_
_
_
_
_

El segundo 8-0 de Benítez

El Madrid iguala la goleada del Liverpool al Besiktas en 2007, con el técnico madrileño entonces en el banquillo 'red' La velada, que excepcionalmente acabó sin lesionados, solo se vio empañada por los pitos a Benítez y el abucheo a Cheryshev

Diego Torres
Benítez vigila el cambio de Cheryshev por Kovacic.
Benítez vigila el cambio de Cheryshev por Kovacic.Ballesteros (EFE)

El Madrid, más que un club, es un centro de producción de contenidos. Y el Bernabéu, más que un estadio, es un hermoso parque temático circundado por un anillo de restaurantes con terrazas con vistas a la hierba en donde los altavoces más potentes del fútbol mundial descargan una catarata de decibelios de la música más banal que se puede oír en una discoteca. Por ejemplo, Calvin Harris y sus Discípulos interpretando How deep is your love. No confundir con el tema que popularizaron los Bee Gees. Esto suena más sintético. Más digital. Más limpio y desinfectado. Como el partido que disputó el equipo contra el Malmoe. Dulce, aséptico, irrelevante por completo desde el punto de vista de la competición, donde el Malmoe no se jugaba nada y el Madrid ya se había asegurado el liderato del Grupo A, el partido, más que un duelo balompédico, constituyó una exhibición de formas y colores magníficos. Los 60.000 hinchas que se acercaron al campo lo hicieron para vibrar con la Champions lo mismo que para vibrar con Calvin Harris y su banda en el entretiempo. Con la devoción disciplinada de buenos consumidores de entretenimientos navideños.

Toda la velada pareció la obra de un cálculo organizativo excelente. El hat-trick de Benzema, que así reclama su amnistía ante la directiva de la Federación Francesa de Fútbol que lo juzga el jueves; el póker de Cristiano, que establece el récord de goles en fase de grupo (11) y gana en serenidad; la ovación a Pepe, a quien la hinchada agradece su esforzada labor como capitán en la reserva; o la redención de Cheryshev ante la afición, previo abucheo catártico. La sucesión de desmbocó en la mayor goleada del Madrid en la Copa de Europa desde el 9-1 al Tirol en 1990 (con cuatro goles de Hugo Sánchez y tres de Butragueño aquel día). Esta vez, el homenaje se lo dieron Cristiano y Benzema, que sellaron el primer partido de la Liga de Campeones con tres o más goles de dos jugadores.

Más información
El Madrid se lo pasa pipa
Las mejores imágenes del partido

El Madrid igualó el 8-0 del Liverpool de Benítez al Besiktas en 2007. El técnico colecciona así las dos mayores goleadas de la historia de la Liga de Campeones. Y Arbeloa, que participó en las dos goleadas, puede presumir de ser el único jugador en la historia de la Champions que intervino en dos partidos en los que se metieron 16 goles. El fútbol es generoso con todos. 

La redondez de la velada se extendió a los cánticos previstos en el guión que siguieron los 2.000 muchachos que interpretan el papel de fanáticos para el Madrid. Son el sucedáneo ultra desprovisto de toda su violencia y de toda su gracia. Un orfeón oficial, sito en los asientos reservados de la zona denominada de Fans RMFC, en el cuarto anfiteatro. En el minuto 20 tocó entonar Reyes de Europa, en el minuto 55 Guti Alé, en el minuto 58 Real Madrid Alé, y así sucesivamente. Los coristas cumplieron como si llevasen un software por cabeza. Ellos recogen su entrada, cantan su repertorio, y a casa. Pase lo que pase en el campo, y casi siempre en contraste con los demás concurrentes, que permanecen en silencio. Tanto cálculo ha enfriado el ambiente en el Bernabéu, en donde los más ruidosos resultaron los aficionados del Malmoe.

Solo hubo un acontecimiento imprevisto en el protocolo. Fue la pitada al entrenador Rafa Benítez. Antes del encuentro, cuando le mencionaron por megafonía, el público de todas las tribunas (con la obediente excepción de Fans RMCF) le dedicó una bulliciosa reprimenda. La gente le ha cogido la matrícula. No se sabe si por el 0-4 del clásico o por la alineación conflictiva de Cádiz. El técnico aguantó el chaparrón con elegancia. Nada le alejó de sus tareas en la banda, en donde se pasó la primera media hora gritando indicaciones y gesticulando a sus jugadores hasta quedar sentado y satisfecho de la goleada y las rotaciones, culminadas en un proceso exacto, higiénico, y sin lesionados. Sí señor. Esto también es noticia. ¡Sin lesionados!

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_