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La Pulga de oro, otra vez

La FIFA reconocerá por quinta vez a Leo Messi como el mejor jugador del mundo

Messi celebra su segundo gol en el partido de Copa contra el Espanyol.
Messi celebra su segundo gol en el partido de Copa contra el Espanyol.Andreu Dalmau (EFE)

Leo Messi recibirá hoy en el Congress Hall de Zúrich el quinto Balón de Oro de su carrera, premio que concede la FIFA y que honra anualmente al mejor jugador del mundo. Desde que el futbolista inglés del Blackpool Stanley Matthews fuera reconocido como el mejor jugador de Europa en 1956, cuando la revista France Football instauró el galardón, ningún otro jugador había alcanzado la gloria de manera tan reiterada. Messi, que logró su primer trofeo en 2009 y repitió en 2010, 2011 y 2012, volverá a reinar en una ceremonia que los dos últimos años vivió a la sombra de Cristiano Ronaldo. Aunque el resultado de las votaciones es todavía secreto, solo parece haber dos dudas: qué jugador quedará por detrás del argentino, si el portugués o Neymar, y si logrará aumentar el 97% de los votos que logró en 2009.

“¿El quinto? Pensé que ya tenía cinco”, comentó Johan Cruyff en uno de sus paseos por El Montanyà. Johan, como Platini, Van Basten y Cristiano, tiene tres pelotas doradas en casa. El holandés no imaginó la primera vez que vio a aquel niño al que llamaban La Pulga en la calle Estado de Israel de Rosario, donde nació, que llegaría a jugar como lo ha hecho. “No me lo creo ni yo”, suele decir Jorge, su padre, al recordar que cuando dejó Argentina con Leo de la mano nunca lo hizo pensando que terminaría viviendo esto.

Todos los finalistas

Balón de Oro: Cristiano Ronaldo (Real Madrid), Leo Messi (FC Barcelona) y Neymar (FC Barcelona).

Balón de Oro femenino: Carli Lloyd (Houston Dash), Aya Miyama (Okoyama Yonugo Belle), Célia Sasic (Francfort).

Entrenador del año: Luis Enrique (FC Barcelona), Pep Guardiola (Bayern Munich), Jorge Sampaioli (Chile).

Entrenador del año, fútbol femenino: Jill Ellis (Estados Unidos), Mark Sampson (Inglaterra), Norio Sasaki (Japón).

Premio Puskas, al mejor gol: Alessandro Florenzi (Roma), Wendell Lira (Vila Nova), Leo Messi (FC Barcelona).

La realidad superó el sueño del niño que no hablaba, que “parecía mudo”, según recuerda Piqué de los días de cadete. “Le conocí de niño. Siempre me transmitió bondad. Y eso no ha cambiado. Sigue generándome la misma sensación”, añade Cesc, para quien era el mejor de crío: “Lo es y lo será siempre. No habrá nadie igual a Leo”.

Sylvinho, su primer compañero de taquilla en una esquina del vestuario del Camp Nou, le recuerda como “silencioso y tranquilo”. “Quien diga que sabía que Leo terminaría siendo lo que hoy es, miente”, asegura. “Sabíamos que era especial, que tenía algo diferente, pero era imposible imaginar que llegaría a ser lo que es”, le da la razón Ronaldinho, que presume de haberle dado a Leo la asistencia con la que logró su primer gol oficial en el Barça. Messi fue una de las razones por las que Txiki Begiristain instó a Laporta a vender al brasileño. “Ronnie quería mucho a Leo, pero era mejor alejarle de su influencia”, explicó el entonces presidente.

Desde aquellos años, arropado por Valdés, Piqué, Xavi, Puyol o Iniesta, Messi ha convertido lo increíble en hábito, con la pelota metida dentro del pie, —“no la lleva pegada, la lleva dentro del pie”, escribió el escritor uruguayo Eduardo Galeano—, hasta el punto de hacer desaparecer la capacidad de sorpresa de los aficionados, conseguir que los porteros y defensas rivales dejen de frustrarse, asumiendo su incapacidad para frenarle, y que los entrenadores reconozcan que frente a Leo “no hay estrategias ni tácticas que valgan”, según admitía Sandoval, técnico del Granada, el sábado en el Camp Nou. “Hay que estar juntitos, ayudarse mucho… pero, cuando Messi está, es imposible pararle, y cuando piensas que no está, cuando crees que no tiene el día, solo te queda rezar para que de verdad no esté. Pero entonces, aparece y dan igual los rezos”, asegura el técnico.

