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Al Villarreal le toca la lotería ante el Depor

El equipo de Víctor cae de penalti en el descuento ante un rival que no mereció la victoria, favorecido por un mal arbitraje

Bruno celebra el gol de penalti que le dio la victoria al Villarreal en Riazor.
Bruno celebra el gol de penalti que le dio la victoria al Villarreal en Riazor.MIGUEL RIOPA (AFP)

Pocas veces volverá a ganar un partido el Villarreal con menos mérito, fallón, errático y afortunado por las decisiones arbitrales que privaron al Deportivo de al menos dos penaltis y le castigaron con uno en la última jugada del partido, una imprudencia del veterano Fernando Navarro ante la que el juez no tuvo tantos remilgos. Ganó un partido el equipo de Marcelino que bien pudo perder, en el que bregaba por un empate y se encontró el triunfo para castigar a un rival al que le faltó claridad ante el gol para sacar réditos de su dominio. Resta para el Deportivo el magro consuelo de haber sometido al cuarto del campeonato, pero la amargura de que pudo haberse quedado a tres puntos de él y acabó a nueve.

 Toda esa superioridad se sustanció sobre todo tras el descanso, antes del abrupto final. La primera parte fue un horror impropio de dos equipos de la zona noble de la tabla, una sucesión de imprecisiones y desastres, de pases errados e impotencia para enfrentar a ambas zagas en la que el Deportivo quiso tomar una iniciativa para la que no mostraba mimbres y el Villarreal encontró un gol que no mereció y que ayudó a enrarecer todavía más la escena porque el deportivismo protestó a Fernández Borbalán por varias decisiones previas a que marcase Bruno, que por cierto lo hizo en el corazón del área y sin marca después de que el Villarreal supiese interpretar como ejecutar con un dos contra dos una de esos saques de esquina en los que el Deportivo trata de vaciar el área y deja a tres jugadores sin bajar a defender.

DEPORTIVO, 1 - VILLARREAL, 2

Deportivo: Lux; Juanfran, Arribas, Sidnei, Fernando Navarro; Fede Cartabia (Cardoso, m. 76), Mosquera, Álex Bergantiños, Fayçal Fajr; Luis Alberto (Oriol Riera, m. 77) y Lucas Pérez. No utilizados: Manu Fernández, Laure, Luisinho, Róber y Jonás Gutiérrez.

Villarreal: Areola; Mario Gaspar, Musacchio, Víctor Ruíz, Rukavina; Jonathan Dos Santos (Nahuel, m. 80), Bruno, Pina, Denis Suárez; Bakambu (Leo Baptistao, m. 65) y Soldado (Samu García, m. 75). No utilizados: Barbosa, A. Marín, Eric Bailly y Trigueros.

Goles: 0-1. M. 36. Bruno. 1-1. M. 47. Luis Alberto. 1-2. M. 93. Bruno, de penalti

Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Luis Alberto, Arribas, Fernando Navarro, Bruno y Jonathan Dos Santos

Riazor. 23.815 espectadores

 El gol era demasiado premio para cualquiera en un partido que transcurría sin exigencia para los porteros. El Deportivo se atrancó porque no le han inyectado grandes dosis de paciencia en el manejo y se encontró con un rival más encerrado de lo que se podría aguardar. Se paró el equipo de Víctor Sánchez del Amo porque volvió a tener, una vez más, problemas para que se abriesen espacios cuando Lucas Pérez y Luis Alberto juegan juntos culminando el 4-4-2. Murió ahí en la frontal el Deportivo, fácil para los centrales visitantes, fallones durante todo el partido, pero apenas inquietados durante bastantes minutos tan solo cuando Luis Alberto se movía, se alejaba de la otra referencia ofensiva y ponía unas gotas de anarquía sobre tanto pizarrazo.

 El plan del Villarreal fue el de bajar el ritmo. Sólo lo alteró cuando encontraba a Bakambu, que no ocurrió demasiadas veces. Le faltó dictado con la pelota, fallón en la entrega, sin desborde por los flancos. Lo pagó al recibir el empate en una imprecisión en la salida de la pelota, un achique de Fede Cartabia del que se aprovecharon para conectar, ahí sí, los dos delanteros blanquiazules. Marcó Luis Alberto y el partido fue otro. Siguieron los deslices, pero llegó la emoción. Y el fútbol también es eso. Pudo marcar Lucas Pérez, también Denis Suárez en la única acometida del Villarreal en unos minutos, los iniciales de la segunda parte, en los que el Deportivo se desató, en los que el mal árbitro Borbalán debió señalar dos penaltis, primero uno de Areola sobre Arribas y casi sin solución de continuidad otro por agarrón a Lucas Pérez, termómetro del intenso dominio local.

 El Villarreal se aprestó a sufrir. Marcelino recurrió a Leo Baptistao para que le diese salida al equipo en velocidad, pero para entonces, a poco menos de media hora para el final, el equipo ya había dado varios pasos hacia atrás para dar por buena la igualada. El partido estaba para el Deportivo, que se había quedado huérfano de Luis Alberto y no encontró la mejor versión de pilares como Fayçal Fajr o Lucas Pérez. Superior, con todo. Y el Villarreal, abocado al empate como premio a su flojo desempeño, se encontró con la lotería del triunfo.

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