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Banega desatasca al Sevilla

La amplitud de plantilla del equipo andaluz acaba con un digno Las Palmas

Rafael Pineda
Banega celebra su gol.
Banega celebra su gol.CRISTINA QUICLER (AFP)

El Sevilla sufrió para mantener su impresionante racha en Nervión, donde acumuló su 11ª victoria consecutiva en Liga. No fue fácil para el equipo andaluz acabar con la resistencia de Las Palmas, un digno rival, con mucho fútbol, pero poco gol. El Sevilla, al menos en casa, gana por inercia y en días atascados, como le tocó sufrir ante el conjunto canario, salió adelante gracias a un jugadón de Banega y la amplitud de su plantilla. El argentino definió dentro del área con un movimiento y una definición al alcance de pocos jugadores.

La entrada de Vitolo y Krohn-Dehli en la segunda mitad dotó también de fútbol y velocidad a un equipo demasiado atascado, que apenas tuvo ocasiones y que se solo se desmelenó en el tramo final del partido. A Las Palmas le queda el consuelo de su buen partido durante una hora y lamentar una acción de Cristóforo que pudo ser penalti con 1-0. El uruguayo despejó con el brazo dentro del área un balón de Tana. Prieto Iglesias no vio intención en la acción y no pitó penalti. El Sevilla, a ocho puntos del Villarreal, es el único equipo que parece poder pelear con los de Marcelino por la cuarta plaza. A Las Palmas le queda un sufrimiento continuo para evitar el descenso, lastrado por su falta de gol, que le condena, por ejemplo, a no haber ganado todavía en Liga fuera de Canarias.

Tan frío y desapacible como la tarde, el Sevilla decepcionó en su puesta en escena ante Las Palmas. Emery refrescó a su equipo con la entrada de hasta seis jugadores que no fueron titulares en Copa en Vigo. Una solución lógica ante la avalancha de partidos que disputa el cuadro andaluz y una prueba a la amplitud de la plantilla que maneja el vasco. Era el momento de jugadores como Reyes o Konoplyanka, destinados a doblegar con buen fútbol a un rival, Las Palmas, de lo más sano del fútbol español. Sano, porque la propuesta de Setién dista mucho de ser la habitual de un equipo que se habita la zona de descenso. Un equipo valiente, que se atrevió a presionar al Sevilla en su área, que ocupó mejor los espacios y que, en definitiva, fue mejor que su rival en un primer tiempo donde los andaluces resultaron irreconocibles.

Con Banega destrozado después de la paliza gallega en el inundado Balaídos, el Sevilla no carburó, con un juego previsible y demasiado lento, sin profundidad ni intensidad. Solo Reyes, en una ocasión, hizo trabajar a Varas. Las Palmas se movió con comodidad, desplazando con inteligencia el balón, ahogando a un Sevilla muy atascado. A los canarios solo les faltó el gol, aunque lo mereció más que su rival, sobre todo en un disparo de Jonathan Viera que dio en el palo de la meta defendida por Sergio Rico. El Sevilla, a pesar de las rotaciones, jugaba andando, sin profundidad ni desmarques, sin chispa.

Al Sevilla lo salvó un jugadón de Banega, muy gris durante todo el partido. Ya habían entrado Vitolo y Krohn-Dehli. El Sevilla había mejorado en pase, profundidad y velocidad, con lo que el gol comenzó a vislumbrarse. La tuvo Gameiro y salvó Varas. Luego Nzonzi puso a prueba al portero criado en el propio Sevilla. Hasta que llegó una acción digna de la élite. Vitolo, Krohn-Dehli y Banega se hartaron de combinar hasta que el argentino realizó un espectacular movimiento para acomodarse su balón en la pierna izquierda. El tirazo de Banega entró casi por la escuadra. Luego llegó la acción de Cristóforo y el lamento canario ante el posible penalti del uruguayo. Ya volaba entonces Vitolo, colosal ante su ex equipo, en consonancia con el estupendo Krohn-Dehli.

El Sevilla golpeó luego en una jugada típica de su fútbol rápido y contundente. Asistió Vitolo, marcó Gameiro y el Sevilla sonrió ante el desánimo de Las Palmas, que hace disfrutar con su fútbol y desespera con su falta de gol. El Sevilla, mientras, en la final de Copa, con una derrota en 21 partidos y a la caza del Villarreal. No será fácil, pero los de Emery están enrachados.

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