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Rubén de la Red: “Lo peor de ser entrenador es el runrún las 24 horas”

El exjugador del Real Madrid, que ahora entrena al filial del Getafe, dice que el síncope que sufrió le hizo más sensible

Eleonora Giovio
Rubén de la Red, entrenador del filial del Getafe, posa antes de la entrevista
Rubén de la Red, entrenador del filial del Getafe, posa antes de la entrevistaBernardo Pérez (EL PAÍS)

Rubén de la Red tiene 30 años. Después de cinco temporadas como técnico en las categorías inferiores del Real Madrid, desde finales de octubre dirige al filial del Getafe (antepenúltimo) y también es comentarista de Movistar TV. Su carrera de futbolista se truncó en octubre de 2008 en el campo del Real Unión de Irún cuando se desplomó en pleno partido tras sufrir un síncope. Tuvo que colgar la botas. Se refugió en su hijo pequeño, que ahora es el mayor de tres hermanos. Sonríe hasta con los ojos durante la media hora de charla con EL PAÍS en una mañana soleada de mediados de enero en la ciudad deportiva del Getafe.

Pregunta. ¿Alguna vez todavía piensa como futbolista?

Respuesta. A veces sí, pero cuando veo el fútbol como aficionado. Intento que esto no ocurra en mi trabajo de entrenador.

P. ¿Por qué?

R. Porque la mirada del futbolista no es la misma que la del entrenador. El entrenador tiene un planteamiento que se tiene que cumplir, si no sale, tiene que buscar soluciones. Y si eso lo haces como jugador, estás haciendo una evaluación errónea.

P. ¿El vestuario le transmite lo mismo como jugador que como entrenador?

R. Lo puedes vivir de la misma manera, con intensidad, emoción y pasión, pero es muy diferente. Como jugador puedes pegar un grito y cagarte en lo primero que pillas, como entrenador tienes que saber manejar los mensajes que das.

P. ¿Qué mensaje le gusta transmitir?

R. Ambición, pasión, ganas de mejorar, pelea y dedicación.

El mayor pecado de los jóvenes es la falta de concentración. Tienen una meta, pero no le dan la importancia que requiere"

P. ¿Se da cuenta cuando los jugadores dejan de escucharle?

R. Sí, se lo notas en las caras, en la mirada.

P. Me decía Allegri que los jóvenes de ahora piensan poco y son poco creativos. ¿Qué tipo de jóvenes se ha encontrado?

R. No es que sean poco creativos, pero sí a lo mejor hoy en día hay algunos a los que se les han facilitado tanto las cosas que no resuelven las situaciones por sí mismos. Cuesta más que cuando éramos pequeños nosotros, bajabas al parque y te buscabas la vida. Aún así, es como todo, hay jóvenes más listos y menos listos.

P. ¿El mayor pecado que cometen ahora?

R. La falta de concentración. Tienen una meta, pero no le dan la importancia que requiere, no cuidan los pequeños detalles. Eso hace que no rindan al máximo.

P. ¿Qué es el talento?

R. Ser brillante.

P. ¿Quién ha sido su ejemplo en el fútbol?

R. Caminero y Redondo, son los jugadores en los que me fijaba cuando empecé. He de decir que cuando jugaba no veía mucho fútbol, simplemente me gustaba jugar y ser participe de ello. Ahora sí que miro más fútbol y me fijo en otros entrenadores, en su forma de dirigir, de resolver problemas, etc.

P. ¿Quién le gusta más?

R. Mourinho por su personalidad, sin excederse porque lleva muchas cosas al límite. Pero me parece un extraordinario gestor de grupos. Guardiola por lo que ha hecho sin experiencia, por las ganas y la ilusión.

P. ¿Su modelo de capitán?

R. Los dos que he tenido: Raúl y Belenguer. Han sido ejemplares y me han marcado mucho. Son dos personas que no se salen del camino, siempre al frente del equipo, siempre dando ejemplo. Recuerdo que en un partido Raúl bajó a defender un balón en una jugada muy cerca del área, le eché la bronca. Le dije que no tenía que bajar hasta ahí, que tenía que hacerlo otro compañero, uno de los que se quedaba arriba. Me dijo que lo hacía porque tenía que ayudar. Le eché una buena bronca, se reía, pensaría: y el niñato este qué, está zumbado. Era Raúl y corría por los demás, ahí vi el respeto que le tenía a nuestra profesión. De David (Belenguer), recuerdo el consejo que me dio cuando en el Getafe me pusieron de central. Al cuarto partido me dijo: ‘oye es cuando empiezas a confiar que vienen los fallos’.

