Tighadouni lanza al Málaga ante el Deportivo

Necesitaba marcar y ganar el Málaga, afianzarse y superar las dificultades que le acosan en este inicio de campeonato, casi todas ellas relacionadas con el gol. No firmó un partido redondo ante un oponente que no había perdido lejos de su estadio. Le ganó con solvencia y encontró un camino ahora que el calendario se le suaviza.

El Malaga salió pujante, vivo en ataque y esforzado para incomodar cada vez que el Deportivo quería salir con el balón controlado. Le invitó a precipitarse, recuperó en bastantes ocasiones de medio campo en adelante y por ahí encontró el hilo del partido porque los chicos de Victor Sánchez del Amo apenas gestionaban el balón unos segundos y ya debían de aplicarse en la resta, faceta siempre incómoda. Apretó el Málaga en velocidad a través del febril Tighadouni, que para su desgracia operó de inicio por el lateral donde habita el defensa más firme de los coruñeses, Fernando Navarro. En cuanto ajustó su marca y recibió ayudas comenzó a vivir mejor el Deportivo, que en la segunda mitad de la primera parte fue a más, quizás también porque partió de menos, y se mostró en un remate de Oriol Riera al palo, una zurdita que acabó paseándose ante la línea de gol para quedarse en el campo.

El zarpazo del Deportivo llegó en la primera conexión entre los dos delanteros que alineó de inicio, en cuanto la pelota se afinó la precisión en los envíos hacia ellos y Lucas Pérez entró en acción. El Málaga dio entonces un paso atrás y aunque siguió apuntando desde su flanco derecho ya no tenía tanta profundidad y se entregaba al centro al área para finalizar las jugadas, una solución que era del gusto de la zaga deportivista.

El descanso le sirvió a Gracia para reordenar piezas y refrescar ideas. Movió a Tighadouni y generó un incendio porque el holandés de ascendencia marroquí volvió a mojar en todas las salsas: remató de cabeza un balón que se fue cerca del palo, originó una llegada que frustró el asistente al señalar un fuera de juego que no lo era y acabó por provocar una falta que él mismo embocó a la red. Fue una acción dudosa que bien pudo ser anulada, un lanzamiento lateral ante el que Weligton se adelantó a la zaga, no contactó con el balón, pero invadió en posición antirreglamentaria el campo visual de Lux.

El Deportivo no tuvo respuesta. Había comenzado espeso y acabó superado, sin opción siquiera al empate porque a falta de seis minutos Juan Carlos entró como un avión en el área ante Borges, que se pasó el partido en una nube. Aterrizó el segundo gol y el Málaga disfrutó de un plácido epílogo.