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La doble lección de Nueva Zelanda

Los ‘All Blacks’, perfectos en la fase de grupos, ajustan cuentas con Tonga interrumpiendo su danza de guerra (47-9)

Ma'a Nonu en la victoria de su selección ante Tonga
Ma'a Nonu en la victoria de su selección ante TongaP.Walter (Getty Images)

Tres años después de ser humillados 102-0 en su derrota más sonrojante, los tonganos desafiarían en 2003 el código de etiqueta ante la Haka neozelandesa. El protocolo decía que debían respetar la danza de guerra rival antes de representar la suya, la Sipi Tau. Tuvieron el atrevimiento de interrumpir los últimos compases, una afrenta que los All Blacks se guardaron para devolverles 12 años después. La memoria es eterna en un deporte tan simbólico y esta vez fueron los neozelandeses los que pisaron el final de la danza rival, con una agresiva versión en forma de árbol navideño. Con ese mensaje mantuvieron la perfección en la fase de grupos, el único equipo que ha ganado todos los encuentros de la primera ronda en los ocho mundiales disputados.

Con el mismo simbolismo honraron a Ma’a Nonu, que salió en solitario al césped de St James’ Park de Newcastle en su centenario con la marca hegemónica del rugby, un honor que solo comparte con otras cinco leyendas. El centro, de 33 años, apenas arrancaba su carrera en aquel recuerdo ante Tonga; un tierno talento que ya mostraba el saber estar de un veterano, un digno relevo a Tana Umaga. Se ganó ese instante que resaltara su constancia, su potencia infinita para abrir auténticas autopistas a su trasera.

Sería el otro centro neozelandés, Conrad Smith, quien quebraría por primera vez los diques tonganos con ese pensamiento fugaz que define el juego de los grandes, recibiendo el balón de Sam Cane para asistir en la centésima precisa a la carrera del zaguero Ben Smith. Dan Carter, con el acierto de cara a palos que pareció perder ante Georgia, encaminó a su selección al segundo ensayo con una cesión genial sin el apoyo de la mirada. Segundos después, el delantero Tony Woodcock aprovecharía la superioridad numérica para firmar la marca.

Resistió con honor Tonga, dominando en delantera a los All Blacks con su enorme melé. Discutieron el dominio territorial, obligando a retroceder a tan noble rival con cada costalazo, alimentando su orgullo con cada centímetro. Y así llegaron al último suspiro de la primera parte, forzando la amarilla a Kieran Read por derribar un maul al filo del ensayo. Asumió un pulso grandioso Tonga, cambiando un cómodo tiro a palos por una melé a cinco metros. La hundieron los All Blacks, una vez, dos… Con uno menos, estaban al borde del ensayo de castigo, la gran afrenta al orgullo. Y repitieron melé los modestos oceánicos en busca de una gloria que finalmente les sería esquiva por un balón injugable.

Cuando Nueva Zelanda se enfrente el próximo sábado a Irlanda o Francia en cuartos, lo hará sin que su XV titular se haya mostrado intratable. Eso sí, podrá esgrimir su inevitable despegue final. Si algo ha demostrado los campeones es un banquillo inagotable, un arsenal que ninguna selección parece capaz de discutir, menos aún Tonga. Es inabarcable frenar a un ala como Nehe Milner-Skudder, titular consolidad apenas tres meses después de su debut. Su velocidad de crucero le vale para amortiguar una deliciosa patada rasa de Ben Smith; su corpulencia hace inútil que los rivales intenten placarle junto a la línea de marca. Tras sus dos ensayos, la precoz marca de un suplente de lujo como Sonny Bill Williams, ovacionado al salir. Y la de Sam Cane, un suplente de lujo para el capitán Richie McCaw, ausente por una leve molestia en el muslo.

El guión exigía que Ma’a Nonu pusiera el fin de fiesta en esa Newcastle donde Jonny Wilkinson se exprimió a sí mismo en cada entrenamiento, una ciudad que celebraba la visita del oval en un templo futbolístico con varios paraguas rojos y negros presidiendo su estación de tren. Lo agradecería el centro, habilitado por otro acelerón supersónico de Milner-Skudder. Cuando amortiguó el cuero solo quedaba acelerar hacia tierra prometida, rumbo a una zambullida centenaria.

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