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Inglaterra abre las fronteras de su rugby contratando a Eddie Jones

El australiano, que entrenó a Japón en el Mundial, se convierte en el primer técnico no británico del ‘XV de la Rosa’

Eddie Jones en un entrenamiento con Japón.
Eddie Jones en un entrenamiento con Japón. Darren Staples (REUTERS)

Eddie Jones se marcó un objetivo ambicioso antes del arrancar el último Mundial al mando de Japón: ser recordados como el equipo del torneo. La selección nipona, que había logrado un triunfo mundialista en 28 años, asombró en Inglaterra: entró en la historia al derrotar a Sudáfrica, la única victoria del hemisferio norte contra un rival del sur, y se convirtió en el primer equipo que ganaba tres partidos y no llegaba a cuartos. El país anfitrión, desolado por su eliminación en primera fase, se quedó con el recuerdo y la Rugby Football Union inglesa ha anunciado este viernes la contratación del australiano, el primer técnico no británico que dirige al XV de la Rosa. La federación más rica y con más jugadores asume así la vanguardia del sur que ya habían abrazado antes Gales, Irlanda y Escocia, dirigidas por técnicos neozelandeses.

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Jones, de 55 años, entrenaba a Australia cuando el genial drop Jonny Wilkinson frustró a los Wallabies en la final de 2003 y dio su único título a los ingleses. Siempre proclive explorar nuevos confines, el técnico se proclamaría campeón como asistente de Sudáfrica en 2007. Dos años después de sufrir un derrame cerebral, pocos lucían tanto su sonrisa este pasado otoño en los estadios ingleses. Su contratación, hasta 2019, ha obligado a los ingleses a pagar una indemnización a los Stormers sudafricanos, el club con el que se había comprometido tras el Mundial. “Coger el puesto de más alto nivel del rugby internacional no surge todos los días y me siento muy afortunado de que me he hayan dado esta oportunidad”, ha asegurado en un comunicado”.

La decisión supone un giro histórico para Inglaterra, que había confiado hasta 2020 en Stuart Lancaster. El contrato se rompió por “consentimiento mutuo” tras el fracaso mundialista: era la primera vez que Inglaterra no llegaba a cuartos, convirtiéndose en el único anfitrión en despedirse en la fase de grupos. Eliminados tras anotar apenas dos ensayos entre las dos derrotas ante Gales y Australia, los anfitriones acusaron su falta de argumentos ofensivos, su excesiva previsibilidad. Jones, arquitecto de un juego dinámico y arriesgado con la veloz plantilla japonesa, es la respuesta.

Después de llevarse el Mundial de 2003, los ingleses solo han ganado uno de los 12 últimos Seis Naciones (2011). Aun así, varios entrenadores de la Premiership inglesa habían apostado estos días por el producto local. “Entrenar a 15 sudafricanos no es lo mismo que a 15 ingleses, quieren cosas distintas de ti. Creo que los entrenadores ingleses son los más preparados para dirigir a nuestros mejores jugadores. No puedes aparecer de repente y decir que va a ser lo mismo que en cualquier otro país”, analizó hace unos días el técnico de Exester, Rob Baxter. No sobran alternativas entre los clubes ingleses, que no ganan la Copa de Europa desde 2007.

El exitoso estilo dinámico del sur ha llevado grandes técnicos al norte. No han triunfado imitando el estilo de sus países de origen, sino modernizando sus variantes tácticas y exprimiendo sus recursos. Grandes motivadores, los neozelandeses Warren Gatland y Joe Schmidt se han repartido los cuatro últimos Seis Naciones con Gales e Irlanda, respectivamente. Su compatriota Vern Cotter llevó a Escocia a las puertas de las semifinales del Mundial explotando el gran juego al pie del medio-melé Greig Laidlaw y su atención defensiva para interceptar balones.

Esa frescura de planteamiento es el principal activo de Jones, que ya entrenó a los Saracens ingleses y se marchó en 2009 por problemas con la directiva. Deberá pulir a la prometedora hornada inglesa, con solo un titular por encima de las 50 internacionalidades, de cara al Mundial de 2019 en su querido Japón. “Estoy deseando reunirme con los jugadores para dejar atrás la decepción y construir un equipo que refleje el nivel el talento que hay. Creo que el futuro es brillante para Inglaterra”, ha asegurado.

Entre sus primeras decisiones está la de elegir número 10 entre Owen Farrell y George Ford, relegado a la suplencia tras dirigir con su juego a la mano la mejora ofensiva en el último año con partidos como el 55-35 ante Francia. Sus jefes deberán decidir con qué efectivos podrá contar, si la Unión relaja la restricción de no convocar a ingleses que compitan en el extranjero como Steffon Armitage, campeón de Europa con el Toulon francés. Por el momento, la silla más tradicional del rugby es ya un empleo global.

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