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Peter Lim: entre Neville o el Valencia

El magnate debe decidir la continuidad o el despido del inglés tras el 7-0 ante el Barcelona

Aficionados del Valencia increpan a los jugadores.

Desde Singapur, a 12.000 kilómetros de distancia, Peter Lim se debate en una encrucijada: despedir a Gary Neville como entrenador del Valencia o proteger su inversión en el club de la capital del Turia que compró como capricho y negocio. La humillación sufrida por el equipo en el Camp Nou ante el Barça no ha hecho más que acrecentar las suspicacias entre la afición valencianista, que no sabe a quién culpabilizar del drama deportivo que vive el Valencia. Nada nuevo en Mestalla, que cíclicamente ve cómo por su palco desfilan personajes con aires de grandeza que prometen el maná y títulos, que ilusionan a los aficionados fácilmente impresionables que no se responsabilizan de a quién entregan su amor.

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Las iras del valencianismo se centran en los jugadores, a los que acusan de indolencia y desapego a los colores. En la pasada madrugada, 200 aficionados se personaron en la ciudad deportiva de Paterna para increpar a los futbolistas a los que tildaron de mercenarios. Tras el entrenamiento matutino, André Gomes fue retenido por un grupo de seguidores blanquinegres cuando el centrocampista portugués se disponía a abandonar las instalaciones. ¿Tú crees que a mí me da igual perder?, se defendió André Gomes.

El maniqueísmo del valencianismo no se atreve a señalar al dueño del club, Peter Lim, al que abrazaron por completo y pusieron la alfombra roja a su llegada a Mestalla 16 meses atrás, auspiciada por el anterior presidente, Amadeo Salvo, al que muchos ya comienzan a cuestionar por resultar el ariete que trajo al magnate de Singapur al Valencia. El dinero de Lim traería a grandes jugadores a Mestalla y con ellos se podría discutir el trono al Madrid y Barça, equipararse a los principales clubes de la Premier y de Europa. El Chelsea o el Manchester City eran ejemplo y espejo.

La mitomanía le puede resultar cara a Lim, cuya confianza en sus amigos es extrema. La amistad de Jorge Mendes con el magnate de Singapur es más interesada. Desde octubre del 2014, Lim ha derrochado más de 200 millones de euros en la compra de jugadores para el Valencia, la mayoría de ellos de la factoría de Mendes, de dudoso valor, con coste sobrevalorado, devaluados en la actualidad, salvo la excepción de André Gomes. En primera instancia, Lim le dio las riendas del equipo a Nuno Espírito Santo, con apenas bagaje en los banquillos, cuyo mérito reconocible era ser amigo del propio Lim y representado por Mendes.

Tras clasificar para la Champions al Valencia en la pasada temporada, Nuno se cargó a Rufete, el director deportivo, figura recuperada dos semanas atrás con la entrada en el club de García Pitarch, quien se mantiene a la espera de que Lim le encargue buscar el tercer entrenador del curso. Llegado el verano, Mendes tenía manga ancha para seguir vendiendo bisutería a precio de oro a Lim (Abdennour, Santos o Danilo como ejemplo). Los resultados en el arranque de temporada obligaron al dueño del club a despedir a Nuno al que la hinchada y jugadores no soportaban. Lim reincidió en el error contratando para el banquillo de Mestalla a otro amigo, Gary Neville, sin contar el inglés con ningún tipo de experiencia como entrenador, desconocedor de la Liga, de sus jugadores y del idioma.

En dos meses Neville ha hecho bueno a Nuno. El portugués fue despedido en la jornada 13 estando el Valencia a cinco puntos de la Champions. Tras ocho partidos en Mestalla, Neville tan solo ha conseguido cinco empates en la Liga. El equipo está a 19 puntos de la cuarta plaza que ostenta el Villarreal y a la que nadie ya aspira. Lo que preocupa al aficionado son los cinco puntos que separan al Valencia del descenso. Y Neville sigue sin sentirse responsable del hundimiento del equipo que tocó fondo en el Camp Nou. “Estamos en la mierda”, dijo explícitamente Mustafi tras el partido ante el Barça. Desde Singapur, Lim tiene que tomar la decisión de proteger a Neville o su inversión en el Valencia.

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