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El huracán Manchester City arrasa al Sevilla

El líder de la Premier se impone al cuadro de Emery, casi eliminado Los de Pellegrini pudieron lograr una goleada escandalosa

Rafael Pineda
Navas y Bony celebran el tercer gol del City.
Navas y Bony celebran el tercer gol del City.M. Á. M. (AP)

La Liga de Campeones le estalló en toda la cara al Sevilla. Como si se tratara de una auténtica bomba atómica, el City arrasó Nervión. La superioridad absoluta del conjunto inglés le hizo mucho daño al Sevilla. Le demostró que la Liga de Campeones le viene grande, al menos en un grupo tan complicado, y que el potencial de su plantilla le impide competir por ahora en tan altas citas. La derrota le deja al borde de la eliminación y, lo que es peor, abre heridas entre la grada y Emery, injustamente cuestionado, obligado a competir por encima de sus posibilidades. La bofetada de realidad que el City le dio al Sevilla fue tremenda. De tal calibre, que Nervión acabó rendido a la superioridad del conjunto de Pellegrini, al despliegue de Touré, a la clase de Sterling, a las conducciones prodigiosas de Navas o la fuerza de Bony. El City llegó al área andaluza en multitud de ocasiones y perdonó una goleada que pudo ser de escándalo. El Sevilla tuvo la virtud de intentarlo siempre. Fue muy honrado. Acabó reventado, superado y aplastado. Todo en vísperas de recibir al Madrid en la Liga. Es el tremendo peaje que exige una competición tan bonita como complicada, al alcance de muy pocas plantillas, esas que reinan en el fútbol europeo con modelos basados en inversiones millonarias. En esa fastuosa corte, el Sevilla no tiene más remedio que ocupar un rol secundario por más que su fe e insistencia fueran dignas de elogio. Su mundo ideal reside en la Liga Europa o en un grupo menos duro que el bombo le deparó en suerte.

SEVILLA, 1-MANCHESTER CITY, 3

Sevilla:  Rico; Coke (Mariano, m. 55), Rami, Kolo, Tremoulinas; Krychowiak, Iborra (Krohn-Dehli, m. 46), Banega; Vitolo, Llorente (Immobile, m. 64) y Konoplyanka. No utilizados: David Soria; Escudero, Reyes y Nzonzi.

Manchester City: Hart; Sagna, Otamendi, Kompany, Kolarov; Fernando, Fernandinho (Demichelis, m. 90), Toure, Navas, Sterling (De Bruyne, m. 72); y Bony. No utilizados: Caballero; Clichy, Mangala, Delph y Barker.

Goles: 0-1. Sterling. M. 8. 0-2. Fernandinho. M. 12. 1-2. Tremoulinas. M. 25. 1-3. Bony. M. 36.

Árbitro: Svein Moen (Noruega). Mostró tarjeta amarilla a Krychowiak.

Sánchez Pizjuán: 40.000 espectadores.

Cuando se enteró de qué iba la película, el Sevilla perdía 0-2. Como un elefante espantando moscas, el City apabulló a los de Emery con una puesta en escena portentosa. El líder de la Premier fue un gigante, un equipo poderoso armado en torno a la señorial figura de Touré y la velocidad de dos puñales como Navas y Sterling. En 13 minutos, el City había lanzado a puerta en ocho ocasiones, había metido dos goles, había tirado una vez al palo y mostraba unas credenciales de superioridad absolutas. Todo, con gente como Silva y Agüero lesionados y un futbolista de 80 millones de euros, De Bruyne, en el banquillo. Nervión se rindió ante la excelencia del equipo inglés, que no fue el grupo comodón de la ida, que se dejó sorprender en Manchester por el buen toque del Sevilla, que hasta se gustó. Todo fue distinto, negativo para el Sevilla, incapaz de competir ante un poderoso rival. Superado física y tácticamente, solo el orgullo salvó al conjunto andaluz. Su defensa hacía aguas por todos los lados, los laterales cometían un error infantil tras otro y el centro del campo del City machacaba una y otra vez a Banega, incapaz de marcar el ritmo ni de tener el balón para poder capear el temporal. Ese orgullo del Sevilla le permitió lanzarse al ataque y acortar distancias para intentar soñar con una igualada que hubiera sabido a oro. Era tanta la distancia entre ambos, tanta la diferencia táctica y física en cada uno de los contendientes que la lógica acabó por imponerse. El protagonista de la nueva lección de fútbol fue Navas, quien controló un balón la banda, despidió a Banega con un recorte y asistió a Bony para que este hiciera el tercero. El sabio silencio de Nervión asistía al triunfo inapelable del City, señor del juego, con Touré jugando como los ángeles. Ante él, Krychowiak era un chiquillo y Llorente, en su estreno en la Liga de Campeones, además de ser engullido por los centrales del City demostró que es absolutamente incompatible con el juego que defiende Emery para su equipo. El City, contento con superioridad, se dejó ir en la segunda mitad, desperdiciando una oportunidad tras otra. Eso le dio algo de oxígeno al Sevilla, que, al menos, no fue humillado. Salvó el honor, aunque la guerra estuviera absolutamente perdida. Le quedará pelear por la tercera plaza con el Borussia.

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