_
_
_
_
_

Las siete vidas del Rayo

El equipo de Paco Jémez iguala un 2-0 a favor del Betis gracias a dos goles de Manucho, la valentía de su técnico y una pizca de fortuna

Rafael Pineda
Jorge Molina remata ante Zé Castro.
Jorge Molina remata ante Zé Castro. Julio Muñoz (EFE)

Fue un duelo sin contemplaciones. Jugado entre dos equipos de clara vocación atacante. Con un Betis con dos delanteros, Rubén Castro y Jorge Molina, y dos extremos puros, Joaquín y Musonda. Con un Rayo fiel a su estilo, ocupando los espacios de manera encomiable, presionando muy arriba. El libro de Merino, un entrenador que aspira a la gloria, y de Jémez, un técnico estupendo, deparó, por tanto, un duelo a tumba abierta. Del Rayo se esperaba. Menos de este Betis fiado a sus dos delanteros eternos, rejuvenecido por las carreras de Musonda y el excelente fútbol de Dani Ceballos. El Betis tuvo el partido en sus manos porque ganaba 2-0 al descanso, pero desconectó de manera lamentable en cinco minutos de la segunda parte. Se repitió la historia de la semana pasada en Vallecas. Paco Jémez metió a Manucho y se la jugó con una defensa de tres hombres. El delantero portugués, muy efectivo, hizo dos goles ante la lamentable defensa de los centrales del Betis, Pezella y Bruno, dos zagueros muy justos para moverse con solvencia en Primera. En el tramo final del encuentro, mereció más el triunfo el conjunto verdiblanco. Dani Ceballos, en el minuto 92, envió un balón al larguero y el brasileño Damiao, al que hizo debutar Merino, tuvo dos claras opciones para lograr el 3-2. El técnico bético hizo un extraño cambio sacando al brasileño, todavía fuera de forma, por Jorge Molina, que estaba rindiendo a buen nivel.

El empate satisfizo más al Rayo, que acabó con Montiel lesionado y pidiendo la hora. El Betis, que no gana nunca, acumula solo una victoria en 17 partidos, los que habla mucho de su mediocridad. El Rayo, por su parte, demostró que tiene siete vidas.

Si la puesta en escena del Rayo fue encomiable, con un disparo de Embarba al larguero a los siete minutos, magnífica fue la reacción del Betis, que le dio al Rayo justo donde más le duele. Un gran balón al área de Molinero fue rematado por Rubén Castro, claramente el hombre a vigilar por parte de la defensa del Rayo. El cabreo de Jémez en la banda fue supino. Su equipo había tirado por la borda un magnífico cuarto de hora. Rubén voló sobre las torres rayistas y cabeceó de forma impecable. Un homenaje, a su forma, como sabe, siempre marcando, a Rafael Iriondo, muy querido por la afición del Betis.

Ayudado por Jorge Molina, buena elección de Merino, el canario volvió a marcar en el minuto 28. Es posible que Rubén anotara en fuera de juego, pero ya entonces el Betis era otro. Dani Ceballos había dado un pase adelante con su fútbol fluido y entre líneas, precisamente al espacio, donde Musonda encontró recorrido a sus gráciles carreras. La gacela belga superó una y otra vez a Quini. El Betis ganaba por más de un gol de diferencia, algo nada habitual. Joaquín tuvo el tercero en un gran contragolpe y el Rayo, golpeado, no tuvo nada que ver con el equipo que comenzó el encuentro pujante y autoritario.

El castillo del Betis se desmoronó en cinco minutos. Por su fragilidad defensiva y por los buenos cambios de Paco, que dio entrada a Manucho para revitalizar a los suyos. Empató el Rayo en dos remates de cabeza del delantero, que completó una gran semana con su gol al Sevilla y los dos que le metió al Betis. Merino metió a Damiao, fuera de forma, torpón y sin gol. Mereció más el gol el conjunto verdiblanco, al que se le escaparon dos puntos a pesar de sus intentos. La tuvo Musonda, luego Damiao y, la más clara, llegó en una fantástica dejada de Rubén Castro a Dani Ceballos. El tiro del canterano, que rindió a un gran nivel, se marchó a la escuadra. Se acabó la historia para el Betis. Respiró el Rayo con su punto. La pelea por el descenso se antoja épica.

"Somos un equipo raro"

R. P.

El entrenador del Rayo, Paco Jémez, se refirió al empate cosechado por su equipo en el Benito Villamarín ante el Betis. El Rayo volvió a empatar, como ante el Sevilla, después de ir perdiendo 2-0 y los cambios de su técnico. "Lo normal cuando vas perdiendo 2-0 es que acabes perdiendo, pero somos un equipo raro hasta para eso. Yo intento mostrar el camino a los jugadores, tranquilizarlos al descanso, pero son ellos los protagonistas", aclaró el entrenador del Rayo. "No me gusta empatar tanto, pero llevamos siete encuentros sin perder y eso es histórico para el Rayo", añadió Jémez. "Estoy seguro de que jugando de esta forma nos vamos a salvar. Merecimos el triunfo, pero prefiero tres empates a dos derrotas y una victoria", indicó, por su parte, Juan Merino, entrenador de un Betis que sigue haciendo una espantosa temporada en el Benito Villamarín, donde solo ha ganado dos partidos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_