, enredado más de la cuenta, migajas hasta el servicio goleador a Benzema. A los interiores no les beneficia la rigidez del sistema con los laterales, que apenas ventilan, demasiado acuartelados aunque el contrario no sea de alto rango. Lo mismo ocurre en el eje, donde Kroos y Modric circulan mucho tiempo en paralelo, de sostén, poco proclives al desenganche, a escalonarse en ataque.

Un Granada crecido

Estricto el Madrid, más austero que jovial, el Granada se creció. Actuó siempre con mucho criterio, con Márquez y Khrin como gobernantes, como dos relojes a la hora de jugar hacia las bandas, donde Success dio la lata a Marcelo, o enfilar a El Arabi, un polvorilla entre Pepe y Varane. Lo suficiente para incomodar a su imponente adversario. Cuando el Madrid logró activarse en ataque, más por cuenta individual que gregaria, se topó con Andrés, tan lúcido con los pies como algo tiritón con las manos. Tan eficaz con las botas ante un reto con Cristiano y Modric, como antes lo estuvo Marcelo para limpiar en la raya, y con la pierna derecha, un previsible gol visitante. Luego irrumpió Keylor, valiente y decidido en un duelo esgrimista con Success. El reparto de oportunidades no era producto del juego. Ese era asunto granadino. A equipos como el Madrid les basta con un parpadeo para generar ocasiones hasta en días de barbecho.

Real Madrid,1; Granada,0

Real Madrid: Navas; Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo; Kroos (Kovacic m. 61), Modric; Lucas Vázquez, Isco (Casemiro m. 84), Ronaldo; Benzema (Cheryshev m. 76). No utilizados: Casilla, Nacho, Arbeloa, Jesé.

Granada: Andrés Fernández; Lopes, Lombán, Doria, Biraghi; Khrin, Javi Márquez, Edgar (Nico López m. 76); El-Arabi, Success (Ibáñez m. 60), Rochina (Fran Rico m. 66). No utilizados: Kelava, Babin, Foulquier, Thievy.

Goles: 1-0 M. 54. Benzema

Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a Edgar, Javi Márquez, Khrin, Isco.

Estadio Santiago Bernabéu. Unos 60.000 espectadores.

Con el paso de tiempo poco cambió en el devenir del encuentro, salvo que el Granada, ya en el segundo acto, intentó de entrada anestesiar algo más el juego. Incluso así, El Arabi, con un taconazo sublime, de nuevo abrió la puerta de par en par al nigeriano Success, que ante la sombra de Keylor, picó el balón con el juanete. La mejor respuesta local llegó con Modric, que aflojó los grilletes, y asumió el papel de hilo conductor, tecla con la que no daba Isco cuando centraba su posición. Al Madrid todo le costaba, incluso administrar el ritmo del encuentro. Hasta que precisamente Isco, en fuera de juego por un pelo —mucho más difícil de adivinar que la corrección de El Arabi por varios centímetros—, templó un pase al área, donde solo había huellas de Benzema. El francés, acorralado entre unos cuantos centinelas despistados, cabeceó a unos palmos del portero Andrés.

En ventaja, aún no respiró tranquilo el grupo madridista, con Cristiano desafinado ante el gol y demasiado ajetreo por todas las zonas del campo. El Madrid todavía precisó de Keylor, otra vez agigantado en un mano a mano, esta vez ante El Arabi. El costarricense ya encadena cinco citas consecutivas, cuatro de Liga y una de Champions, sin encajar un gol. Con Navas, el club ha encontrado una tregua en la portería. Ante un encomiable Granada y en una jornada en la que el Madrid jugó con fuego, Keylor resultó capital.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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