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Luis Suárez regresa a la celeste tras casi dos años de suspensión

Vuelve “un nuevo Luis”, dice el delantero al salir de la sanción más dura por el mordisco a Chiellini durante el Mundial de Brasil

El jugador uruguayo Luis Suárez, en conferencia de prensa.
El jugador uruguayo Luis Suárez, en conferencia de prensa.MIGUEL ROJO (AFP)

Un Luis Suárez visiblemente emocionado compareció ante la prensa uruguaya este martes para marcar su regreso a la selección nacional de fútbol, después de nueve partidos inhabilitado por el mordisco al italiano Chiellini durante el Mundial de Brasil. El delantero entrena desde el lunes a las afueras de Montevideo, en el Complejo Celeste, y el miércoles se trasladará a Recife para jugar contra Brasil en las eliminatorias del Rusia 2018.

“Voy a seguir con la misma actitud, discutiendo, es mi forma de jugar, pero con moderación como me han visto ahora. Tengo que ser más inteligente en muchas cosas, aprovechar las oportunidades que me da la vida, hacer lo mejor, disfrutar de volver a jugar con la selección, del cariño de la gente", dijo Suárez cuando le preguntaron sobre su indómito carácter.

Han pasado más de 640 días desde que pisara por última vez el Complejo Celeste como delantero del Liverpool. Ha parecido un siglo durante el cual el planeta fútbol vivió un seísmo, con los principales protagonistas de la sanción que todavía escuece a los uruguayos procesados (como Josep Blatter) o en la Cárcel Central de Montevideo como el expresidente de la Conmebol, el uruguayo Eugenio Figueredo.

Vuelve ahora Suárez como el exitoso 9 del Barcelona y recupera la camiseta celeste que significa tanto para él.

"La cita es importante, pero como es el Luis nuevo, si soy capitán bienvenido sea, va a ser un orgullo ser capitán, y si no también", dijo Suárez sobre la posibilidad de sustituir a un lesionado Diego Godín.

Los uruguayos han contados los días, han superado la rabia y el sentimiento de injusticia que causó la sanción de un jugador que encarna para ellos lo esencial del fútbol charrúa: generosidad, garra, picardía.

El recibimiento ha sido discreto (aunque importante), sin el más mínimo asomo de histeria deportiva. El entrenador nacional, Oscar Washington Tabárez (ya el más veterano del mundo) ha insistido en que Suárez “formará parte de un equipo” y le ha dado la bienvenida como se hace en las familias uruguayas que reciben a sus muchos emigrantes: calor de hogar, de mate y tarro de dulce de leche.

Así, por el Complejo Celeste circulaba un retirado pero indispensable Diego Forlán; el “Cebolla” Rodríguez paseaba a su hija de dos años vestida con el uniforme de la selección y Edinson Cavani le hacía carantoñas a la niña y luego concedía una entrevista en francés a un periodista venido de París.

Todo en familia, en unas instalaciones deportivas correctas pero modestas, donde se forman varias generaciones de un fútbol milagroso para un país de 3,3 millones de habitantes.

Para el director del Estadio Centenario y de Museo del Fútbol, Mario Romano, Suárez “es muy importante porque genera la circunstancia de gol que es lo más importante del fútbol, lo único que cambia todas las estrategias. Y él tiene ese poderío del gol tremendo”.

Los uruguayos esperan mucho de Suárez y de su partido favorito el viernes, contra Brasil en casa, y a ser posible con victoria por goleada.

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