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El poder en la sombra de Blatter queda tocado

La causa criminal abierta contra presidente de la FIFA dinamita el proceso reformador y sucesorio que él diseñaba a su medida

Ladislao J. Moñino
Joseph Blatter y Michel Platini en la sede de la FIFA en Zúrich
Joseph Blatter y Michel Platini en la sede de la FIFA en ZúrichPATRICK B. KRAEMER (EFE)

El jueves, el día antes de que la fiscalía le abriera la causa criminal por administración desleal y apropiación indebida, Joseph Blatter arengó a los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA reunido en Zúrich a impulsar las reformas para el buen gobierno de la organización. “No aprobarlas sería traicionar a los millones de aficionados al fútbol”, dijo. El viernes, antes de encontrarse por sorpresa con los agentes de la suizos en la sede de la FIFA, también había estado moviendo los hilos de un proceso reformador y sucesorio diseñado a su medida. Ahora, con este proceso criminal abierto en su contra, sus días pueden estar contados. Blatter tenía pensado mantenerse en el cargo hasta el 26 de febrero para supervisar su sucesión e incluso se llegó a especular con una marcha atrás en su decisión de no presentarse a las elecciones. También la presidencia en UEFA de Michel Platini y su candidatura a dirigir la FIFA quedan tocadas al haber recibido, según la acusación, “un pago desleal de 1,8 millones de euros” de la FIFA.

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Desde que el 2 de junio Blatter puso su cargo a disposición del Comité Ejecutivo y renunció a presentarse a las elecciones, solo cuatro días después de haber sido reelegido, ha seguido dirigiendo la FIFA en la sombra. Ha pretendido marcar los tiempos y establecer una sucesión en la que predominara una entente cordiale entre los directivos salientes y los entrantes que le protegiera. No ha dudado incluso en filosofar y recurrir a Maquiavelo en algunos de los mensajes con los que trataba de trazarse el camino salida que le permitiera un retiro tranquilo. “Los que quiera introducir nuevas leyes tienen como enemigos a los que se sienten bien con las viejas. Las palabras de Maquiavelo nos afectarán mucho en la FIFA en los próximos meses. Las próximas etapas del proceso de reformas no serán posibles sin abnegación y sin concesiones de las partes directamente implicadas”, escribía recientemente Sepp Blatter en el semanario de la organización que aun preside. Su interés por marcar las pautas temporales que incluso pueden beneficiarle para la prescripción de algunas de las acusaciones que recaen sobre si figura ha sido notorio. Ahí ha sido el filósofo chino Confucio ha sido su fuente de inspiración: “Si debes cambiar, hazlo un poco cada día”, escribió.

Sin embargo, las críticas a su controlado proceso reformador no han cesado. “Necesitamos”, advirtió ya en julio el príncipe jordano Ali Bin Hussein, rival de Blatter en las últimas elecciones, “un proceso, un cronograma y una jurisdicción clara. Las reformas son bienvenidas y muy necesarias, pero deben estar en manos del nuevo presidente”.

La endogamia e incluso las sospechas predominan en los perfiles del panel de miembros del comité de reformas en el que figura Gorka Villar, hijo del presidente de la Federación Española de Fútbol, director general de la Conmebol, y asesor de muchos de los implicados en la trama suramericana destapada por la justicia estadounidense. El fallecido presidente de la AFA Julio Grondona, el venezolano Alejandro Esquivel, o el uruguayo Eugenio Figueredo, ambos extraditados a Estados Unidos, son algunas de las peligrosas amistades de Gorka Villar, que también puede ser llamado a declarar por la justicia uruguaya ante la denuncia de extorsión de algunos presidentes de clubes por no seguir los cauces jurídicos de la FIFA.

Blatter, que siempre fue un nómada para trabajar la alta diplomacia y dirigir el fútbol mundial, ha fijado sus movimientos. Desde que estallaron los escándalos de corrupción vive temeroso de un arresto en un país que no sea el suyo. Ha evitado viajar a países con convenios de extradición con Estados Unidos. Su último regate para esquivar a la justicia fue ordenar que el próximo Comité Ejecutivo que debería celebrarse en Japón en diciembre se haga en Zúrich. Aunque puede ser que para entonces ya sea el expresidente de la FIFA.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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