_
_
_
_
_

Betis y Sevilla se anulan

Empate sin goles en un derbi de poco fútbol y en el que Adán salvó a los verdiblancos con dos intervenciones de mérito ante Gameiro

Rafael Pineda
Ndiaye e Iborra saltan a por el balón.
Ndiaye e Iborra saltan a por el balón.Julio Muñoz (EFE)

Betis y Sevilla se anularon en un derbi lleno de emoción, pero muy escaso de fútbol, lleno de interrupciones, miles de amarillas y la sensación, en general, de que el punto le sabe mejor al conjunto verdiblanco. El motivo, la evidente inferioridad técnica de un Betis que escapa vivo de un duelo donde el Sevilla gozó de las dos únicas ocasiones del choque, muy bien resueltas por el meta Adán, fantástico ante Gameiro. Fueron los dos únicos destellos de un Sevilla que tuvo demasiado miedo a perder. Sus jugadores importantes, caso de Vitolo o Konoplyanka, apenas aparecieron, y Gameiro demostró que está a años luz de Bacca. El mérito del equipo de Emery, que sacó demasiado tarde a Llorente, residió en que casi siempre mantuvo el control del derbi y logró que el Betis no le tirara a puerta. Realmente, resultaba difícil que los de Emery encontraran continuidad en un juego constantemente interrumpido por faltas, plagado de amarillas y en donde avanzar con el balón resultaba una auténtica odisea. En el reino del miedo, mandó el empate, con lo que los dos equipos se marchan satisfechos. No hubo fútbol, solo destellos de gente como Banega, Joaquín, Dani Ceballos o Vitolo. Quizás poco para aliviar el tostón, con más emoción en la grada, una locura, que en el campo.

Puro corazón e intensidad, a veces demasiado acelerado, el Betis decidió que la única forma de competir con el Sevilla era jugar con las pulsaciones al límite. Son las cosas que tiene el derbi sevillano, donde el éxtasis de la grada se traslada al campo. En especial para el Betis, de local, que realizó un esfuerzo conmovedor para detener a un Sevilla que se movió con demasiada parsimonia, consciente de su superioridad, pero sin dar la impresión de ir a por el partido en muchas fases del mismo. Es la eterna dualidad que persigue a este Sevilla de Emery, sublime en casa, donde le gana al Barcelona, el Madrid y la Juventus, mucho menos competitivo fuera de Nervión. Da la impresión de que Emery busca que no pase nada en sus partidos. El plan, al menos, le concedió una clarísima ocasión de Gameiro, tras genial pase de Banega, que Adán desbarató en la única acción potable del Sevilla en su sosa primera mitad. También es cierto que el Betis, con Joaquín muy bajo de forma y Rubén Castro desconectado, no le creó el más mínimo peligro. El mérito de los de Mel fue tapar sus carencias con una intensidad tremenda. De fútbol, casi nada, con Dani Ceballos, inexperto, implicado en demasiadas guerras ajenas al fútbol. El plan del Betis le permitió imponerse en algunas fases del choque, con un fútbol de barullo y pierna dura, sin calidad. También tenía un inconveniente. A veces confundió la intensidad con la dureza, con algunos jugadores amonestados. Del mismo modo, el cansancio físico podía hacerle mella en la segunda mitad.

La volvió a tener Gameiro nada más comenzar la segunda mitad. Ahora recibió el pase de Vitolo y estaba algo más escorado, pero de nuevo surgió la figura imponente de Adán. El Betis siguió a lo suyo, a jugarse la vida en cada lance, a correR como un poseso ante la evidente superioridad técnica del Sevilla, un equipo al que le falta un punto de ambición para ser letal lejos de Nervión. Pasaron los minutos y el peligro no volvió a rondar la meta del Betis, que se fue desangrando con el paso de los minutos. Se rindió Joaquín, reventado, luego Dani Ceballos, con más fútbol en la segunda mitad, mientras que el Sevilla tiraba de banquillo. Ni Reyes ni Iborra le dieron a su equipo lo que Emery pretendía, la dosis de calidad necesaria para desbrozar un partido tan enrevesado, de tanto nervio. Emery le dio solo 10 minutos a Llorente y el partido se murió con un punto que sabe a gloria al Betis y algo menos al Sevilla. El Betis sigue sin ganar en casa y el Sevilla tampoco lo hace fuera. Tuvo el derbi su punto de lógica con el resultado: el inevitable empate a cero.

BETIS, 0-SEVILLA, 0

Betis: Adán; Molinero (Varela, m. 83), Bruno, Westerman, Vargas; Ndiaye, Petros; Cejudo, Dani Ceballos (Digard, m. 76), Joaquín (Riki, m. 69); y Rubén Castro. No utilizados: Dani Giménez; Pezzella, Van der Vaart y Jorge Molina.

Sevilla: Sergio Rico; Mariano, Rami, Kolo, Tremoulinas; Krychowiak, Krohn Dehli (Iborra, m. 60); Vitolo, Banega, Konoplyanka (Reyes, m. 71); y Gameiro (Llorente, m. 82). No utilizados: Soria; Escudero, Coke y Nzonzi.

Árbitro: Clos Gómez. Expulsó a Roberto Ríos, segundo entrenador del Betis (m. 37). Amonestó a Molinero, Westermann, Krychowiak, Dani Ceballos, Vitolo, Cejudo, Tremoulinas, Joaquín, Rami, Adán, Iborra, Digard,

Benito Villamarín. 50.073 espectadores.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_