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Benítez se apunta al proselitismo

El entrenador del Madrid apela al lado sentimental de los socios para contrarrestar el clima crítico del Bernabéu y los pitos en contra del banquillo y del palco

Diego Torres
Rafa Benítez asiste con gorra al último entrenamiento del Madrid, ayer en Valdebebas.
Rafa Benítez asiste con gorra al último entrenamiento del Madrid, ayer en Valdebebas.Angel Díaz (EFE)

“El himno de la Décima”, recordó Benítez, “dice: ‘¡Hala Madrid! ¡Y nada más!’. Esa es la clave".

El regreso del Madrid al Bernabéu centra la atención en las gradas, donde la multitud se agolpa expectante ante lo que pueda suceder con el equipo más atribulado de la Liga. Los socios llevan dos jornadas dedicando pitos al palco y al banquillo. Un clima plebiscitario se apodera del estadio. Algo que en Chamartín no se veía desde 2009, coincidiendo con los últimos días de Ramón Calderón en la presidencia. La derrota en Villarreal (1-0) no contribuye a atenuar la tensión social y esto se refleja en los responsables de la institución. El entrenador, Rafa Benítez, dedicó su conferencia al proselitismo mientras el presidente, Florentino Pérez, anunció que, tras la muerte de Alfredo di Stéfano en el verano de 2014 su sustituto en la presidencia de honor sería Paco Gento, cuyo nombramiento oficial se condiciona a que lo apruebe la asamblea de socios compromisarios que se celebra en diez meses. Es tiempo de invocar ídolos, aunque su presencia física se difiera, y aunque el rival sea el modesto Rayo (16:00 horas, Canal+ Liga).

Revelada la clave para superar la crisis, cabe preguntarse qué parte del discurso de Benítez fue la más esencial. Si aquella que reclamaba a los hinchas el grito primordial, alarmado, interjectivo, “¡hala Madrid!”, o aquella que invitaba a las masas a que suprimieran el sentido crítico en favor del sometimiento sentimental, naturalmente expresado en la negación popularizada por el coro del himno de la Décima con música del productor de Lady Gaga: “¡Y nada más!”.

El técnico hizo hincapié en una idea que repitió hasta cuatro veces cuando le pidieron soluciones: "Intensidad"

No hay jornadas de reflexión en el fútbol. Mucho menos en el Madrid, el equipo con más lesiones de Primera, el club que sigue eliminado de la Copa después de la segunda reunión del TAD, y el que, después de la derrota en El Madrigal, se asoma al abismo de un mes de enero inquietantemente vacío si no es capaz de ganarle al Rayo y a la Real Sociedad en las próximas dos citas ligueras. “Si estamos acertados podemos ganarle a cualquiera”, avisó Benítez, artífice de una frase común entre los integrantes de los equipos chicos cuando se miden a los grandes. Los seguidores ya saben que ganarle al Rayo es posible, incluso cuando se pierden campeonatos. El Madrid se ha impuesto por 2-0, 5-0 y 5-1 al equipo de Paco Jémez en las últimas tres temporadas. El Rayo, con sus líneas adelantadas y su desinhibición, ha sido presa fácil de este Madrid contragolpeador.

La proclamación del ¡Nada más! abrió un universo de posibilidades introspectivas pero dejó poco espacio para la información deportiva en sentido estricto. Benítez no aclaró si seguirá confiando en la delantera compuesta por Bale, Benzema y Cristiano tras la decepción de Villarreal; no explicó si empleará a Kroos o le mantendrá en el banquillo por tercer partido consecutivo; y tampoco dijo si Ramos está completamente recuperado o volverá a jugar con molestias, ya que Varane permanece de baja.

Las únicas referencias técnicas que hizo Benítez en su comparecencia apuntaron al concepto de “intensidad”, sea lo que sea. ¿Qué hay que mejorar? La intensidad. ¿Por qué perdió el equipo en Villarreal? Por falta de intensidad. ¿Cómo se entrenan los muchachos? Con intensidad. ¿Cuál es el secreto para superar las dificultades? "Ya lo dijo Di Stéfano: el mono de trabajo”. Benítez invocó el espíritu estajanovista del prócer y remató la idea con su particular sincretismo: “trabajo con intensidad”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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