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El Madrid cae ante el Estrella Roja y pende de un hilo en la Euroliga

La derrota en Belgrado obliga a los de Laso a ganar los tres partidos que restan

Alejandro Prado
Simonovic protege el balón ante Rudy.
Simonovic protege el balón ante Rudy.KOCA SULEJMANOVIC (EFE)

Una derrota más y el Real Madrid se queda al borde del abismo en la Euroliga, la competición que dominó el año pasado y en la que este se puede despeñar a las primeras de cambio, en la primera fase, donde los equipos grandes apenas sudan y sirve de preparación para el top 16. Dos victorias y cinco derrotas que dejan a los de Laso a la cola de su grupo y con la necesidad de ganar los tres partidos que restan para mantener la vida. No es un imposible, pero las sensaciones son pésimas. Perder con equipos del montón como este Estrella Roja no invita a ser optimista.

Estrella Roja, 94-Real Madrid, 88

Estrella Roja (28+18+20+28): Jovic (12), Zirbes (26), Lazic (2), Simonovic (4) y Miller (24) -equipo inicial- Rebic (5), Thompson (6), Stimac (7), Simanic (-), Tejic (-) y Guduric (8).

Real Madrid (18+25+24+21): Llull (8), Maciulis (-), Carroll (9), Thompkins (14) y Ayón (16) -quinteto titular-, Rodríguez (16), Rudy (-), Reyes (12), Taylor (2), Nocioni (11).

Arbitros: Robert Lottermoser (ALE), Carmelo Paternico (ITA) y Seffi Shemmesh (ISR). Eliminido por faltas Taylor.

Incidencias: Partido correspondiente a la séptima jornada del Grupo A de la Euroliga disputado en el Pionir Arena ante 6.744 espectadores.

Un mazazo más para este irreconocible Madrid europeo, al que la ansiedad le puede en ataque y es un coladero en defensa. Y es que los nervios y la responsabilidad se notaron desde el primer minuto. Pérdidas constantes y mala selección de tiro que permitieron un 11-2 de salida para el Estrella Roja. Mejoró el movimiento de balón y se aplacó un tanto el tembleque. El Estrella Roja jugaba al ritmo de Stefan Jovic, un base de casi dos metros al que Llull no era capaz de seguir cuando se disparaba en transición. Horrible partido del base balear, con un solo tiro de campo anotado y eligiendo casi siempre mal cuando disparar.

Entre Jovic y Quincy Miller se comieron al Madrid en el primer cuarto y solo Ayón mantenía el pulso. Rudy, muy mermado de la espalda, apenas apareció y Sergio Rodríguez tuvo que multiplicarse para dar aire al Madrid en el segundo cuarto. Dos genialidades del base canario que acabaron en triples dejaron el marcador en un puño al descanso (46-43), la mejor noticia para los blancos en un partido dominado por los constantes nervios, hasta Laso vio una técnica por protestar.

Tras el descanso llegaron los mejores minutos de los blancos, sin duda. Un tremendo Ayón otorgó las primeras ventajas madridistas con su acierto ante el aro y en su conexión con Thompkins. El 53-63 ponía las cosas dentro de la normalidad, esa que dicta que el Madrid debe ganar al Estrella Roja. Con Jovic descentrado, parecía que el equipo serbio que se iban a diluir cual azucarillo, pero entonces surgió Miller para actuar como un kamikaze, lanzarse todo lo que le llegaba a las manos y anotar diez puntos consecutivos que metían el partido en el pañuelo otra vez.

Un marcador apretado no era buena noticia para el Madrid, dado lo que se jugaba y con el pabellón encendido. El aro se cerró, los tiros dejaron de entrar y el gigantón Zirves machacó la zona blanca. Las pequeñas ventajas que adquirió el Estrella Roja fueron determinantes, muy pesadas para un equipo atenazado y en el que solo Sergio Rodríguez demostraba algo de clarividencia. El conjunto serbio administró a la perfección cada pequeña ventaja y resistió llevado en volandas por el clamor de sus aficionados. El Madrid salió trasquilado y su existencia en esta Euroliga empieza a requerir ya de cierta época. Las cuentas ya no son necesarias: hay que ganarlo todo.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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