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Cristiano espabila al Real Madrid en Roma

Un golazo del portugués, inmenso en el segundo acto, y otro de Jesé enfilan al Real ante una Roma con más voluntad que juego

José Sámano
Ronaldo celebra su gol con Zidane y Ramos.
Ronaldo celebra su gol con Zidane y Ramos. A. PIZZOLI (AFP)

En un duelo con tinieblas, emergió por su cuenta Cristiano y cambió la cara a un Madrid que ya ojea los cuartos de final de la Liga de Campeones. En el evocador Olímpico de Roma hubo dos partidos, el equilibrado y contenido, y el que precipitó el astro portugués con un gol a lo Cristiano. Esa maniobra tan suya para coger una rueda de ventaja con la que abrirse paso hacia un disparo diagonal con mucha metralla. CR en estado puro, el que tanto se esperaba de nuevo fuera del Bernabéu. Con Europa a la vista, el portugués marcó el devenir del encuentro. De un Madrid rebajado hasta entonces a otro más fulgurante, con más apetito, sellado por un tanto final de Jesé. Ronaldo revitalizó al Real y se elevó sobre todos con su segundo tiempo en el que tuvo en vilo a media Roma. Antes de la explosión del luso, el Madrid fue menos Madrid y corrió el riesgo de engrandecer a un rival que circula con lo justo, con lo muy justo.

De entrada, se gripó el Madrid. Hasta la mecha de Cristiano le faltó marcha y también colmillo. Demasiado tieso ante un adversario con ánimo y turbo, nada más. Una Roma en tiempos confusos, más remendada que con identidad en el que apenas sobresalen Florenzi, casi un parvulario, y Perotti, un recién llegado del modesto Génova al que unas cuantas virtudes le convierten en el apóstol de esta Roma difusa. No lo aprovechó el Madrid, con su alineación del frac, en la que uno por uno todos estaban por encima de los contrarios. La desigualdad de nóminas tardó en plasmarse. El Madrid transitaba con medio pie, encogido hasta el toque de corneta de CR. Los romanistas cerraron fugas sin la pelota y con la posesión se intentaron desplegar a toda mecha. Su ataque, con Perotti de ariete postizo, y Salah y el Shaarawy por las orillas, está concebido para jamaicanos. Los tres cogen pista sin freno abrigados por un pelotón de jornaleros que bregan lo suyo, pero sin poco tacto para el juego.

Con poco, los muchachos de Spalletti neutralizaron a los de Zidane. Un Madrid blando al que costaba imponer su teórica superioridad, un punto conformista. Hasta el trueno de Cristiano, frente a un enemigo en cuyo tendal defensivo cuelgan zagueros de cuestionable solvencia, la retaguardia madridista estuvo muy por encima de la ofensiva. Exigidos en un sprint tras otro, Carvajal, Varane, Ramos y Marcelo se mantuvieron muy firmes. A campo abierto, la tarea era cruda para todos. Como muestra, una interferencia crucial de Varane ante El Shaarawy a segundos del descanso. Al otro lado, apenas un remate diabólico de Marcelo que casi ventila la escuadra izquierda de Szczesny, un portero trabalenguas. Para apuntar su primera intervención hubo que esperar al minuto 53, un tirito de Carvajal. Y, de repente, en plena nadería, un estallido en Roma.

Cristiano salta con Manolas
Cristiano salta con ManolasLuciano Rossi (Getty)

Tras el disparo de plastilina de Carvajal llegó la estampida de Cristiano, que hasta entonces no se había probado ni con fogueo. El portugués enfiló a Florenzi por la izquierda, con la espuela zurda se citó con la pierna derecha, un quiebro de autor, muy de CR. Ventilado el alguacil, desde el pico del área reventó el balón en el ángulo más distante. Un calco del gol del pasado sábado al Athletic, el que abrió el marcador en Chamartín. El “cristianazo” sacudió a la Roma durante un tramo, mucho azote para quien se sabía inferior. Un baño de realismo.

En ventaja, era el momento de los de Zidane. Lo entendió CR, no tanto el resto del equipo. El luso cogió el encuentro por las solapas, acaparó la ofensiva y puso en jaque al conjunto italiano. Un desafío colosal para el joven Florenzi, que no tiene alma de secante. Lo observó Spalletti, que dio paso a De Rossi como central y ordenó al granítico Rudiger encapsular a Cristiano. Lanzado el luso, al Madrid le faltó gestionar algo más el juego. Por una vez, Modric no fue el mensajero que acostumbra. Como en más ocasiones de lo debido, Isco y James no terminaron por cuadrar. Dzeko y Vainqueur pusieron en alerta a Keylor Navas, que si no tiritó más fue por la ineficacia de Salah, que exasperó a su hinchada. Es un galgo, pero cuando frena para la asistencia terminal se aturulla. Al menos en esta jornada, el egipcio fue más corredor que futbolista.

Cristiano, cómo no, tuvo un cabezazo sencillo para la condena definitiva. Se le fue por un dedo. Lo mismo que a James tras asistencia del “7”. Sin el control debido, pero el Madrid ya era otro cuando enfilaba hacia Szczesny. Hasta que llegó el turno de Jesé, estupendo en su asalto por la derecha y remate cruzado. Fin de fiesta para la Roma, para esta Roma que zozobra de tal manera que desgarra ver a Totti, un mito de 39 años, desfilar los minutos de la basura, con los suyos rendidos para la causa. Hoy son tiempos de otras leyendas, caso de Cristiano, que ya vuelve a contar goles lejos de Chamartín. Y de los que valen un potosí, como el que en Roma espabiló a un Madrid que ya enfila los cuartos de final.

Los blancos se sacuden la maldición italiana

Corría el año 1962. El Real Madrid ganaba 0-1 en Turín con un gol de Alfredo Di Stéfano. Eran los cuartos de final de aquella Copa de Europa que los blancos perderían en la final contra el Benfica. Y era la única victoria madridista en Italia en una eliminatoria de la máxima competición continental hasta ayer. El Real Madrid se sacudió en Roma parte de la maldición italiana. El resto tendrá que certificarlo el próximo 8 de marzo en el Bernabéu si finalmente elimina al conjunto romanista.

El equipo de Zidane ya era claramente favorito antes del cruce, pero su mal historial con los conjuntos italianos sembraba alguna mínima duda. También era, en teoría, superior a la Juventus del año pasado y cayó en semifinales. El precedente de 2008 tampoco era halagüeño, precisamente ante la Roma. En aquella ocasión, el Madrid —entrenado por Bernd Schuster— fracasó en los octavos de final.

El partido de ayer sirvió también para que Cristiano Ronaldo aumentase su cuenta goleadora en esta Liga de Campeones (12) y se acerca al récord en una edición que él mismo posee (17). El que también mantiene su racha en Champions es Keylor Navas, que no ha encajado un tanto aún en los siete partidos que ha disputado entre la temporada pasada (2) y la presente (5).

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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