_
_
_
_
_

Neymar y Suárez animan a Messi, que marcó ante la Real Sociedad

El brasileño y el uruguayo del Barcelona, tan decisivos como los laterales e Iniesta, no pararon hasta que el argentino anotó su gol en el minuto 90 frente a la Real Sociedad

Ramon Besa
Suárez, Neymar, y Messi celebran uno de los goles frente a la Real.
Suárez, Neymar, y Messi celebran uno de los goles frente a la Real. Vicens Giménez

Vive el Barça días de vino y rosas, su obra pasa por un momento cumbre y juega tan bien al fútbol que sus retos ya no consisten en ganar los partidos, ni siquiera por goleada, sino que ahora se empeña en asuntos familiares como el de procurar que no falte nunca el tanto de cada uno de sus delanteros, y menos el de Messi. La productividad de Neymar y Luis Suárez es tan escandalosa que ayer no pararon hasta que marcó el 10. Ocurrió en la última jugada de una deliciosa tarde otoñal amenizada por los laterales Alves y Mathieu, y por Iniesta. Hubo un momento en que el gol de Messi se convirtió en un asunto de Estado.

BARCELONA, 4 - R. SOCIEDAD, 0

Barcelona: Bravo; Alves (Adriano, m. 61), Piqué, Mascherano (Bartra, m. 68), Mathieu (Jordi Alba, m. 65); Rakitic, Busquets, Iniesta; Messi, Luis Suárez y Neymar. No utilizados: Ter Stegen, Vermaelen, Sandro y Munir.

Real Sociedad: Rulli; Elustondo, M. González, Íñigo Martínez, Yuri; Pardo, Granero; Prieto, Canales (Oyarzábal, m. 58), Vela (Bruma, m. 80); y Agirretxe (Héctor, m. 73). No utilizados: Bardají; Carlos Martínez, Reyes y De la Bella.

Goles: 1-0. M. 22. Neymar. 2-0. M. 42. Luis Suárez. 3-0. M. 53. Neymar. 4-0. M. 89. Messi.

Árbitro: Iglesias Villanueva amonestó a Yuri, Granero, Canales, Pardo y Elustondo.

Camp Nou. 74.020 espectadores.

La victoria se daba por descontada en el estadio, y también que anotarían Neymar y Suárez, autores de 14 y 12 dianas en la Liga. Al completo partido azulgrana, sin embargo, le seguía faltando el gol de Messi, igual que pasó en el clásico, cuando el tanto más comentado fue el no gol de Piqué. Así de endogámico es el Barça. Los delanteros han formado una sociedad tan armónica que parecen ser tres en uno, igual de importantes y decisivos, aunque respetuosos con una jerarquía que concede el número 1 a Messi. Y la mejor manera de rendir pleitesía al 10 es regalarle un gol.

El Barça está de moda y su marca se expande por el mundo y por la Liga. Los clubes buscan entrenadores que conozcan la fórmula azulgrana, igual que fuera la de la Coca-Cola, y la aplican en sus equipos, como la Real, que ha sustituido a un escocés caprichoso de nombre Moyes por el fino Eusebio, exjugador de Cruyff, ayudante de Rijkaard, exreponsable del Mini, un técnico que siempre aguardó poder sentarse un día en el banquillo del Camp Nou. El Barcelona le despidió a deshora por ser demasiado buena persona en un filial plagado de escolares indisciplinados y Eusebio ha recalado en San Sebastián.

Aunque solo van dos partidos desde el cambio, la Real ya es un equipo más aseado, académico y creativo, respetuoso con el talento de jugadores de la talla de Granero, Xabi Prieto, Rubén Pardo y Canales. Incluso Vela parece haberse olvidado del soccer y la NBA. Los donostiarras se aplicaron en la presión y la posesión y no dejaron que el Barça saliera de su cancha hasta los 2m y 15s de partido, cuando Rulli le sacó un remate de gol a Luis Suárez. Ocurre que el estilo barcelonista se actualiza y ahora mismo pasa en el cuarto tomo, el de Luis Enrique, evolucionado respecto al de Guardiola, Rijkaard, Cruyff.

