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Biwott gana el Maratón de Nueva York, la fiesta del atletismo popular

En torno a un millón de personas han salido a las calles para ver pasar a los más de 50.000 corredores

Álvaro Sánchez
Stanley Biwott, de Kenia, en la meta del maratón de Nueva York.
Stanley Biwott, de Kenia, en la meta del maratón de Nueva York.JUSTIN LANE (EFE)

Ya sea a casi 20 kilómetros por hora —la velocidad a la que va el grupo de cabeza— o a menos de la mitad de ese tiempo, velocidad a la que corren miles de atletas populares, el Maratón de Nueva York ha vuelto a demostrar que hoy en día pocas pruebas pueden rivalizar con ella en todo el mundo cuando se trata de convertir en fiesta el acto de correr. En torno a un millón de personas en las calles, más de 50.000 corredores, 10.000 voluntarios, y las grandes avenidas cerradas al tráfico y abiertas a los sueños de los que durante meses la han preparado con la meta de Central Park en la retina. Los primeros en atravesarla, Stanley Biwott y Mary Keitany proceden de la gran fábrica de atletas del mundo: Kenia, que se impone así a Etiopía en su tradicional duelo de fondistas.

Clasificación

Categoría masculina

1. Stanley Biwott (Kenia) 2h 10m 34s.

2. Geoffrey Kamworor (Kenia) 2h 10m 48s.

3. Lelisa Desisa (Etiopía) 2h 12m 10s.

4. Wilson Kipsang (Kenia) 2h 12m 45s.

5. Yemane Tsegay (Etiopía) 2h 13m 24s.

6. Yuki Kawauchi (Japón) 2h 13m 29s.

7. Mebrahtom Keflezighi (EE UU) 2h 13m 32s.

8. Craig Leon (EE UU) 2h 15m 16s.

9. Birhanu Dare Kemal (Etiopía) 2h 15m 40s.

10. Kevin Chelimo (Kenia) 2h 15m 49s.

Categoría femenina

1. Mary Keitany (Kenia) 2h 24m 25s.

2. Aselefech Mergia (Etiopía) 2h 25m 32s.

3. Tigist Tufa (Etiopía) 2h 25m 50s.

4. Sara Moreira (Portugal) 2h 25m 53s.

5. Christelle Daunay (Francia) 2h 26m 57s.

6. Priscah Jeptoo (Kenia) 2h 27m 03s.

7. Laura Thweatt (EE UU) 2h 28m 23s.

8. Jelena Prokopcuka (Letonia) 2h 28m 46s.

9. Anna Incerti (Italia) 2h 33m 13s.

10. Caroline Rotich (Kenia) 2h 33m 19s.

La prueba, que recorre los cinco distritos de la ciudad, Staten Island, Brooklyn, Queens, el Bronx y Manhattan, tuvo en el clima un aliado en una mañana fresca sin mucho viento. En categoría femenina, la portuguesa Sara Moreira se permitió asumir el mando del grupo cabecero durante buena parte de la carrera. Mary Keitany, la ganadora del año pasado, fue la más fuerte y con un duro ataque llegó en solitario a la meta en 2 horas 24 minutos 25 segundos. Las etíopes Aselefech Mergia y Tigist Tufa completaron el podio, y la portuguesa Moreira vio recompensado su esfuerzo con la cuarta plaza. Minutos antes entró en meta el ganador en categoría de silla de ruedas, el sudafricano Ernst van Dyck.

Entre los hombres, más de 15 atletas compartieron liderazgo hasta bien entrada la carrera, cuando los kenianos Biwott y Geoffrey Kamworor asumieron el mando junto al etíope Lelisa Desisa, que en ese orden ocuparían los tres primeros lugares del podio con un tiempo discreto para el ganador de 2 horas 10 minutos 34 segundos, si bien el recorrido de Nueva York es poco apto para grandes marcas por sus desniveles. Detrás, en cuarto lugar, llegaría el campeón del pasado año, el keniano Wilson Kipsang, seguido del etíope Yemane Tsegay, y del primer no africano de la carrera, el funcionario japonés Yuki Kawauchi, que compagina su carrera como atleta con semanas laborales de 40 horas en un instituto, y del primer estadounidense, Meb Keflezighi.

Entre los españoles, sin representación entre la élite, uno de los grandes maratonianos de la historia, Martín Fiz, corrió a sus 52 años en 2 horas 34 minutos 33 segundos, 20 años después de aquella victoria en el Mundial de Gotemburgo que alimentó las aspiraciones maratonianas de una generación irrepetible para el maratón español. Fiz corre ahora porque quiere y porque le gusta, como los miles de maratonianos que llegaron a Central Park. A dos de ellos, Pierre Parra y Pepe Vila les esperaban entre el público Maite Navarrete y Cristina Corbí, sus respectivas esposas, en la milla 16, el ruidoso tramo lleno de público que da entrada a los rascacielos de Manhattan tras cruzar el solitario puente de Queensboro. Llegaron el jueves a la ciudad desde la Comunidad Valenciana, llevan días comiendo pasta y apenas han hecho turismo para que las piernas lleguen descansadas a los 42 kilómetros 195 metros que tenían por delante.

En ese punto del recorrido, los nervios de amigos y familiares se dejaban sentir entre la música en directo y la pantalla de televisión gigante con la retransmisión de la carrera en directo. Tras las vallas, gritos de ánimo a corredores en todos los idiomas, cuyos nombres suelen llevar impresos sobre las camisetas, jóvenes con banderas de Francia pintadas en las mejillas, manos que chocan, y el aplauso ante el esfuerzo de los que avanzaban sobre el asfalto enfrentándose a una distancia que deja en el camino a centenares de ellos por lesión o agotamiento. Entre las poco más de dos horas de los atletas de élite y las más de seis de algunos corredores, Nueva York ofrece un menú de emociones que cada año buscan corredores de más de un centenar de países. La de Maite y Cristina llegó en la milla 16 con el abrazo a sus parejas y la cita en el siguiente punto, donde llegarán un poco más cansados pero más cerca de Central Park. El escenario donde los brazos se alzan y las piernas se detienen solo por unas horas. Las que se tardan en pensar un nuevo objetivo.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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