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La triple reivindicación de Paula Palomares en la Supercopa

La jugadora del Alcobendas se convierte en la sexta en participar en el concurso de triples tras firmar la mejor marca desde el 6,75 en la temporada de su regreso tras su maternidad

Faustino Sáez
Paula Palomares
Paula Palomaresacbphoto

En mitad de una legión de gigantes, una niña de 16 meses se sentará este sábado en el banquillo del pabellón Martín Carpena de Málaga para asistir de cerca al concurso de triples de la Supercopa Endesa en los prolegómenos de la primera final de la temporada. La pequeña Carlota verá a su madre, Paula Palomares, convertirse en la sexta jugadora en participar en el torneo organizado por la ACB agrandando una lista de pioneras en la que aparecen Nieves Anula (1999-2000 y 2000-01), Sandra Gallego (2001-02), Rosi Sánchez (2002-2003), Amaya Valdemoro (2004-05) y Marta Fernández (2005-06). Una década después, el baloncesto femenino volverá a tener un hueco para reivindicarse en la fiesta inaugural de la canasta.

“Para tranquilizarme, todo el mundo me dice que ya con estar aquí es un premio, pero ya que me invitan quiero hacerlo bien y dar la talla. El hándicap es lanzar en ese ambiente con un pabellón lleno y ante especialistas del tiro como Carroll. Todo me ilusiona y me da miedo a la vez. Pero lo que es seguro es que la experiencia no la voy a olvidar nunca”, cuenta Palomares, que recoge el testigo de Josh Ruggles, el adolescente estadounidense que se hizo con una plaza en el concurso después de entrar en el libro Guinness y además se proclamó campeón en las dos últimas ediciones. En esta ocasión, la jugadora madrileña del Alcobendas, de 31 años y 1,72m, se ganó la convocatoria después de una lustrosa plusmarca. Con 3,2 triples por partido, la temporada pasada firmó el mejor promedio en el baloncesto profesional español con un sobresaliente 44,1% (71/161) desde la línea del 6,75 en Liga Femenina 2 (Alberto Corbacho, líder de la estadística en la Liga Endesa no pasó de los 2,8). Un récord que llegó después de estar un año y medio fuera de las pistas tras su maternidad.

“Siempre he sido muy delgadita y en el embarazo cogí peso. Al volver a jugar lo noté mucho. No me veía rápida, me daba miedo penetrar y comencé a tirar desde lejos”, explica

“Siempre he sido muy delgadita y en el embarazo cogí peso. Al volver a jugar lo noté mucho. Yo creo que mejoré mi porcentaje de tres porque como no me veía rápida me daba miedo penetrar y pasar y comencé a tirar desde lejos. Lancé muy poco de dos”, explica. Junto a su marido, el jugador Lucas Victoriano, planeaba su vida en Argentina cuando la visita para presentar a Carlota a su familia acabó estirándose en el tiempo. “No pensaba volver, pero al llegar a España una compañera de equipo me propuso jugar en el Alcobendas y a Lucas también le salió una oferta de trabajo. Fue cuando nos planteamos quedarnos. Con el embarazo entendí que ponía punto final a mi carrera, pero echaba mucho de menos el baloncesto y, sobre todo, el competir. Les costó poco convencerme”, repasa. “Se puede ser madre y jugadora a la vez pero profesionalmente, en Liga 1, es complicado. Yo tuve ofertas de Primera, pero entrenar por la mañana y por la tarde me quita mucho tiempo de estar con mi hija y por eso estoy en Segunda División”, analiza tras 12 años de carrera forjada a contracorriente.

“Siempre he estado sufriendo, en equipos que luchaban por no descender. Las dos veces que se ha hablado de mi han sido porque me acogí al decreto 1006 para salir del Estudiantes en 2004 y ahora por el concurso de triples”, reconoce antes de rememorar sus comienzos. “Empecé a jugar al baloncesto porque mis padres me apuntaron a un campus con mi hermana que ya lo practicaba. Con 11 años yo era igual de alta que ahora [1,72m] y el entrenador que tuve me propuso ir al Estudiantes porque él era socio del equipo. Ahí empezó todo. Me cambié de escuela, me marché al Ramiro [de Maeztu] y comencé a tomármelo en serio. En edad junior me dieron la oportunidad de debutar con el primer equipo y aluciné con todo. Llevaba el 13 de Azofra, me encantaban él y Gonzalo Martínez”, relata. Creció idolatrando a Nives Anula que, en el Europeo de Francia de 2001, lideró con 28 puntos en la final el primero de tres bronces continentales consecutivos que inauguraron la edad de oro del baloncesto femenino español. “Metía todos los partidos 25 o 30 puntos y con ella me enganché al baloncesto profesional. Era el referente de todas. También recuerdo ir a ver partidos de Amaya [Valdemoro] en el Pool Getafe a finales de los 90”, señala.

Paula Palomares
Paula Palomaresacbphoto

Referente de la selección en las categorías sub18 y sub20, su palmarés con la absoluta se limitó sin embargo a un bronce en los Juegos de Mediterráneo de 2005. En Zaragoza tuvo su mejor periplo y en el lustro que vistió la camiseta del Mann Filter afinó su puntería. “Pasé de una hora y media de entrenamiento a cinco horas al día y me volví más especialista. Con Pedro Martínez de entrenador practicaba muchísimo. Tenía que meter 100 triples en cada entrenamiento”, apunta. En Málaga, los focos serán para Paula Palomares, el elenco de tiradores lo completan Álex Abrines, Jaycee Carroll, Drake Diener, Dani Díez, Demond Mallet, Álex Mumbrú y Sasu Salin. Después del concurso, los carros con los balones naranjas y el tricolor, se convertirán en calabaza. “Jugaré el domingo en Mallorca con mi equipo porque los horarios me permiten llegar a tiempo. Haré doblete. Es un poco paliza porque el vuelo sale a las siete de la mañana, pero la experiencia merece hacer el esfuerzo”, cierra.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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