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Inglaterra esgrime defensa y banquillo para doblegar a Italia

Tras una primera parte mediocre, el XV de la Rosa ha vendido en Roma (9-40)

El inglés Jonathan Joseph (con el balón) durante el partido ante Italia.
El inglés Jonathan Joseph (con el balón) durante el partido ante Italia.David Rogers (Getty)

Sin descubrir aún sus virtudes ofensivas, la nueva Inglaterra se agarra a las fortalezas ya conocidas para navegar en este Seis Naciones. Tiró de su fiabilidad defensiva el XV de la Rosa, que no ha encajado ensayos en los primeros 160 minutos del torneo, para doblegar a una Italia valiente que se sintió capaz de hacer historia durante 50 minutos. Necesitó de su superior banquillo Inglaterra, previsible con el oval hasta que su centro Jonathan Joseph rompió el partido castigando una ingenuidad del rival, que pudo ponerse por delante en la segunda parte. El desenlace fue plácido y los azzurri siguen sin ganar a los ingleses en 22 partidos oficiales.

La deseada paliza a la que el técnico Eddie Jones quería someter a los italianos tendría que esperar. Su banquillo, con seis delanteros y solo dos backs, exigía una salida en tromba de las dos primeras líneas, seguras de que su recambio llegaría pronto. No lograrían imponerse a sus pares italianos, capaces de limitar al rival a frutos puntuales. El XV de la Rosa llevaría la iniciativa en el tanteo con la ayuda de las circunstancias, como el avant de los italianos en su línea de 22 metros o el colapso del zaguero Luke McLean, sin apoyos a la hora de contener la presión inglesa tras una patada que desembocaría en el único ensayo del primer acto.

Incluso en esa marca del apertura George Ford brillaría Billy Vunipola, el gran baluarte de esta Inglaterra que anhela solidez. El flanker hizo valer su presencia física para someter a Escocia ganando medio centenar de metros mientras los rivales acumulaban fuerzas para derribarle. En esta ocasión brillaría sin necesidad de doblegar contacto alguno, mostrando la astucia de rechazar la ruta directa y abrir la banda para decantar el ensayo.

No se dejaría intimidar Italia, efecto impensable mientras Sergio Parisse comande sus huestes. Más presentes en campo contrario, los locales fueron atrevidos, felices de aventurarse al pie de Carlo Canna, su nueva esperanza. Tras brillar en Paris anotando de todas las formas posibles, el joven apertura canjearía sin complejos los tres golpes de castigo que le suministraron sus compañeros en el primer tiempo. Italia era la que rompía el corsé, la que lograba contrarucks o gestaba contragolpes, y solo caía por dos al descanso (9-11).

Jones cumplió el guión y movió pronto el banquillo. Mientras las nuevas piezas engrasaban, Italia siguió amenazando en campo contrario gracias a las faltas de Haskell y Hartley. En ese tramo clave no sabrían concretar los locales y el choque se les volvió utópico en apenas un suspiro. El lapso desde la patada escorada que marró Canna para mandar en el marcador al error garrafal que brindaría a los ingleses su segundo ensayo. Bellini sacó con prisas desde touch y Campagnaro, presionado por la inminente llegada de los ingleses, quiso continuar la jugada en lugar de echarse al suelo. Su cesión imprudente encontró a Jonathan Joseph, atento para interceptar y ensayar a placer.

Apenas tuvo tiempo Italia para aceptar el reto de la remontada cuando la montaña que vislumbraba ante sí se transformó en cordillera. No es habitual que un back suplente entre al partido antes de la hora de juego, pero Jones no es un ortodoxo. Así que Danny Care, titular en Edimburgo, le sirvió a Joseph una patada dulce que el centro amortiguó bajo palos. Tras exhibir velocidad y colocación, a Joseph aún le quedaría por esgrimir exuberancia física en su tercera marca, lanzándose entre placajes a la zona de marca después de amagar el pase.

La mermada Italia, castigada durante el choque con las lesiones de García y Fuser, tuvo que rendirse ante las piernas frescas de la delantera inglesa. No supo crear Jones un partido vertiginoso de inicio, pero sí recogió los frutos al final, en ese último cuarto de hora que encumbra a los equipos grandes, capaces de exhibir repertorio contra el cansancio físico y mental. Ahí llegaría la última marca, firmada por Farrell tras la asistencia del talonador Jamie George. A la espera de medir sus progresos ante rivales de más entidad, Inglaterra ha superado la fase de adaptación con el bálsamo de las victorias.

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