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Atlético-Deportivo: la afición gallega no estará en el Calderón

El equipo gallego visita por primera vez el campo del Atlético tras el asesinato, por esclarecer, de uno de sus aficionados en las inmediaciones del estadio

Hinchas del Dépor portan el féretro de Jimmy, en diciembre de 2014.
Hinchas del Dépor portan el féretro de Jimmy, en diciembre de 2014.G. T.

“Consideramos que ese estadio no debe disfrutar de nuestra presencia”, apunta en un comunicado la Federación de Peñas del Deportivo. Quince meses después del asesinato de Francisco Javier Romero Taboada Jimmy, aquel episodio está encallado en una maraña judicial que mantiene a los culpables en la calle y bastantes heridas abiertas, las que propician que el Deportivo regrese por primera vez tras aquel suceso al Vicente Calderón (sábado, 20.30, Canal+ Liga) sin el acompañamiento de sus aficionados.

La matinal del 30 de noviembre de 2014 seguidores de Atlético y Deportivo se enzarzaron en una batalla campal que terminó con dos seguidores gallegos en el río Manzanares. Uno de ellos logró salir con vida de sus heladas aguas, pero Romero Taboada, que había sido apaleado por una turba de incontrolados, salió malherido y falleció horas después en un hospital. “Las visitas allí siempre fueron hostiles, pero con el asesinato de Jimmy y el ataque a la afición deportivista se marcó un antes y un después”, incide la nota hecha pública por los representantes de los peñistas, que agrupan a más de 200 colectivos. Dos de ellos, radicados en Madrid, tampoco estarán en el partido. Sí lo hará el club con la presencia de su presidente Tino Fernández y uno de sus consejeros en el palco.

El Calderón evoca uno de los episodios más traumáticos para el deportivismo. Que los peñistas aludan no sólo a los incidentes que ocasionaron la muerte de Romero Taboada sino también a “todo lo que posteriormente sucedió” alerta sobre lo que desde A Coruña muchos, entre ellos el propio Deportivo, consideran una gestión muy mejorable en el esclarecimiento de lo sucedido. En varios comunicados durante estos quince meses el club coruñés ha reiterado su exigencia a las autoridades para que los hechos puedan ser juzgados y condenados: “Que no descansen hasta que este crimen no quede impune”, reclaman.

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También en ese tiempo el Deportivo ha debido atender a restañar las secuelas de la tragedia en un ejercicio de autocrítica al que tampoco han sido ajenos los propios Riazor Blues. Ambas partes entraron en conflicto durante las jornadas siguientes a los incidentes acaecidos en Madrid. El Deportivo decidió clausurar de manera simbólica durante dos partidos el graderío donde se ubican sus aficionados más radicales, que recibieron la noticia como una afrenta. A partir de ahí el enfrentamiento se azuzó además por una federación de peñas, regida por una mano diferente a la actual, que acabó por culpabilizar al club de generar una fractura social.

Las divergencias afectaron al ambiente en el estadio y, seguramente, al rendimiento del equipo, que tuvo que evolucionar bajo un clima cargado. El técnico Víctor Fernández llegó a tildar la situación de “autodestructiva”. A la postre Riazor escenificó una suerte de sufragio popular en el que cada vez que desde el fondo de los Riazor Blues brotaban los reproches al palco la gran mayoría los censuraban. El paso de los meses suavizó las posturas, el equipo salvo la categoría y el ambiente se calmó a pesar de que desde Madrid las noticias sobre la actuación de la Justicia no invitaban a pensar que el asesinato de Jimmy tuviera una resolución inmediata. Unos pitidos de la grada ante un nuevo amago de radicalidad en los albores de la presente temporada hicieron ver a los radicales que había que dar un giro. Y en la directiva del Deportivo también se entendió que era preciso efectuar un acercamiento porque también la nueva dirección en la federación de peñas lo propiciaba.

Finalmente el pasado mes de diciembre ante la Junta de Accionistas, el presidente del club reconoció que en aquellas horas siguientes a la muerte de Jimmy se cometieron errores “bajo una gran presión”, asumió que cerrar la grada fue un error y pidió disculpas a quien se hubiera considera ofendido o discriminado, aunque esa no hubiera sido su intención. Además se reunió con una representación de los Riazor Blues para aclarar todo lo que les separaba e invitarles a avanzar juntos en el marco de unas nuevas normas que propicien que nunca más ocurran acontecimientos como los que costaron la vida a su compañero.

Así, hace unas pocas semanas, el grupo Old Faces, que integra a quienes hace casi 30 años fundaron Riazor Blues, formalizó a través del club su inscripción en el libro registro de seguidores que exige La Liga. Se trata del grupo de seguidores más cercanos a Jimmy. Muchos de ellos, acompañados de miembros de los renovados Riazor Blues impulsan la asociación “Jimmy Sempre con Nós” a la que aportan un esfuerzo económico para colaborar en la manutención del hijo pequeño del fallecido. El Deportivo espera que en breve los Riazor Blues también den el paso para entrar en ese registro. Todos aguardan justicia. A partir de ahí deberían de empezarse a escribir los capítulos de un fútbol sin violentos y con aficionados de todos los colores en las gradas.

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