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Del cielo a Ipurúa

El Celta rescata un punto tras encajar un gol tempranero ante un Eibar peleón que le impide alcanzar el liderato

Juncá presiona a Bongonda, del Celta.
Juncá presiona a Bongonda, del Celta.Iñaki Andrés (EFE)

En ocasiones el fútbol es poético, cálido para premiar el esfuerzo, pero en su propia esencia lleva la ser gélido para desmontar pedestales. Al Celta en Eibar no le dio tiempo a sentirse crecido tras tanto elogio en las últimas horas ni a paladear la opción de tener a tiro el liderato. Tras la caricia, la redonda le propinó una bofetada, un gol en el minuto tres que le condenó a un calvario. Acabó, no sin trabajo, rescatando un empate en la recta final de un partido en el que fue de menos a más, justo al revés que el ejemplar y esforzado Eibar.

La desventaja inicial que tanto le dañó mostró que el Celta tiene cuestiones pendientes por resolver y una de ellas tiene que ver con la defensa de las acciones a balón parado. El Eibar encontró ahí un filón previsible por repetido, se topó con un gol en en su primera llegada un córner que prolongó Enrich en el primer palo, donde tocó con tal superioridad que pareció que emergía ayudado entre una touche de rugby. Borja Bastón empujó a la red sobre la línea de gol sin demasiada ortodoxia, pero con todo el oportunismo del mundo, el que le define.

Eibar: Riesgo, Capa, Dos Santos, Pantic, Juncá; Inui (Verdi, m. 78), Adrián González, Dani García, Saúl Berjón (Eddy Silvestre, n. 68); Borja Bastón (Arruabarrena, m. 90) y Sergi Enrich. No utilizados: Irureta, Hajrovic, Julen López y Barrenetxea

Celta: Sergio, Jonny, Planas, Cabral, Sergi Gómez, Augusto, Radoja (Wass, m. 60), Pablo Hernández (Iago Aspas, m. 45), Orellana, Nolito y Bongonda (Drazic, m. 75). No utilizados: Néstor López, Hugo Mallo, Madinda y Guidetti.

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Capa, Dani García, Adrián González, Dos Santos, Hernández, Radoja, Orellana

Goles: 1-0. m. 3. Borja Bastón; 1-1, m. 75, Iago Aspas

Ipurúa. Unos 8.000 espectadores

Uno arriba, el Eibar trabajó con un cierto relajo, jugó con la prisa del rival, que se había encontrado con una mala noticia ya en el calentamiento. Fue entonces cuando el sueco Guidetti no se sintió en condiciones de jugar lastrado por un proceso gripal. Entró Bongonda porque el plan de Berizzo era guardar a Iago Aspas, que ya no había podido acabar su exhibición ante el Barcelona por unas molestias musculares en un gemelo. Sin una referencia arriba, Orellana se alineó de inicio como falso nueve, auxiliado por Hernández, un llegador que no da llegado. Con esos mimbres apenas molestó el Celta a un Eibar que llevó al partido donde quiso, le puso su ritmo y se lo quitó al rival, incomodado, sin el balón, con apenas una llegada en velocidad de Bongonda como único argumento para opositar durante tres cuartos de hora al empate.

El Eibar se hizo fuerte en el esfuerzo y a partir de ahí gestionó su ventaja, sin comodidad, pero con solvencia. Apenas dañó el Celta, que en el descanso retiró a Hernández para dar cancha a Iago Aspas, lo que llevó unos metros hacia atrás a Orellana para manejarse entre líneas y encontrar algún socio, por ejemplo a Nolito. En esa filtración encontró el Celta la capacidad de sorprender al rival, que con todo, nunca dejó de mirar hacia la meta de Sergio Álvarez. Inui tuvo el segundo a los diez minutos de la renaudación y poco después el portero gallego frustró un remate de Borja Bastón, un delantero que necesita apenas media pulgada para desenfudar.

Apretó el Celta, que reclamó un par de manos en el área local que no parecieron intencionadas y que el criterio arbitral pasó por alto. Tuvo más voluntad que claridad, pero expuso lo suficiente para marcar al explotar una superioridad en la banda derecha que culminó Jonny en la línea de fondo con un centro que remató Iago Aspas. Para entonces el Celta había entendido y descifrado el partido, ya tenía al Eibar sometido. El manejo celeste tenía condenado al Eibar a encontrar opciones apenas a la contra o a balón parado. No lo hizo. Encontrado el hilo, con Aspas y Wass ayudando a conformar un once más coherente y con más recursos que el del principio, el Celta se fue a por los tres puntos. Dio la impresión de que le faltaron minutos.

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