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Escocia cae ante Australia en el último suspiro

Los 'Wallabies' superan con un golpe de castigo postrero a los europeos y jugarán la semifinal contra Argentina

Las delanteras de Escocia y Australia chocan en una melé en los últimos minutos del partido.
Las delanteras de Escocia y Australia chocan en una melé en los últimos minutos del partido.Matt Dunham (AP)

Twickenham se vistió de azul oscuro, cantó a grito pelado el Flower of Scotland y animó a Escocia como si el último partido de cuartos de final, contra Australia, se jugara en Murrayfield, en su añorada Edimburgo. El encuentro se presentaba como el más desigual de cuartos, pero los escoceses plantaron cara hasta el último minuto, cuando un golpe de castigo del apertura Bernard Foley cerró con un 35-34 unas semifinales a las que han accedido solo equipos del hemisferio sur. Junto los Wallabies, Argentina, que será su rival el próximo domingo, Nueva Zelanda y Sudáfrica (partido el sábado) se jugarán el título.

A los hombres de Vern Cotter se les había acusado de llegar tarde a los partidos, y tras el primer ensayo de Adam Ashley-Cooper en el minuto 8 pareció que también habían llegado dormidos a los cuartos de final. Pero no este sábado, tras la eliminación de Irlanda a manos de Argentina, el XV del Cardo asumieron sobre sus hombres el orgullo europeo, el peso de todo el hemisferio norte. Twickenham enmudecía cuando atacaba Australia y bramaba en cuanto los de azul recuperaban el balón.

Guiados por su capitán Greig Laidlaw y gracias al gran trabajo de sus delanteros, que arrancaron los primeros golpes de castigo en melé de los delanteros australianos en todo el torneo, Escocia levantó a la grada cuando se pusieron 3-5, pero la locura llegó tras el ensayo de Peter Horne, que aprovechó un despiste de la defensa australiana y, tras la conversión de Laidlaw, el medio melé que tuvo un pie fino, puso a Escocia por primera vez por delante.

Australia era superior en el juego y Escocia sufría para detener las embestidas del pack wallaby e igualar la velocidad de sus tres cuartos. Este sufrimiento se traducía en el marcador y casi siempre que los australianos llegaban a 22 metros del ensayo se iban con cinco puntos. Solo el mal día con el pie del apertura australiano y el acierto de Laidlaw permitieron que Escocia se mantuviera en el partido hasta el minuto 64, cuando el cuarto ensayo australiano dejó a los escoceses a ocho puntos.

Pero no desalentaba a los aficionados escoceses que seguían empujando a sus chicos, creyendo que todavía podían dar la sorpresa de cuartos. Laidlaw, que solo había fallado la conversión del segundo ensayo escocés, recortó distancias y dejó a su equipo a tiro de ensayo transformado. A 10 minutos del final comenzó a llover fuerte en Londres, lo que fue recibido por la grada empapada como un ensayo propio. La lluvia, soñaban los aficionados escoceses entorpecería el juego a la mano australiano. Y así ocurrió. Un mal pase cerca de su línea de 22 fue interceptado por el centro Mark Bennett, que ensayó bajo palos, y tras los dos puntos sumados por Laidlaw en la fácil transformación, Escocia se ponía dos puntos por delante a cinco minutos del final. En un final de infarto, con resbalones y nervios en los dos equipos, la grada se saltó todos los códigos de conducta y abucheó un golpe de castigo por fuera de juego que Foley no erró a falta de unos segundos: una patada de tres puntos, de llanto para la Escocia en la que nadie creía.

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