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El ‘11’ no va de farol

Neymar marca su primer póker con el Barcelona y se convierte en ‘Pichichi’ de la Liga

Luis Suárez le da el balón a Neymar tras el partido.
Luis Suárez le da el balón a Neymar tras el partido.vicens giménez

Hay defensas de la Liga que coinciden al reconocer que Neymar es algo así como una gota Malaya en el campo, un incordio de principio a fin, desesperante por incisivo y participativo. “No se esconde nunca”, cuentan. Hay uno, en concreto, que llegó a pedirle un día que le concediera tregua. “Oye, ¿y si paras un ratito?”, explica un zaguero español que le dijo una tarde durante un partido, harto de perseguirle. Nada se sabe de lo que le dijo Nacho ayer durante la primera parte, cuando le sufrió de lo lindo. En el descanso, Paco Jémez le reemplazó por Dorado y mandó a Llorente a vigilar al 11. No le sirvió de mucho. El brasileño ligó dos comodines en la primera mano del juego, dos penaltis, y dos ases en el descarte, hasta completar un póker, el primero que consigue en el Barça. Lleva 64 goles en España, y con los cuatro de ayer, es el Pichichi de la Liga. “Ha sido uno de mis mejores partidos desde que llegué, sin duda está en el top 10”, reconoció tras el partido. “Está electrico”, se sumó Luis Enrique; “ha estado prácticamente imparable. Cuando se mete en el área con esa velocidad, o lo paran con penalti o consigue goles. Es determinante”.

Luis Enrique: “Fuimos más efectivos cuando peor jugamos”

JUAN I. IRIGOYEN

“Jugamos una muy buena primera parte y un segundo tiempo malo; curiosamente ha sido entonces cuando hemos sido más efectivos”, argumentó Luis Enrique, que no se explica las ocasiones que falla su equipo, muy evidentes ayer con 0-0. “Ya sabíamos que tendríamos un partido complicado por el nivel defensivo del Rayo, parejo al Celta”, añadió. “Y si además no conviertes las oportunidades aumentan los problemas. No tengo dudas de que mejoraremos en ataque de la misma manera que tenemos que defender mejor. Hoy nos equivocamos al cambiar la marca en el gol del Rayo. Hay que dar un plus más”. Y remachó: “Acepto perder la posesión contra el Rayo, el Celta o el Bayern; contra otros equipos, no. Me interesa el resultado”. “Yo soy un fan de Paco Jémez desde hace muchos años y me gustaría verlo en un equipo de mayor nivel”, acabó el entrenador del Barcelona.

“Me voy muy cabreado por el resultado”, exclamó el presidente del Rayo, Raúl S. Martín. “Necesitamos los puntos como el comer y merecimos sacar un resultado positivo”, añadió, “y no lo conseguimos a pesar de que contamos con jugadores mejores. Lass fue incontenible para Alba”. Trashorras coincidió: “Tuvimos ocasiones para un mejor marcador cuando el partido iba 2-1. Nos pillaron en una contra y resolvió Neymar”. Y Paco Jémez remató: “Hemos perdido el partido en un minuto. Con 2-1 podíamos aspirar a otro resultado. Las conclusiones, son muy positivas: hemos ganado en muchas cosas y las sensaciones son muy buenas de cara al futuro. Estoy muy orgulloso de los míos. Hoy me he sentido entrenador”.

Dicen los que se han sentado en una mesa de póker con el brasileño que juega mal, porque le da igual ganar que perder y que tira de farol a la primera, porque lo que de verdad le gusta es rodearse de amigos, tomarse unos zumos y echarse unas risas. Tal es su fama en el vestuario. En el campo, por mucho que a menudo desquicie a los rivales con regates que ofenden y por mucho que sus compañeros le hayan tratado de explicarle que hay veces que ciertas cosas no tocan (ayer se marcó un bailecito tras marcar su tercer gol), cuando ha de ir por faena lo hace. Y siempre se lo pasa bien, cuando hay balón de por medio. En ausencia de Messi se le reclamó un paso adelante. Ayer dio cuatro. “Hicimos bien nuestro trabajo todos y ganamos el partido. No fue fácil. Felicito al Rayo porque ha jugado muy bien”, resumió sin querer colgarse medallas el delantero paulista.

Practicó los penaltis

Llegó al Camp Nou Jémez con su Rayo y como de costumbre, no se cortó. El técnico llevaba seis partidos jugados contra el Barça y seis derrotas, 26 goles en contra, y dos a favor. Neymar, con la inestimable colaboración de un acertadísimo Sergi Roberto, que volvió a jugar de volante, y las manos salvadoras de Bravo, especialmente al inicio de la segunda parte, se encargó de que fueran siete de siete. Se volvió a llevar un saco, básicamente por inspiración de Neymar que dijo aquí estoy yo y empezó tirando las faltas directas, asumió los lanzamientos en los saques de esquina, transformó los dos penaltis —“los practiqué con Bravo, Massip y Ter Stegen”, reconoció ante las cámaras al finalizar el encuentro— y terminó a lo Messi: llevándose el balón a casa. “Impresionante”, resumió Luis Enrique.

Contra el Rayo, Neymar no fue de farol. Le tocaba ganar la mano y lo hizo. Puede que las cartas de su fichaje generen dudas y que para algunos estén marcadas desde que Sandro Rosell se fue a Brasil a por él. Eso piensan también los nuevos propietarios del Santos que esta misma semana han denunciado ante la FIFA irregularidades en el proceso del traspaso del jugador al Barcelona. Quieren más dinero para su club. No parece inmutarse el brasileño. Con fichas o sin ellas, él juega. Ayer pidió cartas y ligó un póker. Y el Barça ganó la partida.

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