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Inglaterra busca experiencia

El XV de la Rosa repesca del veterano Nick Easter para trasladar su resurgir en el Mundial de 2007 a una plantilla inexperta

Nick Easter, en la concentración de Inglaterra.
Nick Easter, en la concentración de Inglaterra.Henry Browne (REUTERS)

En su intención de convertir una debilidad en una fortaleza, Inglaterra ha repescado a un veterano para la semana más exigente de su historia. El tercera línea Billy Vunipola, clave durante el último Seis Naciones y muy activo en la derrota del sábado contra Gales, ha dejado este lunes la convocatoria con una lesión en la rodilla. De vuelta llega el veterano Nick Easter, de 37 años. No se espera mucho de él en el campo, pero su presencia puede acabar resultando decisiva en esos intangibles emocionales para una plantilla que, en palabras del ala Jonny May, afronta “la semana más importante de sus vidas”.

Una llamada sorprendió a Easter en la mañana del lunes en Guildford, a unos 20 kilómetros del hotel de la selección inglesa en Pennyhill Park, junto a Bagshot. El número 8 inglés recordó su pesar una reciente mañana de jueves, 27 de agosto, obligado a hacer las maletas en la última tanda de cortados por el técnico, Stuart Lancaster. Consciente de que sus mejores días habían pasado, quería más que nadie salvar el corte, experimentar una última cita de grandes dimensiones. En este tiempo se ha mantenido en forma con su club, los Harlequins. “¡Por fin ha terminado mi segunda pretemporada!”, sonrió antes de definirse “muy fresco” y “satisfecho” con su físico.

“Con los años ganas experiencia en la toma de decisiones, sabes gestionar mejor lo que quiere el árbitro y adquieres una cuota inevitable de liderazgo. Eso es lo que intentaré dar al equipo”. Easter fue un pilar clave en que Inglaterra lograra rehacerse a una categórica derrota contra Sudáfrica en la fase de grupos del Mundial de Francia 2007 para acabar disputado la final, donde también cayeron ante los Springboks. “Siempre sirve de refresco tener alguien nuevo en el grupo. Él ha estado ahí, ha conseguido muchas cosas y puede tener un comentario positivo para muchos”, ha añadido May. Solo tres de los 31 elegidos en agosto por Lancaster ostentaban un historial de más de 50 internacionalidades. Ahora ya son cuatro.

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El equipo inglés se rehízo en 2007 eliminado a Australia en cuartos de final, uno de los grandes recuerdos de Easter. La gran rivalidad entre hemisferios del rugby, con permiso de la que comparten Francia y Nueva Zelanda, vivirá este sábado una cita mayúscula, pues los ingleses sufrirían el capítulo más oscuro de su rugby si cayeran eliminados a las dos semanas de estrenar su Mundial. “Con la historia de los dos países, no solo en rugby sino en críquet, es un choque que siempre estás deseando afrontar”.

Easter analizó la clave de la derrota con Gales en la falta de constancia en el tramo final. “Hay que mantener la concentración durante 80 minutos, y los chicos entienden eso ahora”. Mientras Easter se preparaba para incorporarse, la plantilla se reunió en la mañana del lunes para trazar una línea roja sobre lo ocurrido y pensar solo en Australia. En su primer encuentro con sus compañeros, el veterano inglés vio signos positivos. “Me han dicho que han pasado página, pero lo he visto en sus ojos, en algunas sonrisas. En el deporte profesional tienes que estar seguro de mantenerte en el mismo nivel, ni subirte ni venirte abajo”.

Mientras, la prensa inglesa ha criticado la decisión del capitán, Chris Robshaw, por buscar el ensayo y rechazar el empate. “Parece que nadie ha cometido un error en su vida o ha tomado una decisión que le haya salido mal”, criticaba su compañero Richard Wigglesworth. El cuerpo técnico pidió apoyo a toda la sociedad para tantos días al borde del precipicio. “Necesitamos el apoyo de todo el mundo. Vamos a por ello, somos ingleses y queremos hacerlo bien. Estemos todos detrás del equipo, ¡ayudémosles! Traslademos ese sentimiento de país y hagámoslo juntos”, ha sugerido el técnico Andy Farrell

Tras una carrera llena de repeticiones, Easter anhela una experiencia desconocida, quizás una última ilusión: jugar un partido en Twickenham por la noche, entre focos y llamaradas. “Será dos o tres veces mejor que cualquier otro partido. Cuando lo pienso… “ De repente, sus ojos volvieron a iluminarse.

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