P. ¿Por qué dejó de entrenar en la cantera del Madrid?

A Raúl le eché una bronca por bajar a defender una jugada... Pero él corría por los demás, ahí vi el respeto que le tenía a nuestra profesión

R. Porque se terminó una etapa. Cumplí con mi etapa de formación. Estoy contento aquí y me gusta ir creciendo.

P. ¿Lo más duro de ser entrenador?

R. El runrún que tienes en la cabeza durante las 24 horas del día. Un entrenador no deja de pensar en su equipo nunca y eso te consume. No tienes vida; bueno, la tienes, pero son muchas horas en las que tu cabeza piensa en cómo mejorar o cómo intentar mantener lo bueno. Siempre estás dándole vueltas.

P. ¿Lo mejor?

R. La adrenalina que te da un partido. La emoción de si vas a ganar o perder.

P. ¿Más adrenalina en el campo o en el banquillo?

R. En el banquillo se pasa peor porque depende de los jugadores. Es más sufrido.

P. ¿Ha vuelto a dar patadas a un balón?

R. Sí, con los veteranos del Madrid.

P. Han pasado siete años desde el síncope. ¿En qué ha cambiado?

R. Soy más sensible. Ha cambiado mi percepción de las cosas, las valoro más. Sobre todo la familia y los niños, todo lo que tiene que ver con niños me emociona mucho más. Sabes que esto es así, que un día te toca y te vas.

El síncope cambió mi percepción de las cosas, las valoro más. Sobre todo la familia y los niños, todo lo que tiene que ver con niños me emociona mucho más"

P. Tuvo mucha suerte.

R. Sí, sé que al final estoy bien, puedo andar, correr, jugar. No tengo problemas de salud.

P. ¿Le llegaron a decir qué le provocó el síncope?

R. Sí, arritmias. Tengo un foco de arritmias. Pero el poder hacer todo con normalidad es importante.

P. ¿Cuánto tardó en aceptar que ya no podía jugar al fútbol?

R. En realidad lo que más me costó fue no saber realmente lo que me pasaba. Me tiré un año y medio en el que no veían nada, no encontraban nada, no sabían nada. Todo era normal y lo único que me decían era que no podía jugar al fútbol, pero no me decían por qué. Lo único anormal era el síncope que había tenido. Eso fue lo peor, porque yo me encontraba bien, podía correr. El día que me dieron la baja, aunque no se supiera todavía qué había provocado el síncope, me liberé. Pensé: vale, se cierra un ciclo y me dedico a otra cosa.

P. Decía Michu que si le quitan el balón no puede ser feliz. ¿Dónde buscó usted la felicidad?

R. En mi hijo. Acababa de nacer. Un bebé te quita mucho tiempo y a mí durante ese año y medio me quitó todo lo negativo. Estaba pendiente de él las 24 horas, disfruté de él.

P. ¿Qué jugador le fascina más?

R. Thomas Müller. No destaca a priori por su forma de correr o por hacer cosas maravillosas con el balón, pero me parece un espectáculo de jugador le pongan donde le pongan. Es un jugador de equipo, define partidos, es un líder. 

P. ¿Cómo ve a Zidane?

R. Muy contento, está cumpliendo un sueño. El Madrid es un equipo al que a todos nos gustaría entrenar. Está disfrutando del momento porque son cosas que pasan una vez en la vida y no se sabe cuánto dura.

Me fascina Thomas Müller. No destaca por su forma de correr o por hacer cosas maravillosas con el balón, pero me parece un espectáculo de jugador"

P. Dicen que no tiene experiencia. ¿No se trata de hacer llegar un mensaje?

R. Dentro de la faceta del entrenador hay varias funciones. La de manejar el vestuario, quien entra y quien sale, cómo y cuándo… y cuando has sido jugador, esas sensaciones las conoces. Cuando dicen que no está preparado o no tiene experiencia creo que se refieren más a momentos concretos de partido, al trabajo previo, al análisis del equipo rival y de tus errores. Pero para eso existen los grupos de trabajo y tener a gente especializada.

P. ¿Dónde se ve dentro de diez años?

R. Entrenando en la elite. Esa es mi ilusión. Soy joven, pero el camino lo va a marcar mi capacidad.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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