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El Baskonia aprueba el examen de la puntería

El Laboral Kutxa vence (94-82) al Milan desde el perímetro aunque sufre en el último cuarto

Barac lucha por un rebote con Blazic y Bourousis
Barac lucha por un rebote con Blazic y Bourousis David Aguilar (EFE)

Cualquier película que se precie, por previsible que parezca, necesita una cierta alteración para resultar interesante. Desde el principio se vio quién era el bueno, o sea el Baskonia, que enchufaba los triples como los sheriffs buenos disparaban a los malos, sin mirar, desde cualquier esquina de la calle, con ambas manos. Especialmente habilidoso andaba Causeur, ayudado por Adams, ambos con la muñeca más ligera que Clint Eastwood cuando hacia de vaquero sin perdón.

Laboral Kutxa, 94-EA7 Milan, 82

Laboral Kutxa: Adams (20), Causeur (22), Hanga (7), Tillie (10), Planinic-cinco inicial-, James (18), Blazic (1), Corbacho, Kangur (2), Bourousis (14), Diop.

Emporio Armani: Cinciarini (6), Jenkins (5), Gentile (24), McLean (13), Barac (16)-cinco inicial-, Lafayette (3), Hummel (9), Simon (3), Magro, Cerella (3), Amato.

Parciales: 28-19, 24-18, 20-17 y 22-28.

Árbitros: Lottermoser (GER), Koromilas (GRE), Bissang (FRA). Señalaron técnica al preparador visitante Jasmin Repesa (m. 33), Hanga (m. 36). Eliminado Hanga (m. 37).

Incidencias: Partido de la sexta jornada de la primera fase de la Euroliga disputado en el Buesa Arena de Vitoria ante 9.734 espectadores, según el club. Se guardó un minuto de silencio por los atentados terroristas del pasado viernes en París.

El Armani Milan parecía un forajido sin orden ni concierto, apenas dirigido por Gentile y soportado bajo los aros por Barac. El resto flotaba y flotaba. Todo lo marcaba de tres en tres el Baskonia, con una muñeca agilísima y un grado de autoestima insuperable. Todo lo que le faltó en el anterior partido en Zagreb, ante el Cedevita, lo descubría en Vitoria ante la cenicienta del grupo, por más estilosa que fuera su camiseta.

28-19 en el primer cuarto, incluso pareció una renta exigua para tamaño ejercicio de puntería. Eran los triples, uno tras otro, zas, zas, zas, pero eran también los tiros libres (100% en el descanso). Pero resonaban los tiros lejanos. Al descanso, Causeur se fue con cuatro de cuatro, James con tres de tres, Adams, con dos de tres. Y suma y sigue. El Milan estaba desarbolado. De poco valía el sudor bajo los aros de Barac, ante Bourousis, ante Tillie, o la perfecta arrogancia de Gentile, para aguantar el chaparrón con una clase envidiable. El marcador crecía y crecía. Al final del tercer cuarto, el Baskonia ganaba por 18 puntos de ventaja, lo que antojaba un paseo final placentero para ganar el partido y superar los dos puntos de desventaja del partido en Milan por si el average fuera necesario.

Y en esto se apagó el sol. En esto surgió Gentile, triple aquí y allá, asistencia, tiro de dos. Y el Baskonia que se frotaba los ojos; sin saber por qué se veía con solo cinco puntos de ventaja gracias a la muñeca de Gentile que anulaba los esfuerzos de Bourousis, capaz incuso de cruzar el campo botando el balón y machacar la canasta. Era Gentile contra el mundo. Tembló el Buesa Arena. Repesa, el técnico del Milán, se aflojó su corbata rosa y comenzó a gesticular. Pero Adams con sus triples y Bourousis con su corpachón pararon la avalancha. Al final el Baskonia ganó 94-82, digamos que con una diferencia media de lo que había sido el partido, pero es cierto que el sol de la felicidad le cegó la vista unos minutos. Su pase al Top16 está a un paso.

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