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Rua 31 de Janeiro: el “paraíso” de Xabi Alonso y Mascherano

Los jugadores del Bayern y Barça, acusados por la Fiscalía de eludir impuestos, vendieron sus derechos de imagen a empresas ‘fantasma’ de Madeira que comparten el mismo local

Jesús García Bueno
Mascherano y Alonso en 2009 con el Liverpool.
Mascherano y Alonso en 2009 con el Liverpool.Claudio Álvarez

Javier Mascherano y Xabi Alonso compartieron vestuario en el Liverpool y fueron rivales vistiendo las camisetas del Barça y el Real Madrid. Fuera de lo deportivo, sus destinos también se han cruzado: ambos son propietarios de empresas fantasma en el paraíso fiscal de Madeira (Portugal) y andan, por ello, en líos con la justicia. La Fiscalía acusa a los dos centrocampistas de ceder sus derechos de imagen a esas empresas para eludir el pago de impuestos en España. Mascherano ya ha asumido su responsabilidad y ha devuelto 1,5 millones de euros al fisco. Alonso, en cambio, niega la mayor y defiende que ha "cumplido todas sus obligaciones fiscales".

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Anadyr es una región de Siberia que se asoma al estrecho de Bering y que fue administrada, hace años, por el amo del Chelsea, Roman Abramovich. Anadyr es también es el nombre de la empresa que Macherano compró en 2010, tras su fichaje por el Barça, para a continuación venderle sus derechos de imagen por cinco millones de euros. Algo muy similar, pero un año antes (2009) hizo Xabi Alonso. El nombre de su empresa también alude a un área remota, en este caso del sur de Bulgaria: Kardzali. "En los sistemas de fraude internacional, es habitual usar este tipo de nombres para empresas pantalla e instrumentales", apunta un experto en la llamada zona franca de Madeira.

Estructuras "calcadas"

Anadyr se dedica, según las bases de datos consultadas, a distribuir "productos perecederos". En los dos primeros años desde que Mascherano tomó el mando, no constan gastos de personal. Kardzali, por su parte, está orientada a "servicios comerciales diversos" y tuvo una única empleada a la que, simbólicamente, pagaba 70 euros al mes. Un dato más incide en que se trata de empresas meramente patrimoniales y sin ninguna actividad, coinciden fuentes de la investigación. Anadyr y Kardzali —y otras decenas de firmas análogas— comparten el mismo y reducido espacio: la puerta X de la sexta planta del número 12E de la Rua 31 de Janeiro, en Funchal, capital del archipiélago. El 31 de enero, los portugueses conmemoran la revolución (y derrota) republicana de 1891. Los expertos llaman a este tipo de empresas, sin oficio ni beneficio, "nidos" o "buzones".

Las estructuras que permitieron a Mascherano y Alonso eludir impuestos son "calcadas", coinciden las mismas fuentes, y de hecho fueron pergeñadas por la misma persona: Iván Zaldúa, experto en asesoramiento fiscal internacional a deportistas. Zaldúa se apoyó para esa tarea en el empresario andorrano Ignasi Maestre, propietario de Igmasa, dedicada a la gestión de empresas en jurisdicciones "con ventajas fiscales interesantes en Europa", recoge su página web. Carolina Luque, que figura como directora de Igmasa y de las empresas de los dos jugadores, derivó ayer la responsabilidad en los "asesores" y aseguró que la empresa únicamente se dedica a "tareas administrativas y de gestión". Zaldúa no respondió a las llamadas de este diario.

El presunto fraude arranca con la salida del Liverpool del argentino (2010) y del donostiarra (2009). Asesorados por Zaldúa, los jugadores compraron esas empresas (que ya existían) y les vendieron sus derechos de imagen. La ley española permite, desde 1996, que los futbolistas cobren el 85% en nómina —con el máximo de tributación, que supera el 50%— y el resto, a través de una empresa. De esa forma, un 15% de los ingresos pueden pagarse al tipo impositivo más ventajoso del impuesto de sociedades (inferior al 30%).

El truco reside, detallan las mismas fuentes, en que la venta se produjo el mismo año en que el jugador fue vendido al club español. Ese año (verano 2010, para Mascherano) el jugador es todavía residente en Reino Unido, ya que ha pasado la mayor parte del año viviendo allí. De modo que no debe pagar impuestos por esos cinco millones. La cuestión es que la empresa (Anadyr, en este caso) no le paga tal cantidad ese año... porque no la tiene. Pero reconoce una deuda a favor del jugador, que va saldando en años sucesivos. En todo este tiempo, la rueda sigue girando: el Barça paga a Anadyr por los derechos de imagen y la empresa paga después al jugador. Entre tanto, éste sigue sin pagar al fisco. "Así has conseguido cobrar ese 15% sin pagar impuestos, porque el año en que dijiste que hiciste el ingreso no eras residente español", sintetizan las mismas fuentes.

Alonso se defiende

La inspección de Hacienda señala que Mascherano defraudó 1,5 millones solo entre 2011 y 2012 con ese método y con otra empresa de Miami que gestionó sus contratos publicitarios con Nike. El jugador ha abonado la cuota defraudada y ha pagado los intereses. La Fiscalía se ha querellado contra él y tendrá que declarar en un juzgado de Gavà, pero lo más probable es que se solicite una pena mínima por dos delitos fiscales y el caso quede resuelto sin consecuencias penales para el jugador.

Aunque parte de las mismas premisas, la situación de Xabi Alonso es distinta. Hacienda investiga su patrimonio desde hace tiempo y, ahora, ha pedido a la Fiscalía que le investigue. El ministerio público, según adelantó este martes El Mundo, abrió diligencias contra el medio del Bayern de Múnich. El jugador emitió ayer un comunicado en el que indica que ha "cumplido con todas y cada una de sus obligaciones fiscales" y que "actuará en consecuencia siempre en defensa de sus intereses". Xabi Alonso, agrega la nota, "utilizará las medidas que estime oportunas para demostrar" que ha cumplido con Hacienda "de un modo transparente y siempre atendiéndose a la legalidad vigente". A diferencia de Mascherano, defendido por los letrados David Aineto y Diego Artacho, el ex del Madrid sigue confiando su defensa a Zaldúa.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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