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El Chelsea da el relevo de la crisis al Manchester United

Los ‘blues’ ganan bajo la sombra de Mourinho y con Hiddink en el palco y los de Van Gaal caen en Old Trafford

Hiddink junto a Abramovich
Hiddink junto a AbramovichEFE

Ganó el Chelsea al Sunderland (3-1) y cayó el Manchester United, la crisis se va de Londres a Old Trafford, de José Mourinho a Louis Van Gaal, derrotado en su feudo por el Norwich (1-2), cuyos aficionados le cantaron ante la indiferencia local: “¡Mourinho se va a quedar con tu trabajo!”. El técnico luso ocupó su primer sábado en el paro con un viaje a Brighton para ver ganar al Middlesbrough que dirige Aitor Karanka mientras su agencia de representación aclaraba que no tiene intención de tomarse un año sabático. Está en el mercado.

Mientras tanto el Chelsea recuperó su mejor versión en un partido que sirvió para que buena parte de su afición mostrara su fidelidad al entrenador destituido. El diván se activa para dos de los grandes de la Premier y el modesto Leicester suma y sigue, ganó en casa del Everton y se destaca en la tabla a la espera de que sus perseguidores, Arsenal y Manchester City se enfrenten el lunes.

Los focos estaban en Londres, pero acabaron sobre Manchester, donde las horas de Van Gaal pueden estar contadas, eliminado de la Liga de Campeones y a nueve puntos del líder tras invertir en año y medio 300 millones de euros en fichajes. La inacción del holandés en los últimos minutos del duelo ante el Norwich, con su ayudante Ryan Giggs dando la cara por él en la banda, puede ser el anuncio de movimientos inmediatos. Fue como si la tormenta llegase a Manchester desde Londres, donde despejó a medida que avanzó la tarde. Allí minutos antes de comenzar el partido que enfrentaba a Chelsea y Sunderland, el club que preside Roman Abramovich confirmó al holandés Guus Hiddink como nuevo entrenador del equipo. “Volveremos a estar entre los mejores del mundo”, anunció el técnico, que ya había entrenado en 2009 al equipo también en un interinaje. Su nuevo compromiso vence en junio. Tras el anuncio, Hiddink se ubicó en el palco de Stamford Bridge junto al millonario ruso, entre ambos se sentó Didier Drogba, que aún en activo acaba de finalizar la temporada en la MSL de EE UU con el Montreal y en breve trabajará en el staff técnico del Chelsea. Cuando el trío se sentó en sus asientos pudo ver como una larga tela azul con letras blancas anunciaba sobre una de las tribunas del estadio que José Mourinho era “simplemente el mejor”.

El ambiente que se encontraron los futbolistas del Chelsea al saltar a su estadio no era el más favorable considerando que en las islas la fidelidad, la pasión por unos colores, en definitiva el respeto al fútbol y su cultura, impiden a la gran mayoría de aficionados abuchear a un jugador que viste la camiseta que le representa. Pero cuando el speaker anunció la alineación se deslizó algún reproche a Diego Costa o Cesc Fàbregas, señalados además, junto al ausente Hazard, por alguna pancarta en el graderío. “Jose, perdiste a los jugadores, pero no nos perderás a nosotros”, blandía un espectador en una cartulina.

Pero los goles y el buen fútbol son un buen relajante para una afición enfadada. La respuesta sobre el césped de los jugadores a todo ese barullo fue demoledora. A los trece minutos de partido el Chelsea ya superaba al Sunderland por dos goles. Marcó Ivanovic con un testarazo a la salida de un córner y también Pedro al recoger con la zurda un rebote en el área tras centro del lateral serbio. Pero más que el marcador ante un rival que está en zona de descenso lo que llamó la atención del Chelsea fue su fluidez, el ritmo con el que movió la pelota y guardó la posesión, como optó casi siempre por salir jugando desde atrás y hasta firmó algún largo rondo que despertó el aplauso de su gente. Y sobre todo Oscar. Ausente Hazard por lesión, el brasileño ocupó la mediapunta y estuvo en las antípodas del futbolista apocado de los últimos meses. Su memorable primera media hora catapultó al Chelsea. Nada que ver con la pobre exhibición de anteriores jornadas. “¿Dónde estábais el pasado lunes?”, se preguntó a voz en grito parte de la grada con el recuerdo del ridículo de Leicester. Cuando Oscar, al poco de iniciarse la segunda parte, coronó su actuación al transformar un penalti se escuchó de inmediato un cántico de apoyo a Mourinho.

El luso pasó el día en la ciudad balneario de Brighton, nioventa kilómetros al sur de Londres. Allí presenció el duelo por el liderato en la segunda categoría del fútbol inglés entre el Brighton y el Middlesbrough, el equipo que entrena Aitor Karanka, su auxiliar durante su estancia en el Real Madrid. Disfrutó de la victoria de su amigo (0-3) y al acabar bajó al vestuario, donde se hizo fotos con algunos futbolistas, que orgullosos las difundieron en redes sociales. Al tiempo su agencia de representación daba a conocer un comunicado en el que se ponía en el mercado: “No está cansado, no necesita una temporada sabática y está siendo positivo mirando hacia el futuro”, se leía en la nota. Apuntaba además que Mourinho seguría radicado en Londres a la espera de destino y desmentía que su adiós del Chelsea se alcanzase de mutuo acuerdo como aseguró el club, sino que fue un despido.

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