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Muere Artetxe, el aldeano ilustrado

Miembro del legendario Athletic de los cincuenta, ganó una Liga, tres Copas y era el noveno máximo goleador de la historia

José Luis Artetxe falleció el sábado a los 85 años de edad en Algorta (Bizkaia), su localidad natal. Artetxe heredó el siete de Iriondo en el Athletic y se ha ido apenas 28 días después de que lo hiciera el extremo derecho de la delantera mítica. Artetxe comenzó a jugar al fútbol casi obligado por las circunstancias y lo dejó cuando quiso, es decir, cuando vio que el entrenador ya no contaba con él. Porque hubo un tiempo en el que el fútbol no lo era todo en la vida de un futbolista, como dijo él mismo. Quizás pesaba el hecho de haberse dedicado al balompié cuando en realidad quería ser ingeniero, que era algo que en los años 50 colmaba el sueño de los jóvenes. Un ingeniero de provecho en una Bizkaia industrial, tan anglosajona. Pero le tentó el Munguia y allí empezó a adueñarse de la banda derecha tras haber mostrado su talento en el colegio de los Jesuitas. El Athletic le echó pronto el ojo, lo fichó y lo cedió al Getxo, su club nodriza. Ya languidecía la delantera mítica del Athletic (Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaìnza) y se buscaban relevos que garantizasen el futuro.

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Artetxe era un futbolista de clase, elegante y contundente. No en vano marcó 133 goles en sus 15 temporadas como rojiblanco y aun hoy (con lo que ha cambiado el fútbol y las competiciones) es el noveno máximo realizador de la historia del Athletic, solo superado por Zarra, Bata, Dani, Gorostiza, Iraragorri, Arieta I, Panizo y Gaínza. Mientras la templaba desde la banda derecha, Artetxe se convirtió en perito industrial y montó una fábrica de piensos en Mungia, a la que se dedicó en cuerpo y alma cuando decidió abandonar el fútbol al creer que el fútbol le había dicho adiós, en vista de su poca actividad en el equipo.

Pero antes había conseguido una Liga, tres Copas y una Copa Eva Perón, que venía a ser lo que ahora se denomina Supercopa. Especialmente singular fue la Copa de 1958, entonces Copa del Generalísimo. Las autoridades decretaron que se jugase en Madrid. Se decía que Franco no quería viajar. Hubo presiones por todas las partes, pero se decidió que la final se jugase en Madrid y se le ofreció al Athletic la posibilidad de disputar el partido frente al Real Madrid en el Metroplitano. El presidente del Athletic dijo que no, que si se jugaba en Madrid, fuera en Chamartín “porque entra más gente”. Y allí el Athletic doblegó al Real Madrid de Di Stefano, de las cinco Copas de Europa, con dos goles de Arieta I y Mauri. Allí estaba Artetxe con los que el presidente Enrique Guzmán denominó los once aldeanos “con los que les hemos pasado por la piedra”, según dijo en el balcón del Ayuntamiento bilbaíno en la celebración del título.

Artetxe fue seis veces internacional con España y participó en aquel histórico partido frente a Turquía que determinaba la presencia en el Campeonato del Mundo. El asunto se liquidó, tras el empate, por un sorteo. La mano inocente de un niño, con la cara tapada con un pañuelo como si jugase a la gallina ciega, determinó que fuera Turquía quien acudiese al Mundial. El otro hito de Artetxe fue haber jugado el “partido de la nieve”, en el histórico triunfo ante Manchester United en San Mamés. Después de 15 temporadas dijo adiós por propia voluntad al fútbol y se dedicó a su empresa. Luego fue directivo del Athletic y socio distinguido. El sábado se fue para siempre un aldeano ilustrado que amaba la lectura y la música clásica. Algo así como un perito en lunas.

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