Los delanteros han formado una sociedad tan armónica que parecen ser tres en uno, igual de importantes y decisivos, aunque respetuosos con una jerarquía que concede el número 1 a Messi

La fusión funciona momentáneamente de maravilla, y el Barça domina la mayoría de registros futbolísticos, especialmente el de las transiciones que se apoyan en el vértigo, la mejor fórmula para responder al juego de control de la Real. Los azulgrana actuaron con velocidad, profundidad y precisión, de manera que cada una de sus llegadas fue tan selectiva como definitiva, imposibles de defender para la Real. Rulli, un portero espléndido en el mano a mano y en el achique de espacios, redujo los disparos a quemarropa de Suárez y Neymar. Pero nada pudo ante un cabezazo de Iniesta —al palo— y los centros de Alves.

Juego por las bandas

Las estupendas asistencias del lateral derecho merecieron una respuesta extraordinaria de Neymar y Suárez. El brasileño se anticipó a Elustondo y atacó el balón con la zurda hasta colocarlo en la cruceta izquierda del marco de la Real y el uruguayo cruzó el balón con una volea tan plástica como la de martes contra la Roma, señal del estado de gracia que vive el 9, goleador en los últimos siete encuentros, ovacionado por la hinchada del Camp Nou. El tiro de Suárez resultó tan bello como la comba de Alves y el pase previo para abrir el juego de Iniesta.

Las estupendas asistencias de Alves merecieron una respuesta extraordinaria de Neymar y Suárez

La Real no pudo reponer fuerzas ni con el descanso de por medio, de manera que se expuso a la goleada en cuanto le fallaron las fuerzas, derrengada por el derroche físico que exigía su propio plan, basado en la presión alta, y el fútbol del Barça, a veces directo y vertical, excelente en el dominio de la fórmula espacio-tiempo y en ocasiones exquisito por el toque y las aceleraciones de jugadores técnicamente asombrosos como Iniesta y Messi. La secuencia del 3-0 fue la misma que las del 1-0 y 2-0 con la diferencia que el centro lo puso Mathieu y no Alves, y quien remató volvió a ser Neymar después de la apertura del mismo Iniesta.

El partido pareció que se acababa entonces, por la rueda de cambios, por las tarjetas con las que se cargó la Real y por la calma chicha del Barça que obligó a una excelente intervención de Bravo a tiro de Bruma. Hasta que se reenganchó Messi, como si no quisiera ser menos que Suárez y Neymar, símbolos hoy del mejor Barça. Advirtió el 10 que quería marcar un gol y empezó a rematar hasta que la pelota dio en el travesaño de Rulli. Y como no podía por sí solo, en su ayuda acudieron sus dos amigos delanteros, especialmente Neymar, que le puso el cuero en la punta de la bota para que la empujara a gol: 4-0.

El equipo quiere hacer partícipe de su felicidad al reaparecido Messi. El éxito del Barça pasa por la buena convivencia del tridente y de ahí el interés de Suárez y Neymar por ratificar la complicidad con el 10. Los mejores equipos se han destruido por una cuestión de celos y en pocos clubes se han dado más fratricidios que en el Barça. No extraña por tanto el interés del Camp Nou por mantener el idilio Neymar-Suárez-Messi después que nadie haya dado de momento con el antídoto anti Barça.

El ‘11’ y el ‘9” del Barça acechan al duopolio de Leo y Ronaldo

JUAN I. IRIGOYEN

Hay que bucear hasta la temporada 2008-2009 para encontrar un pichichi que no lleve el nombre de Messi o Cristiano Ronaldo. En aquella ocasión fue Forlán el goleador de la Liga, que también se calzó la Bota de Oro. Este año Neymar y Luis Suárez parecen dispuestos a destronar el duopolio del argentino y el portugués. El brasileño, líder de la tabla, lleva 14 dianas; lo persigue el charrúa, con 12. Entre los dos suman, en la Liga, los mismos goles que el Madrid (26). “

No me importa quién va a ser el pichichi, me interesa que el equipo logre sus objetivos”, dijo Alves, que se rinde frente al fútbol del paulista. “La evolución de Ney es brutal. Al final va a llegar hasta donde él quiera, sus condiciones se lo permiten. Es un jugador único”, completó el lateral. Ya habían marcado el 11 y el 9 y faltaba el gol del 10. “Con el partido resuelto buscan disfrutar todos, me parece bien. Tienen tanta complicidad que si no marcan los tres la fiesta no es completa para ellos”, analizó Luis Enrique. “Se inventan los goles ellos solos”, terció Mascherano. Y completó Iniesta: “No creo que Leo necesite marcar para sentir una cosa diferente. Es el número 1. Si marca bien y si no también”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_