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Un gran Sevilla se sobrepone a los contratiempos y derrota al Villarreal

Los de Emery remontan un 1-2 y sentencian a los de Marcelino con diez en el campo tras la expulsión de Banega.

Rafael Pineda
Gameiro controla el balón en el aire durante el Sevilla-Villarreal.
Gameiro controla el balón en el aire durante el Sevilla-Villarreal.Julio Muñoz (EFE)

El Sevilla nunca se rinde. Lo dice su himno. Lo proclama con este tipo de partidos, en donde se impuso a un magnífico Villarreal para colocarse a cinco puntos de los amarillos y seguir peleando por la cuarta plaza. Un triunfo que los de Emery lograron por su espíritu competitivo, sobreponiéndose a las lesiones de Nzonzi y Konoplyanka, con un futbolista menos por la expulsión de Banega en los últimos 14 minutos, con Sergio Rico volando ante Leo Baptistao. Siempre firme, fuerte y con una fe a prueba de bombas, el Sevilla sumó su triunfo 16 consecutivo en Nervión, su fortaleza. El Villarreal, enorme en el primer tiempo, sin suerte en algunas fases del segundo, fue un buen rival, aunque le faltó un punto de ambición para ir a por el partido en el tramo final, con el Sevilla muy tocado físicamente por la expulsión de Banega. El empate era un paraíso para el Villarreal. No lo encontró. Llegó el cuarto, después de la enésima carrera de Gameiro, con el toque de Reyes para abrir las puertas del cielo.

Supieron aguantar los de Emery, que superan un momento delicado de la temporada para demostrar carácter y fe. Triunfo de los buenos, en un ambiente espectacular, con aires de final por la cuarta plaza para generar un partido estupendo, digno del cuarto y quinto clasificado de la Liga. Ambos seguirán peleando por la plaza que da derecho a disputar la previa de la Liga de Campeones.

Hay un punto de mejora evidente en el Villarreal. Aplastado por el Sevilla en las últimas temporadas, el equipo de Marcelino ha progresado una barbaridad, algo que se demuestra en la clasificación y, sobre todo, en la forma de encarar partidos de importancia. Lo era este en Nervión, la fortaleza del Sevilla, que se jugaba sus últimas aspiraciones de disputar esa cuarta plaza que dejan libre los grandes. Esa nueva manera de expresarse del Villarreal quedó plasmada, sobre todo, en la excelente madurez de un equipo zarandeado por un magnífico Sevilla durante media hora, con Marcelino loco en la banda buscando la perfección de los movimientos de Bailly, improvisado lateral izquierdo. El Villarreal supo esperar su ocasión y no se descompuso a pesar del golazo del Sevilla al contragolpe, una obra de arte forjada entre Konoplyanka y Gameiro, con Iborra de estilete. El valenciano siempre salta a escena cuando el Sevilla choca con el Villarreal. En ese momento, el Villarreal, que había pasado un calvario, supo aprovechar un increíble error de Banega en la salida del balón. Un balón imposible en busca de Konoplyanka que Pina cortó, Rukavina centró al área y Bakambu, en espléndido momento de forma, conectó de forma magistral para hacer el empate. El Villarreal le había hecho al Sevilla lo que tantas veces hace el equipo de Emery, asfixiar a su rival y aprovecharse de sus debilidades.

El Sevilla, tocado con la lesión de Nzonzi, había dejado pasar la oportunidad de hacer el segundo en dos acciones claras de Gameiro. El Villarreal volvió a demostrar su crecimiento. Golpeó de nuevo, retratando a la defensa andaluza en un impresionante pase de Adrián a Bakambu que el delantero remató de forma estupenda. Marcelino dejó de abroncar a Bailly. Nervión enmudeció ante la pegada del Villarreal.

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La segunda parte fue un auténtico espectáculo. El Sevilla tuvo fortuna en el empate, de Víctor Ruiz, en propia puerta, y luego voló con el impresionante misil de Konoplyanka. El ucraniano es un futbolista intermitente, que va a su aire, pero dibuja jugadas imposibles y goles de futbolista de mucho talento. El que logró ante el Villarreal lo cataloga como fuera de serie. Konoplyanka se retiró lesionado y el Sevilla volvió a mudar. Del empuje pasó a defenderse con orden, intentando matar el partido al contragolpe. Sin embargo, le faltó algo de serenidad atrás a los de Emery. El Villarreal se lanzó a por un empate vital para sus intereses. La tuvo Baptistao, pero Rico emergió con un paradón escalofriante. Y la tuvo Bakambu después de un enorme pase del genial Denis Suárez. El delantero regateó a Rico y su remate fue interceptado por Rami, que salió de la nada para salvar a su equipo. Banega ya estaba en los vestuarios después de su expulsión. Faltaban cinco minutos y el acoso de los de Marcelino fue absoluto. El Sevilla se defendió con uñas y dientes, haciendo largo el encuentro, buscando una falta salvadora, un resquicio para alargar el partido hacia su fin. El Villarreal no podía salir de su asombro. Gameiro se guardó una última carrera y encaró a Areola con sus compañeros volcados en ataque. Reyes acompañó al francés y se encontró con un regalo para hacer el cuarto y certificar el gran triunfo del Sevilla. Un gol importante, que le vale a los andaluces para ganar el coeficiente de goles particular entre ambos equipos. Nervión resiste. Ya son 16 partidos seguidos ganando.

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