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Ter Stegen: Buenas manos y mejor pie

El alemán, que estrena guantes cada partido, demostró ante el Arsenal ser tan trascendente en sus acciones bajo los palos como jugando el balón

Gran parada de Ter Stegen a remate de Giroud
Gran parada de Ter Stegen a remate de GiroudADRIAN DENNIS (AFP)

La liturgia, o mejor llamarle superstición, remite a Marc-André Ter Stegen escupiendo sobre las palmas de un par de guantes nuevos, recién estrenados, camino del césped, en el túnel de vestuarios del Emirates Stadium el pasado martes. Así sucede antes de cada partido. Nunca lleva guantes usados y por supuesto, nunca se pone unos, ni para entrenar, que hayan pasado por otras manos. "Necesito sentirme cómodo", dice justificando por qué no repite manoplas dos partidos seguidos. El portero alemán del Barça dejó por el camino, desde que empezó en las categorías inferiores del Borussia Mönchengladbach, otras cábalas , pero ha mantenido este referente de seguridad. Y no le va nada mal.

Nacido hace 22 años junto al rio Niers, Ter Stegen apareció bajo los palos de una portería por casualidad, cuando tenía 11 años, porque se lesionó el titular mientras él jugaba de delantero. Y llegó al Barcelona porque Andoni Zubizarreta, cuando era director deportivo, fue en su búsqueda para ficharle y le habló de portero a portero: "Me contó lo bueno y lo malo que me esperaba. Fue muy sincero. Por eso me convenció”. Heredó el dorsal de Víctor Valdés y al poco, apareció Claudio Bravo por deseo de Juan Carlos Unzue, la mano derecha de Luis Enrique. Ahí andan, alternando desde entonces la titularidad: el asturiano apostó por el chileno en la Liga y el alemán se quedó para la Champions y la Copa del Rey.

Contra el Arsenal, salvó un gol a remate de Giroud, y de 34 pases, solo erró dos.

Admite que le costó más adaptarse a jugar de pascuas a ramos que el estilo de juego del Barcelona: “Es parecido al del Gladbach, pero eso de estar dentro y fuera del equipo, no jugar todos los partidos, resulta más complicado. Asumirlo es parte del desarrollo del jugador”, reconoció el curso pasado. Cuajó una temporada sensacional, achantando incluso a los directivos que criticaron su contratación, por llevarle la contraria a Zubizarreta.

Ter Stegen jugó 7 partidos, en Europa, 1170 minutos, realizó 31 paradas, con un 73,17 % de acierto, y fue especialmente brillante en una doble acción ante Lewandowski en el partido de vuelta de las semifinales contra el Bayern Múnich en el Allianz Arena, escogida como la mejor de la temporada por la UEFA. Sus números no han decaído en la presente campaña: suma 630 minutos, 24 paradas (92 % de acierto) y de nuevo, muchas de mérito, hasta el punto que la mano con la que respondió el martes en el Emirates a un remate de cabeza de Giroud con empate a cero en el marcador no solo fue plástica, sino que resultó otra vez trascendente. Solo Kevin Trapp, del PSG, suma en lo que va de competición más intervenciones que el alemán. Pero si tiene buenas manos y guantes nuevos, en Londres Ter Stegen demostró que es un tipo de pie fino y que tan pronto para como se ofrece para dar salida al juego sin rifar el balón. De 34 pases, solo erró dos ante el Arsenal. Tuvo días mejores: contra el Leverkusen dio 37 pases (91 % bien) y contra el Bate llegó al 100 % de acierto (20/20)

Ter Stegen comenzó la temporada encajando ocho goles en dos partidos: cuatro contra el Sevilla en la Supercopa de Europa y otros cuatro en San Mamés en la ida de la Supercopa de España, suficiente como para minar la moral del más optimista. Otro, en su lugar hubiera temblado, pero de nuevo, frío como un témpano, ejerció de alemán y ni se inmutó ante las criticas. “Sé lo que he hecho bien y lo que he hecho mal”. Tampoco alzó la voz cuando Luis Enrique le apartó de la titularidad en los partidos del Mundial de Clubes, en beneficio de Bravo, lo que disparó los rumores sobre la posibilidad de que pretendiera dejar el Barça; siguió a lo suyo.

“Escucha mucho y trabaja más”, aseguran en la ciudad deportiva, donde se ha ganado al vestuario por trabajador. A diferencia de Valdés, a quien visualizar los errores le resta autoestima —“no me gusta: sé de sobra lo que hice mal o no sobre el campo, lo que se ve en el vídeo no es lo que pasa en la portería”, sostiene el mítico portero del Barcelona, cedido al Standard de Lieja por el Manchester United— el teutón asegura que darle vueltas a los errores le ayuda a mejorar: “Pensar en ello, analizar, asumir corregir y seguir adelante. Ese es el secreto”, sostiene.

“He dicho muchas veces que los porteros son los jugadores más subestimados del equipo, pero son más importantes de lo que todo el mundo piensa” aseguró una vez Arsène Wenger. En el vestuario del Barcelona lo saben bien: les basta con mirar a Ter Stegen usar sus guantes nuevos o dar un buen pase.

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