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Negredo evita el desastre del Valencia

Un gol del vallecano en el tiempo de prolongación vuelve a castigar al Deportivo, muy superior durante el choque al cuadro de Gary Neville.

Álvaro Negredo (i) y el defensa del Deportivo Sidnei disputan un balón.
Álvaro Negredo (i) y el defensa del Deportivo Sidnei disputan un balón.Cabalar (EFE)

El tuerto que le ha mirado al Deportivo en Riazor se ha llevado del estadio coruñés tres puntos en las dos últimas comparecencias del equipo de Víctor Sánchez del Amo ante su gente. Si el Villarreal se llevó un triunfo inmerecido sobre la bocina, el Valencia se ha encontrado un tesoro que no ha hecho nada por merecer, un empate, otro más para un equipo sin alma que ha festejado una igualada sobre la bocina en un balón al área que cazó Negredo y castigó al Deportivo, que tuvo la sentencia de manera reiterada. Tampoco supo firmarla, que no se puede ser ciego del todo ante el tuerto.

El Deportivo se hizo fuerte a base de fútbol, de un plan de juego cristalino, pero también de fiereza y esas son malas noticias para el Valencia, solo superior en las nóminas de sus futbolistas. Durante bastantes minutos lo sometió a base de ese intangible denominado intensidad, que si de alguna manera se evidencia es por actitudes que llevan a anticipar al rival en las disputas, a encimarlo y obligarle a trabajar en una longitud de pocos metros. El Valencia no estuvo cómodo y tampoco hizo mucho por acomodarse, sin capacidad para manejar la pelota en el centro del campo, sin salidas por los flancos durante casi una hora, abocado apenas a encontrar de manera eventual a Parejo, desnortado, y a Negredo para que prendiesen la luz.

Se creció el Deportivo, que necesitaba afianzarse y recobrar aquella identidad que le llevó a puestos europeos. Y se afinó a partir de otra escandalosa demostración de Mosquera, que no sólo mostró su habitual dictado para mover la pelota sino que se aplicó como si se moviese con una gigantesca escoba. La pericia del Deportivo en la recuperación obligó al Valencia a correr hacia atrás, le alejó del área de Lux, que apenas había pisado de inicio tras un error de Juanfran que habilitó un disparo muy cruzado de Negredo. Al Deportivo le faltaron opciones claras de marcar, pero le sobraron oportunidades para construirlas. Le costó encontrar el último pase y al final lo pagó. Ahí pugnó como nadie Luis Alberto, un orfebre que en ocasiones acostumbra a buscar las opciones más complicadas. Ocurre que cuando encuentra la llave abre las puertas del cielo y se las franqueó a Lucas Pérez para que el delantero marcase su décimotercer gol del campeonato y rompiese una sequía que se prolongaba ya algo más de un mes.

El Valencia recibió el gol como el que escucha llover, parado sobre un dibujo asimétrico en el que Santi Mina se abría como extremo por la derecha y André Gomes operaba por la zurda cayendo hacia el medio o intercambiando su posición con Parejo. Por detrás tanto Zahibo y Danilo pasaron un calvario para sacar el balón jugado. Moduló su presión el Deportivo con el paso de los minutos y antes del descanso, pero se reactivó en la reanudación. Ahí tuvo Lucas Pérez el segundo en una acción que anuló el asistente por un fuera de juego que no existía porque hasta dos rivales le habilitaban, una finalización en definitiva tras otro balón recuperado en campo rival.

La primera solución de Neville fue la de equilibrar la pizarra con Bakkali junto a la cal por la izquierda. Sus compañeros le buscaron como aquel que sube el Tourmalet en bicicleta y de pronto le ofrecen una moto. Para entonces el Valencia ya se movía sin red, con la zaga en el centro del campo y al filo de que el Deportivo conectase de nuevo un último pase. Descosido como estaba, el Valencia encontró el empate en el tiempo añadido a los noventa minutos, encontró al final a Negredo y festejó un empate que sera pírrico si no cambia de faz inmediatamente. Y lleva ya diez jornadas sin ganar.

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