Leo tiene un núcleo duro de amigos, casi todos vinculados al vestuario o la familia, y se mantiene muy activo en el grupo de WhatsApp del equipo, que lidera con humor. De ahí, medio en broma medio en serio, terminó una noche sacándole una prima extra al presidente Bartomeu al final de la pasada temporada. El chico tímido al que algunos toman por bobo solo por esa timidez, por esa mirada huidiza y esos silencios —“sí, todos hemos escuchado esa cantinela”, reconocen en el vestuario— ha terminado siendo el más listo. “Cuando los demás vamos, él ha vuelto tres veces”, suele reírse del tema Guardiola.

En Leo es todo muy natural. Tiene un talento increíble y además, le gusta lo que hace, disfruta, y así sale mejor” Pep Guardiola, técnico del Bayern de Munich

“¿Leo? Leo no tiene un pelo de tonto. Es más listo que el hambre”, tercia Carles Naval, delegado del equipo, a quien lo que más le sorprende de La Pulga es que “siendo quien es, sea tan normal. Lo anormal en Leo es eso, que sea tan normal”. De hecho, Leo tiene fama de tratar muy bien a los empleados, aunque profesionalmente resulte muy exigente. “Con el débil es muy protector. Y reconoce enseguida quién va de mala fe”, dicen en su núcleo duro. “Es el más listo de todos, en el campo y fuera. Pero disimula”, se ríe Piqué. “Igual que en el campo encuentra un espacio donde no lo ha visto nadie para recibir un pase él solito, aunque al segundo le caigan tres defensas encima. Leo domina la situación como nadie allá donde esté”, se admira Carles Puyol, que fue su capitán y ahora se dedica al coaching junto a Iván de la Peña.

Puyol justifica que Leo no se canse de superar un récord tras otro: “Yo creo que el fútbol es su pasión, lo que más le gusta hacer, por eso es un jugador supercompetitivo, siempre quiere ganarlo todo. Cada año es mejor porque además de su excepcional calidad, tiene un talento natural, ganas e ilusión”, insiste. “Él no dice: ‘Quiero ganar un Balón de oro, no se lo plantea. Pero sabe que es un premio que estará allí; y sabe que si el equipo va bien, que si el equipo gana, y él juega, tendrá opciones de que llegue”.

Cuando me preguntan cómo es, siempre digo: es el mejor. Porque siendo el mejor como futbolista es difícil ser tan buen tipo” Iniesta, jugador del Barcelona

¿De dónde saca esa capacidad competitiva? Luis Enrique cree que va unido a la personalidad de un número uno mundial, de un jugador único e irrepetible. “Hay un objetivo colectivo que le atrae y le sigue motivando año tras año. Luego hay uno individual, único y particular, que tiene este tipo de jugadores, capaz de ir batiendo récords continuamente y de seguir siendo el mejor por los tiempos de los tiempos. No tengo ninguna duda de que esto durará mientras él siga queriendo”. “En el fondo, en Leo es todo muy natural. Tiene un talento increíble y además, le gusta lo que hace, disfruta, y al final, si haces lo que sientes de verdad, pues sale mejor”, piensa Guardiola. El asturiano y el catalán están nominados a mejor entrenador del año, pero ninguno estará en la gala.

Al 10 le acompañará Iniesta, que advierte: “A Leo le tengo un respeto y un cariño enorme porque conmigo se lo ha ganado”, asegura. “Cuando me preguntan cómo es, siempre digo: es el mejor. Porque siendo el mejor como futbolista es difícil ser tan buen tipo”, reconoce Iniesta, para quien La Pulga es “increíble” por “la influencia que tiene en el juego, juegue donde juegue”. “En el campo hay veces que piensas: ‘Madre mía, no puede ser, lo ha vuelto a hacer’. Pero lo fuerte es que al partido siguiente no solo lo vuelve a hacer, sino que se supera. Y así lleva 10 años, sin parar”. Y en esas, dice Messi: “Yo no quiero ser el mejor jugador del mundo. Me basta con que digan de mí que soy buena persona”.

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