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El Sevilla se asusta ante la Juventus

Triste partido del conjunto andaluz, que jamás puso en apuros el fácil triunfo del campeón italiano, superior de principio a fin Morata, primer español que anota en cinco partidos consecutivos de Champions

Rafael Pineda
Morata celebra el gol contra el Sevilla en Champions.
Morata celebra el gol contra el Sevilla en Champions.M.Pinca (AP)

Triste, y mucho, el partido del Sevilla en Turín, donde jugó asustado y acobardado ante una Juventus superior, a la que jamás exigió. El conjunto de Emery, lastrado por un defensivo planteamiento, no compitió y cometió el tremendo pecado de no creérselo nunca. Si bien es cierto que el campeón italiano es mejor equipo en todos los aspectos que el andaluz, también lo es que el Sevilla tiene armas para, al menos, ponerle las cosas complicadas. Ni lo intentó el Sevilla, embutido en un traje de frustrante inferioridad, entregado como un cordero a un rival que lo despachó casi sin despeinarse.

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Los de Emery no tuvieron ni nervio ni fútbol. En su incomparecencia, ni siquiera mostraron agresividad para hacer un partido incómodo. No hubo nada, solo contemplar las evoluciones de la Juventus en espera de un milagro, de una jugada de fortuna, de que le tocara la lotería. Igual el liderato del grupo no es objetivo del Sevilla, pero mostrarse tan inferior duele, puesto que se demuestra con demasiada resignación que el gran escaparate de la Liga de Campeones, el de jugar en la casa del campeón italiano y el subcampeón de la competición, le viene demasiado grande. Tanto le costó llegar. Tanto esfuerzo se dejó en el camino que dolió ver al Sevilla tan entregado y a manos de su rival.La Liga de Campeones exige más pasión. Por la grandeza del rival y por la magnitud del escenario, por la propia esencia de la competición.

Juventus,2 - Sevilla,0

Juventus: Buffon; Cuadrado, Barzagli, Bonucci, Chiellini, Evra; Hernanes, Khedira (Alex Sandro, m. 75), Pogba; Morata (Zaza, m. 79) y Dybala (Rugani, m. 88). No utilizados: Neto; Lemina, Pereyra y Vitali.

Sevilla: Rico; Coke, Andreolli, Kolo, Tremoulinas; Konoplyanka, Krychowiak, Nzonzi (Iborra. M. 65), Krohn-Dehli; Reyes (Juan Muñoz, m. 78) y Gameiro (Immobile. m. 65). No utilizados: David Soria; Mariano, Luismi y Cristóforo.

Goles: 1-0. M. 40. Morata. 2-0. M. 87. Zaza.

Árbitro: Jonas Eriksson. Amonestó a Coke.

Juventus Stadium. 36.640 espectadores.

El método escogido por el Sevilla para pelear con la Juventus fue de equipo acomplejado. Un 4-4-2 con las líneas muy juntas y un repliegue intensivo. Vamos, que el Sevilla se acostó en las cercanías de su área a esperar a la Juventus, cediendo el balón, el espacio y cualquier iniciativa en el juego. Los de Allegri son un gran equipo, todavía en construcción, y agradecieron la táctica con un dominio brutal. Eso sí, carece de jugadores capaces de hilvanar el juego entre líneas, por lo que su abrumador dominio no se tradujo en un número importante de ocasiones.

El Sevilla no existía, acomplejado, entregado a una defensa encomiable, carente de cualquier autoridad para hilvanar alguna jugada, algún movimiento en ataque que pudiera poner en apuros a la Juventus, demasiado cómoda. Chocaba ver a Reyes de delantero, sin contacto con el balón. Ni Nzonzi ni Konoplyanka entraban en juego y solo la entereza de Kolo y Krychowiak mantenían al Sevilla con vida. Eso, y que dos disparos, uno de Hernanes y otro de Dybala, no entraron de milagro en la meta defendida por Rico. Movido de un lado a otro, el conjunto andaluz resistía con cierta dignidad, por más que el pleito mostraba una pelea de niños contra hombres. Se demostró en un contacto entre Pogba y Reyes, donde sobresalió la insultante fortaleza del francés, y también en la jugada que desbarató el apocado planteamiento de Emery. Un balón bombeado al área fue rematado por Morata después de un sensacional salto.

Después de 40 minutos nadando, el Sevilla se ahogó cuando las aguas parecían más calmadas, cazado en una jugada demasiado previsible. El remate ajustado, pero flojo, del internacional español no encontró respuesta ni en Rico, que hizo la estatua, ni en la defensa de Andreolli. Morata, por cierto, es el primer nacido en España con cinco goles seguidos en la competición, cuatro ante equipos españoles (Madrid, Barcelona y Sevilla).

El gol no alteró los pulsos del equipo de Emery. Ni dio un paso adelante ni le metió al partido el nervio que exigía. La Juventus, incluso, se permitió el lujo de tocar y tocar el balón, lo que a veces le dio al encuentro un ritmo tedioso. De vez en cuando apareció Rico, que salvó el tanto en dos ocasiones ante Dybala, mientras el partido se encaminaba hasta su precipicio. Solo el corto marcador jugaba a favor del gris Sevilla. El 1-0 podía verse alterado en una jugada aislada, en un balón parado, en un milagro llegado del cielo. Por supuesto, no llegó. Sí el segundo de la Juventus.

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