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No hay consuelo para Laia Sanz

La piloto española, con fiebre y anginas, se siente perjudicada por la organización y su decisión de recortar el recorrido de dos etapas

GORKA PÉREZ
Laia Sanz, durante una etapa del Dakar 2016.
Laia Sanz, durante una etapa del Dakar 2016.Felipe Trueba (EFE)

A Laia Sanz le gusta tanto competir y hablar del Dakar que cuando un fisioterapeuta le está apretando una clavícula y grita entre medias para dejarle claro dónde está el problema sigue con la frase como si nada. Eso sí, no lo hace de muy buena gana, ya que las cosas no le han salido todo lo bien que hubiera deseado. “Iba mejor de lo que esperaba la primera semana, eran días para ir muy rápido y la verdad es que me encontré bien. Hemos tenido solo dos días auténticamente dakarianos y la verdad es que las cosas no han salido bien”, comenta tumbada sobre una camilla.

Si sólo llegan 50 motos, pues sólo llegan 50 motos, pero no se puede bajar el listón a la primera dificultad que se presenta"

Esos dos días a los que hace referencia la española fueron las etapas nueve y once, en las que la organización decidió recortar el trazado cronometrado por las altas temperaturas –los pilotos llegaron a soportar hasta 50 grados sobre la moto y la organización quedó colapsada por la demanda de helicópteros medicalizados-, aunque no de una manera que convenciera a gran parte de ellos. Mucho menos a Laia. “Me toca las narices la verdad. Son días dakarianos de verdad y así tendrían que ser la mayor parte del rally. Y si sólo llegan 50 motos, pues sólo llegan 50 motos, pero no se puede bajar el listón a la primera dificultad que se presenta”, comenta visiblemente molesta. “Igual que encuentro bien que la organización piense en la seguridad, algo que me parece normal porque esta es una carrera de todos, también de los amateurs, creo que se podía haber cortado a todo el mundo en el mismo punto o haber dado después unos tiempos más reales”, advierte la piloto de Corbera.

Laia Sanz, sobre su KTM en San Juán.
Laia Sanz, sobre su KTM en San Juán.Dean Mouhtaropoulos (Getty Images)

En ambas etapas la organización decidió cortar el recorrido cuando solo habían alcanzado el final unas cuantas motos, impidiendo continuar a las demás, y adjudicándoles después el tiempo de la moto más lenta que había logrado alcanzar el final de la especial. “Yo por ejemplo estuve a 13 minutos del décimo clasificado en la general durante 2.000 kilómetros de carrera y de golpe pasé a estar a 50, sólo por esos 60 kilómetros más que hicieron los otros, eso no tiene mucha lógica. Al final se está perjudicando mucho a la gente que va del 10 al 30 luchando por mejorar sus posiciones porque cuando acaba el día no sabes lo que has hecho y encima te apuntan un tiempo que no tiene que ver con la realidad”, remarca la catalana.

Estuve a 13 minutos del décimo clasificado en la general durante 2.000 kilómetros de carrera y de golpe pasé a estar a 50, sólo por esos 60 kilómetros más que hicieron los otros"

En su primer Dakar con KTM y valorando todas las condiciones del recorrido, Laia Sanz temía especialmente las etapas de las primeras semanas. En ellas, pilotos como Price o Meo, menos experimentados pero más rápidos que la española, podrían empezar a marcar unas diferencias insalvables. Sin embargo, no fue así y Sanz mantuvo el tipo. “La verdad es que me encontraba bien, todos han ido rápidos y yo también, lo que quiere decir que poco a poco voy acercándome”, comenta. Aun así, esa segunda semana más propicia para sus condiciones –navega sin problemas y cuida bien la moto-, resultó ser la condena para sus aspiraciones. “Lo estaba haciendo bien pero tuve problemas de sobrecalentamiento en la moto que me han hecho perder muchísimo tiempo. En estas últimas etapas ya he ido con calma sólo a acabar porque la verdad es que ya no hay mucho que hacer”, afirma con resignación.

Laia Sanz, durante la octava etapa
Laia Sanz, durante la octava etapaJorge Saenz (AP)

Para rematar la estampa Laia acabará el Dakar con anginas y con unas décimas de fiebre de las que está tratando de desprenderse y que le han terminado por complicar la experiencia. “Los problemas mecánicos pueden pasar y esta vez me ha tocado a mí. Es mala suerte y no puede ir cada año bien, espero acabar sin más problemas. El año pasado salió todo perfecto, tuve un poco de suerte y este año todo lo contrario. Lo malo es que queda un año entero para el próximo Dakar y lo bueno que tengo mucho tiempo por delante para prepararme bien”, sentencia.

La clavícula le duele porque facilitando un adelantamiento cerca de un río perdió el control de la moto y se cayó al suelo. Esas es la marca física que se llevará de recuerdo cuando mañana acabe el Dakar en Rosario. Eso sí, el mosqueo le durará unas cuantas semanas más.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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