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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

‘This is Jürgen Klopp’

Jügen Klopp, durante la presentación con el Liverpool.
Jügen Klopp, durante la presentación con el Liverpool.P. E. (AFP)

“A mí me gusta el heavy metal”. Jürgen Klopp, nuevo entrenador del Liverpool.

Hace demasiados años que lo mejor del Liverpool es su himno. No ha ganado la liga inglesa en un cuarto de siglo pero el We’ll never walk alone es insuperable. Cualquiera en cualquier lugar de la tierra oye a los fieles cantándolo en el estadio de Anfield y, en esa reacción biológica tan auténtica como misteriosa, se le pone la piel de gallina.

No ocurre con el himno de ningún otro club, con la posible excepción del del Sevilla que, aunque menos conocido en el mundo, también conmueve. Pero los demás dejan fríos a los neutrales. El del Manchester United, “Glory, Glory Man United”, es banal; el del Barcelona, “Tot el camp es un clam”, infantil; el del Real Madrid, “Hala Madrid”, pomposo; el del Chelsea, “Blue is the colour”, como algo de las Spice Girls, en su peor versión. Pero “You’ll never walk alone”, tanto la letra como la música, apela a los grandes valores; respira solidaridad, nobleza, pasión, gloria.

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Jürgen Klopp, el alemán nombrado entrenador del Liverpool el viernes, da toda la impresión de ser un líder a la altura de las aspiraciones que contiene la canción, cuya letra, según cuentan en su país, se la sabe de memoria. Si hay una figura en el mundo del fútbol cuyo carisma coincide con la mística del Liverpool, es Klopp. Las personas que tienen carisma, esa cualidad que siempre y en todo lugar seduce a las multitudes, poseen una enorme confianza en sí mismas. Es algo que va más allá de la arrogancia, la otra cara de cuya moneda es, infaliblemente, una inconfesable inseguridad personal. El carisma parte de una profunda convicción de que uno es especial, tan especial que no tiene ninguna necesidad de contárselo a nadie porque no existe ninguna duda de ello: todo el mundo lo ve y lo reconoce.

En su primera rueda de prensa tras aceptar su nuevo cargo le preguntaron a Klopp, aludiendo a la famosa frase de José Mourinho cuando inició su carrera en el Chelsea, si llegaba al Liverpool como “The Special One”. Klopp contestó que no, que él era “The normal one”; que el club era especial, no él. Lo cual no es del todo cierto, pero al decirlo demostró otra faceta de su encanto: una facilidad para no tomarse demasiado en serio, para reírse de sí mismo. Como cuando alegremente admitió, en otra muestra de lo cómodo que se siente en su piel, que como jugador había sido mediocre.

¿Qué hará Klopp con el Liverpool, un equipo anémico últimamente que languidece en el medio de la tabla inglesa? Lo que no hará es seguir el ejemplo de su antecesor, Brendan Rodgers. Un buen hombre, el norirlandés Rodgers, con una noble misión. “El trabajo de mi vida”, declaró cuando llegó al Liverpool en 2012, “ha consistido en intentar demostrar que los jugadores británicos saben jugar”. Triste esa frase. Delató el complejo de inferioridad que tienen en Gran Bretaña respecto a lo que llaman “el fútbol continental”, entendido como un estilo de juego artístico, geométrico, inteligente, basado en la posesión y en jugadores de una refinada técnica, cómodos con el balón en los pies.

Rodgers quería seguir el ejemplo español con jugadores británicos pero no pudo, por el simple motivo de que Gran Bretaña, sea por cuestiones genéticas o culturales, no produce futbolistas como Xavi Hernández, David Silva, Santi Cazorla o Andrés Iniesta. Klopp, en cambio, conoce la materia prima de la que dispone, sus limitaciones y sus virtudes. Sabe que por naturaleza lo que sí tienen los jugadores de las islas es otra cualidad que se atribuyen, quizá con menos razón, los españoles: la furia. Y su propósito en el Liverpool va a ser canalizar esa furia, esa sed de gloria que emana de las gradas de Anfield, y convertirla en títulos.

Lo dijo en su rueda de prensa. “Empezaremos a jugar un fútbol muy emocional. Esto es importante en Anfield. No puedes tener el mejor ambiente del mundo y jugar de otra manera”. Y agregó: “Soy un romántico del fútbol…lo que verán es emoción, velocidad…espíritu de lucha”.

Dan envidia hoy los aficionados del Liverpool. Ha llegado Klopp, Jürgen Klopp, a tomar al mando de la caballería de los Reds. “This is Anfield” reza la famosa consigna. Hay razones para soñar que Anfield será Anfield una vez más.

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