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Lewandowski, el ‘gamberro’ del área

El delantero del Bayern, de lo más travieso en su infancia pero profesional como pocos desde siempre, apunta ahora hacia la portería de la Juventus

Jordi Quixano
Lewandowski festeja un gol ante el Bremen.
Lewandowski festeja un gol ante el Bremen.MICHAEL DALDER (REUTERS)

Cuando llegó al Borussia Dortmund, allá en 2010, la portería se le empequeñecía de mala manera. Tal era su desatino que desde la grada le bautizaron como Chancentod [mata-ocasiones] y se preguntaban el porqué de los 4,5 millones que pagaron por un delantero espigado, incluso frágil. “Me esperaba más juego, más goles y que aguantara mejor el contacto. No está a su nivel”, resolvió el técnico Jürgen Klopp (ahora en el Liverpool) sobre su delantero centro, entonces recambio de Lucas Barrios. Unas palabras que sorprendieron en Alemania porque Klopp no solía dar recados públicos a sus jugadores, pero un discurso que alentó a Robert Lewandowski (Varsovia, Polonia; 27 años) porque nunca lo tuvo fácil en el fútbol y siempre se salió con la suya. Y ya apunta a la Juve en la vuelta de los octavos de la Champions (2-2 en la ida), equipo que tiene de baja a su estrella Dybala.

“Cuando Lewandowski llegó a la Bundesliga le costó adaptarse casi un año. Pero lo logró a tiempo y ahora, con Pep Guardiola de entrenador, ha mejorado todavía más”, explica Tayfun Korkut, exjugador de la Real Sociedad y del Espanyol, que el año pasado entrenaba al Hannover 96 alemán. “Yo no sé antes, pero ahora… ¡Las enchufa todas! Desde que le hizo eso al Madrid en la Champions no para”, le elogia el central Álex Gálvez, que milita en el Werder Bremen. Y eso que hizo Lewandowski al Madrid fueron cuatro goles en la semifinal europea de 2013. Hito del que siente orgulloso, toda vez que es el primer pasaje en su recién estrenada autobiografía Mi verdadera historia. Aunque bien podía haber arrancado con la gesta que logró en este curso ante el Wolfsburgo; cinco redes en nueve minutos. “Es lo más grande que he visto en un campo”, proclamó Guardiola. Momentos de vino y rosas para Lewandowski. Pero no siempre fue así.

Para Robert el fútbol siempre lo fue todo y, enclenque como era de niño, se autoimpuso sesiones de seis horas diarias para ganar masa muscular. “Tenía las piernas como palos y cuando conducía el balón parecía que se iba a partir por la mitad. Le dije que comiera tocino”, explica Krzystof Sikorski, entrenador del Legia Varsovia, escuela donde se formó. Aunque su madre, Iwona, exjugadora profesional del voleibol, tenía otra receta: “Le encantaban los dulces, por lo que le compraba un pastel por cada gol que marcaba”. Pero tras siete años en el club, prescindieron de sus servicios. Eran épocas rebeldes para Lewandowski —robaba el coche a sus padres, aún sin carnet, para ir a correr con sus amigos por el bosque, lanzaba plátanos a la Policía y hasta le tiró una mesa a la profesora por suspenderle en un examen—, finalmente críticas en 2006, cuando se planteó colgar las botas porque su padre falleció de un infarto con 49 años. “Fue muy duro, pero me dije: ‘No puedo rendirme, voy a demostrar qué clase de jugador soy y lo que se han perdido”, cuenta.

La hora de la eclosión

Tras despuntar en el Znicz Pruszkow de Tercera, recaló en el Lech Poznan. “Era un gran profesional focalizado en sus metas, y nunca olvidaba lo pasado para conseguirlo”, explica Piotr Rutkowski, director deportivo y vicepresidente del club; “ganó la copa (2009), la supercopa (2010) y fue el máximo goleador de la liga (2010)”. Y añade: “Con 20 años, Lewy [como le llaman allí] ya estaba preparado para el siguiente paso, tenía el potencial y creíamos que triunfaría en el Dortmund”. Aunque como explicó Klopp también le costó lo suyo. Pero Lewandowski fue fiel al lema que le enseñó su padre: “Haz ahora lo que puedas hacer después”.

Apoyado por su mujer Anna, karateka y bronce por Polonia en el Mundial de 2008, se entrenó con fiereza y se ganó un sitio a base de goles. Dos Bundesligas y, libre, fichó en 2014 por el Bayern. “Come, duerme y se entrena pensando siempre en su profesión. Ha sido un lujo trabajar con él”, expone Guardiola. “Con Pep se puede aprender algo nuevo en cada sesión de entrenamiento; soy mejor jugador tras haber trabajado con él”, responde el delantero. Lo mismo opinan los demás.

“Lewandowski es gol, mucho gol, pero también es desmarques en ruptura, un primer control que es medio gol, velocidad, experiencia…”, enumera Álex Gálvez. “Es muy completo. Sabe combinar, salir de una jugada individual, definir y tiene una carrera vertical para romper espectacular”, añade Tayfun; “¡Ah! Y le pega con las dos piernas. Está entre los cinco mejores delanteros del mundo”. Le secunda Gálvez: “Es generoso, un jugador de equipo. Pero en el área, cuando entra, llega el peligro porque ahí las mete todas”. No siempre fue así. Pero este gamberro del área se lo ha ganado a pulso.

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