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Los Pumas se encierran en un spa

Las selección argentina de rugby prepara las semifinales del Mundial en un hotel de lujo y aislado, pero siempre pensando en el partido

Argentina, este miércoles, en las instalaciones de Pennyhill.
Argentina, este miércoles, en las instalaciones de Pennyhill.P.Childs (REUTERS)

A 50 kilómetros de Londres, en el nuevo campo de entrenamiento del XV de la Rosa, la típica manor inglesa que utiliza la alta sociedad local para relajarse, aislados de todo y rodeados de bosques. Así están preparando los Pumas su segundo intento de alcanzar una final de un Mundial de Rugby. Pese a que el Pennyhill Park Hotel se anuncia como el mejor spa del país, los argentinos aseguran que están ahí no para relajarse sino para todo lo contrario, para pensar solo en una cosa: en rugby.

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La selección argentina pudo elegir la segunda el lugar de concentración para preparar el encuentro de semifinales que les enfrentará a Australia el domingo (17.00, Canal+ Deportes) en Twikenham y no lo dudó. Se adueñó de la sede de entrenamientos oficiales de la selección inglesa, donde los vencedores de 2003 prepararon aquel Mundial y en el que, desde mayo de 2014, se erige un moderno centro de entrenamiento a escasos 50 metros del hotel de lujo.

“En este Mundial, han estado aquí ingleses y sudafricanos, pero sin duda los más agradables son los argentinos. Son amables y siempre tienen una sonrisa. Esperemos que lleguen a la final y la ganen”, afirma una de las trabajadoras de la organización en Pennyhill, en el que la Federación Inglesa de Rugby se ha gastado una millonada para hacer un campo que sea igual al de Twickenham.

En los últimos dos meses, los argentinos siempre han buscado lugares parecidos. Hoteles aislados, rodeados de verde y en los que los jugadores no tienen que convivir con demasiados huéspedes que no sean de su familia. La intención es no perder la concentración ni la sonrisa.

Eso se ve desde el calentamiento en los entrenamientos. Da igual que en el segundo día en Pennyhill llueva y haga frío, llegan casi todos juntos al vestuario, tardan cinco minutos en salir haciendo bromas y riéndose, pero, cuando empiezan los ejercicios, las chanzas paran y solo se oyen gritos de rugby. “¡Apache!” gritan los mediomelés en ataque para marcar la jugada. “Abre más”, pide el equipo defensor en el primer ejercicio conjunto con balón.

“No sabemos si estamos haciendo historia o no, para valorar eso ya tendremos tiempo después del Mundial”, afirma Juan Imoff, que suma cinco ensayos en otros tantos partidos. “Ahora solo pensamos en rugby. Incluso el día libre y los terceros tiempos [después del partido cuando los jugadores se toman algo] nos los pasamos hablando de ello”, añade Jerónimo de la Fuente, que es de los más jóvenes del grupo.

Nadie falta a la sesión, ni aunque haga mal tiempo. Incluso los tocados están ahí. El capitán Agustín Creevy, entre algodones hasta el domingo por un edema, habla al principio del entrenamiento con el seleccionador, Daniel Hourcade, pero después, en pantalón corto y chubasquero, se dirige a una de las bicis estáticas situadas en uno de los extremos del campo. Por su parte, otro de los veteranos que también está tocado, Juan Martín Fernández Lobbe, calienta sin balón con sus compañeros, pero después se queda haciendo ejercicios en el campo. Ya tendrán tiempo más tarde para ir al gimnasio.

“Seguimos con la misma dinámica que hasta ahora. Una sesión muy intensa de rugby al día y después trabajo físico y análisis de los rivales”, explica De la Fuente; “esto nos ha permitido tener mucho ritmo en los partidos y aguantar hasta el final. Además, tanto suplentes, como yo, y titulares estamos muy concentrados en que este es un trabajo de todos”.

El mejor ejemplo del compromiso de todos fue, para los jugadores, el partido contra Irlanda. En el que, cuando peor estaban las cosas, los cambios cambiaron el ritmo del partido. Contra el XV del Trébol, los Pumas empezaron marcando dos ensayos en los primeros 15 minutos y terminaron con otros dos tries en el último cuarto de hora del encuentro.

En las anteriores semifinales, las de 2007, el capitán de entonces, Agustín Pichot, reconoció que tras el duelo de cuartos se dejaron llevar pensando que el trabajo ya estaba hecho. Ocho años después, el ambiente no es para nada similar y los jugadores afirman que están en Inglaterra para ganar el Mundial. “No nos relajamos. Por eso nos viene bien aislarnos para no perder la concentración. Si alguno quiere desconectar un rato se puede ir a la pileta [piscina] o al spa. Aquí solo se piensa en rugby”, sentencia De la Fuente sin perder la sonrisa.

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