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Media hora con Messi

El delantero rosarino encara la semana decisiva en su recuperación y se prepara para estar en condiciones de jugar el clásico del Bernabéu

Messi saluda a Cristiano en un clásico en el Bernabéu.
Messi saluda a Cristiano en un clásico en el Bernabéu. Alejandro Ruesga

Luis Enrique concedió tres días de fiesta a los 12 jugadores con los que venía trabajando para que desconectaran. Él vive con angustia y resignación el éxodo previo al clásico: cinco jugadores se marcharon con La Roja (Piqué, Bartra, Alba, Busquets e Iniesta), uno con La Rojita (Munir), dos con Brasil (Alves y Neymar), uno con Argentina (Mascherano), otro con Bélgica (Vermaelen), uno más con Chile (Bravo) y Turan se fue con Turquía. Así que otra vez el Barcelona trabajó en cuadro. Y Messi, lesionado. Pero de vuelta.

“Volverá cuando esté bien”, advirtió Luis Enrique. “Ocho semanas”, anunció el parte médico del club, que comunicó al mundo su lesión el 26 de septiembre en un partido contra Las Palmas. Y en eso anda. Debe volver el sábado el Real Madrid. “Y si no jugará otro, tenemos suficiente calidad”, apuntó Josep María Bartomeu, el presidente. No hay prisa. Pero el pasado jueves, consciente de que la ciudad deportiva estaba vacía de compañeros, Messi abrió la taquilla a las nueve y media de la mañana, se cambió solo, y se acercó al campo tres, donde se entrenaba a las órdenes de Gerard López, técnico del Barça B. Y se ejercitó con el filial. “Leo, ¿juegas contra el Madrid?”, le preguntó el más atrevido. “La segunda parte, al menos”, contestó el argentino que hoy empezará la fase definitiva de la recuperación de la rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda, que sufrió en aquél partido contra Las Palmas en el Camp Nou. Una lesión limpia, que normalmente no deja secuelas y de la que se está recuperando según “los márgenes previstos”, dicen en el Barcelona.

Messi, cargado de paciencia, ha seguido a rajatabla los consejos médicos del Barcelona y ha recibido la visita de Marcelo D’Andrea, su hombre de confianza, de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). También se ha aburrido como una ostra porque la base principal de su recuperación era “no moverse”, y, además, porque se ha pasado más de un mes sin tocar el balón. Pero renunció a caer en la ansiedad porque desde el principio marcó en el calendario la fecha del clásico contra el Madrid como la del regreso, consciente de que era imposible medirse a Brasil en las clasificatorias para el Mundial 2018 el pasado sábado.

Con la calma, se fotografió en pijama mientras veía ganar al equipo, hasta el punto de que llega al Bernabéu tres puntos por encima en la clasificación, en noviembre. Por eso, existe el convencimiento en el cuerpo técnico del Barcelona de que Leo decidirá y lo hará con calma, el mismo sábado. “Las sensaciones son buenas”, dicen desde el club. No ha sufrido ninguna recaída, ni edemas, así que los plazos se han cumplido correctamente: dejó las muletas a su debido tiempo, corrió cuando debía, no sufrió dolor al tocar el balón y mantuvo constantes musculares porque trabajó en ello. “Está bien”, cuentan desde el vestuario voces de los servicios médicos. Y clandestinamente avisan: “No estará en sus mejores condiciones, es imposible. Sale de una lesión, pero si salta al campo será porque está curado. No va a forzar”. De momento, esta semana se probará, beberá mate con Luis Suárez y se reirá de Alves. Y claro, pensará en Madrid.

 “Leo sabe que para el equipo, el del Bernabéu es solo un partido. Y para él, 30 minutos como mucho”, explica su padre, en una marisquería del Paralelo barcelonés, donde comió el jueves. “Ya no es un pibe, no va a jugarse la rodilla por un ratito en Madrid, jugará si está bien”, insiste Jorge, consciente de que su hijo no es un boludo. Faltaría más: en el club cunde esa idea. Si Leo está bien y se siente bien estará en Madrid. A partir de ahí, hay opciones: si el Barça le necesita, jugará; si no le necesita, jugará.

Leo sabe que para el equipo, el del Bernabéu es solo un partido. Y para él, 30 minutos como mucho”

Jorge Messi, padre de Lionel

“Igual para la segunda parte”, le soltó a un pibe el viernes de la semana pasada. Y todos saben que 30 minutos de Leo, dan para mucho. Con el Tata Martino en la temporada 2012-2013, Leo saltó al campo en San Mamés faltando media hora para el final y marcó un golazo (2-2). Y esta temporada, un rato del rosarino fue suficiente para derrotar al Atlético en el Calderón (1-2), en una exhibición. Messi ha disputado 15 partidos en el Bernabéu y ha marcado 12 goles que le han llevado a ser el máximo realizador en los clásicos, con 21 tantos. “Volverá cuando esté bien”, dijo Iniesta, el capitán, que como el resto del equipo no le presiona. Pero, el sábado, le esperan en Madrid.

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