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Etxeita, el central que supo esperar

La llamada de Del Bosque premia la laboriosidad y la paciencia del jugador del Athletic

Etxeita defiende a Stuani, del Espanyol, durante un partido con el Athletic
Etxeita defiende a Stuani, del Espanyol, durante un partido con el AthleticGETTY

Andaba San Mamés cavilando sobre si Del Bosque convocaría a Aduriz para la doble cita de La Roja contra Luxemburgo y Ucrania y el timbrazo le despertó con dos nombres: uno más habitual, el de Mikel San José, un futbolista muy del gusto del técnico salmantino, y otro absolutamente sorprendente, Xabi Etxeita, que no figuraba en apuesta alguna para suplir la baja por lesión del realista Iñigo Martínez. Seguramente Xabi Etxeita (Amorebieta, 27 años) se guardó la alegría para la intimidad y ahorró gestos para la galería. A fin de cuentas, el central del Athletic tampoco puso malas caras cuando de regreso a Bilbao, en 2013, tras tres temporadas en el Elche donde jugó 99 partidos de Liga y Copa, se vio relegado al último banco del equipo, el que a menudo conduce a la grada y mina la moral de los más débiles. Etxeita no alzó la voz. Pese a participar en solo tres partidos, se refugió en el habitual "entreno para convencer a Valverde e intentar ponérselo difícil a mis compañeros", un ritual que en su caso era un acto de sinceridad porque todos los que le han tenido a sus órdenes, incluido Valverde, han destacado su capacidad de concentración, el principal aval de una regularidad que finalmente tuvo premio.

Etxeita debutó con el Athletic en la temporada 2009-2010, con Caparrós en el banquillo, frente al Recreativo en el estadio Colombino, pero su presencia en el equipo se limitó a tres partidos de Liga (otra vez el tres en su casillero), uno de Copa y uno de Copa de la UEFA para acabar la temporada en el Cartagena, con 14 partidos y un gol. El Elche, después, fue su segunda casa, allí maduró, se curtió en la pelea, cogió ritmo de competición y redondeó su estancia en el Mediterráneo con el ascenso del equipo franjiverde a Primera. Cuentan que su regreso a Bilbao fue un empeño del presidente Josu Urrutia, más que de Valverde, que, sin embargo, no lo veía con malos ojos. Lo cierto es que el técnico tenía ya cuatro centrales por delante del vizcaíno: Gurpegui y Laporte -los titulares- y San José y Ekiza, por detrás. Y a Etxeita se le fue un año en blanco entre múltiples rumores que anunciaban una nueva y definitiva salida del Athletic en la que él nunca pensó.

Pero Ekiza se fue, Gurpegui cumplía años y San José comenzó a alternarse como central y como medio centro (la posición más habitual ahora y en la que más le gusta a Del Bosque). Y San Mamés pudo ver a un central espigado, agresivo, poderoso en el juego aéreo y, sobre todo, rapidísimo para ir al cruce cuando el rival supera la línea de presión del Athletic. Etxeita no destaca por su limpieza para sacar el balón jugado desde atrás, una tarea que corresponde a Laporte, su compañero de fatigas estas dos últimas temporadas. Tampoco lo intenta. Prefiere buscar al medio centro o al exterior más cercanos y concentrarse de nuevo por si el rival regresa con ganas de batalla. Más allá de virtudes técnicas, Etxeita ha demostrado que sabe sobreponerse al mayor sufrimiento de un futbolista: no jugar y cuando toca hacerlo, conseguir que parezca que no ha dejado de jugar ni un solo partido.

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