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Madera de equipo

Luis Enrique recuperó el dibujo táctico del inicio de la pasada temporada para remontar ante el Bayer en ausencia de Messi

Iniesta, rodeado de jugadores del Leverkusen, el martes en el Camp Nou.
Iniesta, rodeado de jugadores del Leverkusen, el martes en el Camp Nou.Vicens Gimenez

Nada más llegar al Barcelona, Luis Enrique se mostró convencido de que su continuidad en el cargo estaría justificada únicamente por los resultados, de manera que renunció a cualquier experimento en el Camp Nou. El técnico asturiano dio a entender que prefería la seguridad táctica al riesgo ante una afición acostumbrada al mejor fútbol. De entrada, armó un equipo sin extremos pero muy largo, con transiciones kilométricas en el centro del campo, y que se partía con facilidad con una ventaja: era demoledor en las áreas. Bravo cazó las pocas ocasiones que le llegaron, hasta permanecer imbatido las nueve primeras jornadas de Liga, 776 minutos seguidos. Por ahí creció el equipo, a veces con tres centrales —enroscado Busquets en la faena— y dos laterales de ida y vuelta; muchas en un cómodo 4-4-2, con Messi por detrás de los delanteros, libre “para que haga lo que le dé la gana”, según el ideario de Luis Enrique.

El dominio de las áreas

Muy práctico, el asturiano apostó por el caos futbolístico, hasta cierto punto controlado, por el ir y venir, y la afición, que había visto ganar al Barcelona de Guardiola con el babero puesto, fue paciente. Todos querían ganar y Luis Enrique terminó por ganarlo todo. Al aficionado le dio igual si jugó mejor o peor en el arranque. Al final, no se acordó de nada. Justo lo que necesita ahora, más que nunca. Nervio.

Pero la situación ha cambiado. Ahora es campeón de todo y ni por esas se relaja. Y el panorama ha cambiado. De entrada, el Barça se fue de gira, en contra del criterio del entrenador, y no hizo pretemporada, una de las causas de las múltiples lesiones de las últimas semanas: se volvió a romper Vermaelen, cayó Bravo y se fue al quirófano Rafinha. Y por perder Luis Enrique ha perdido dos meses a Messi y tres días después a Iniesta, por unas semanas.

“Parece una broma”, se resigna el técnico, que pidió a un periodista una respuesta a lo que estaba pasando. “¿Lo sabes tú? Soy el mismo entrenador, trabajamos de la misma manera, somos los mismos y ya ves. A veces llueve y a veces no”. El año pasado sumó todo, este no deja de restar. Incluido a Messi, el jugador que más goles, remates a portería, asistencias de gol, pases y regates hizo la pasada Liga. “Hay que ver de qué madera está hecho este equipo”, instó Luis Enrique. Ya lo sabe.

En el entreacto contra el Bayer Leverkusen, con 0-1, buscó alternativas que le daban confianza. “El entrenador vio cosas que nosotros no habíamos percibido y cambiamos el sistema”, explicó Luis Suárez después del remonte (2-1). El uruguayo y Sandro, después Munir, se juntaron en punta y a su espalda se movió Neymar. Metidos por dentro los volantes, corrieron los laterales, especialmente acertado Jordi Alba, y la estadística le dio la razón al entrenador azulgrana. En la primera mitad, el Barcelona probó cuatro veces al portero Leno; en la segunda parte hubo 13 remates. “El empuje y la lucha del equipo en un partido con muchos condicionantes adversos fueron la clave para sacarlo adelante. Podemos hablar de cualquier aspecto táctico, pero sin esa lucha no hubiéramos ganado”, convino Mascherano. “No aguantamos más”, resumió Schmid, técnico alemán.

En su búsqueda para darle la vuelta al marcador, el Barcelona perdió control —ya no cuenta con Xavi para regular las marchas—, tuvo menos paciencia —la posesión pasó del 73,4% al 66,9%— y repartió menos pases —de 366 a 309—, pero fue más intenso (en el segundo tiempo ganó un 15% más de los duelos individuales). “En la segunda parte vi a un equipo más confiado que intentaba generar fútbol, si no a través de lucidez y buen juego, sí por medio de la voluntad. Los jugadores le dieron la vuelta a un partido muy difícil y estoy satisfecho de este equipo”, opinó Luis Enrique. Buscó madera y la encontró a pesar de que el público se puso muy nervioso con el equipo después de pitar el himno de la Champions.

Hasta 14 lesionados en solo dos meses y medio

El Barcelona de Luis Enrique comenzó la temporada el 13 de julio. Desde entonces han pasado 80 días y ya han visitado la enfermería, por distintas razones, 14 jugadores azulgrana. “Esto de las lesiones empieza a parecer ya una broma”, soltó el entrenador asturiano tras la victoria frente al Bayer Leverkusen. La plantilla ha sufrido nueve ausencias por problemas musculares (Adriano, en dos oportunidades, Douglas, Jordi Alba, Sergi Roberto, Bravo, Vermaelen, Alves e Iniesta), dos jugadores han sufrido lesiones de rodilla (Rafinha y Messi), a los que se le sumaron una contusión (Sandro), unas molestias cervicales (Jordi Alba) y unas paperas (Neymar).

El cuadro de Luis Enrique ha tenido un inicio de curso a un ritmo frenético. Ha disputado 16 partidos (cinco amistosos y 11 oficiales) en los primeros dos meses y medio de competición. “Estamos en una situación compleja en cuanto a números de efectivos lesionados”, aseguró Mascherano. “No podemos contar con jugadores importantes, pero para eso está la plantilla. Cuando un equipo gana cosas importantes significa que hay fondo de armario”, completó el Jefecito.

Luis Enrique, por ahora, no le encuentra explicación a la cantidad de lesionados. “Pues no tengo ni idea”, dijo. “La verdad es que estamos teniendo muy mala suerte. Yo soy el mismo entrenador que el año pasado y mi fantástico equipo de profesionales es el mismo y el año pasado no tuvimos casi ninguna lesión y ahora estamos con un sinfín de lesionados”, explicó el técnico, que ayer convocó para el entrenamiento a seis jugadores del filial que se unieron a los 16 profesionales disponibles.

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