_
_
_
_
_

Radiografía de un gran torneo

El auge de Kariakin, el potencial de Caruana y Giri, y la decepción de Nakamura marcan un hito

Los ocho candidatos posan junto a las autoridades durante la ceremonia de clausura, el pasado lunes en Moscú
Los ocho candidatos posan junto a las autoridades durante la ceremonia de clausura, el pasado lunes en MoscúWorld Chess
Leontxo García

Serguéi Kariakin ha cumplido con la misión de revitalizar el ajedrez ruso, al triunfar en el Torneo de Candidatos de Moscú. Las dos bazas de EEUU han fallado: Fabiano Caruana, por muy poco; Hikaru Nakamura ha decepcionado. Holanda seguirá confiando mucho en Anish Giri. La organización de Agon fue agridulce, y abre pequeñas esperanzas, pero de momento con más fallos que aciertos. Son las principales conclusiones de un torneo inolvidable.

Kariakin (1º, 26 años): Han pasado 14 años desde que, a los 12, Kariakin deslumbró como niño prodigio. Después logró algunos éxitos sonados (como la victoria en Wijk aan Zee 2009, Stavanger 2013 y 2014, 2º en el Candidatos 2014 y ganador de la Copa del Mundo 2015), pero no ese triunfo que marca una trayectoria y que por fin ha llegado. No es un genio como Magnus Carlsen, pero sí un portento de mente fría, técnica refinada y preparación excelente que ha sido muy eficaz en casi todos los momentos críticos del torneo. El noruego, fortísimo en todas las facetas del juego, partirá como favorito en Nueva York en noviembre, pero con matices: si el aspirante encuentra la manera de jugar que más incomode al campeón, el duelo puede ser emocionante.

Caruana (2º-3º, 23 años): Su juego ha sido -junto al de Aronián- el más rico en ideas, riesgo y frescura, pero algo no evidente le falta para aprovechar sus posiciones ventajosas y repetir hazañas que se acerquen a la que firmó en San Luis (EEUU) 2014. Dado que su preparación es magnífica, exhibe un poder táctico excelso desde niño, y ha mejorado mucho en el juego posicional durante los últimos años, quizá la solución esté en trabajar su preparación física para mejorar el rendimiento en las posiciones clave.

Anand (2º-3º, 46 años): Quienes aún se resisten a quitarse el sombrero ante un pentacampeón del mundo que ha logrado ese título en tres formatos diferentes, deberían ceder ya. El indio logró una hazaña en 2014 al ganar el Candidatos con 44 años, y ha estado cerca de conseguirlo otra vez a los 46, a pesar de que su fortaleza nerviosa y sus reflejos ya no son los de antes. Tal vez hubiera estado aún más cerca de la proeza si no se empeña en repetir la misma apertura de moda en lugar de sorprender al rival con algo raro y confiar en su enorme talento y experiencia. En cualquier caso, se consolida como uno de los grandes de todos los tiempos.

Aronián (4º-7º, 33 años: Como en otros Torneos de Candidatos, arrancó bien y falló en la segunda mitad. No hay duda alguna de que su problema está en el ámbito de la psicología, y más concretamente en cómo lograr que su enorme talento, sabiduría y experiencia se traduzcan en resultados proporcionales. Si no ha contratado todavía a un profesional especializado en esa faceta de la alta competición debería hacerlo ya, como hacen muchos deportistas de élite. En 2018 aún tendrá una edad idónea para triunfar, pero cada vez será más difícil ante el vigor de los jóvenes astros.

Giri (4º-7º, 21 años): Si hubiera un premio especial para el ajedrez más impecable técnicamente, sin valorar especialmente la creatividad y el riesgo, sería sin duda para el joven holandés, autor de catorce empates en catorce partidas. Sería deseable que la lección aprendida en Moscú sea precisamente ésa: sin dosis razonables de riesgo y creatividad no se puede ser campeón del mundo. Tampoco hay dudas de su potencial para serlo algún día.

Nakamura (4º-7º, 28 años): La gran decepción. Su talento, trayectoria y éxitos recientes, así como su gran mejoría durante los últimos años en los puntos débiles de su juventud, le convirtieron en el principal favorito previo, junto a Caruana. Pero ha confirmado que su punto débil es un carácter inestable, con tendencia a la bipolaridad, y eso no es fácil de arreglar, aunque todavía tiene edad suficiente para intentarlo.

Svídler (4º-7º, 39 años): Alguien que ha ganado siete veces el Campeonato de Rusia y ha logrado resultados más que dignos en varios Torneos de Candidatos (incluido éste) merece pasar a la historia como uno de los mejores jugadores de principios del siglo XXI. De hecho, su clasificación podría haber sido mucho mejor porque desperdició posiciones excelentes; entre ellas, una frente a Kariakin. Además, cumplió bien con su deber patriótico al hacer tablas en las dos últimas rondas con Aronián y Anand, cuyos resultados podrían haber chafado el triunfo de Kariakin.

Topálov (8º, 41 años): Los pronósticos le adjudicaban el último puesto y así ha sido porque, si bien mantiene un estilo muy creativo, con partidas muy animadas, su grado de preparación y motivación está varios peldaños por debajo de sus colegas de la élite. Él ya ganó cuanto tenía que ganar, aunque su juego siga siendo muy interesante.

Gran lucha y claroscuros

L. G. Moscú

El Torneo de Candidatos con ocho jugadores a doble vuelta ha sido un acierto, a juzgar por lo ocurrido en los tres últimos (Londres 2012, Janti Mansiisk 2014 y Moscú 2016). En este, el nivel de combatividad ha sido muy alto (mucho más que cuando el formato aplicado era el de duelos eliminatorios) y en general se ha visto un ajedrez de gran calidad, a pesar de los errores graves, sobre todo en apuros de tiempo o tras muchas horas de juego.

El ajedrez necesita, desde hace decenios, una visión comercial y una mercadotecnia que lo acerque al modo en que se publicitan otros deportes. Desde ese punto de vista, las ideas frescas de los directivos de Agon, la empresa que compró los derechos del ciclo del Campeonato del Mundo a la Federación Internacional (FIDE) por un euro, merecen cierta paciencia y benevolencia, porque se requiere un tiempo para desarrollarlas y encontrar patrocinadores sólidos.

Ahora bien, Agon peca por ahora de lo contrario: esos directivos apenas se han molestado en sumergirse en el mundo del ajedrez profesional, en ver lo que se hace en los torneos privados más importantes, en hablar con los especialistas de mayor experiencia. Ello ha provocado varios fallos importantes durante este Torneo de Candidatos, especialmente en lo que se refiere a la retransmisión en directo de las partidas.

Agon tiene razón (al menos, desde el punto de vista ético) cuando exige derechos exclusivos de retransmisión. El organizador es el único que paga a los jugadores que producen las partidas que son la materia prima de esa retrasmisión. Pero, desde hace muchos años, los portales de ajedrez más importantes retransmiten todos los torneos de cierto nivel, con o sin permiso de los organizadores. Y las pocas veces que se han presentado una demanda contra esos portales, el juez la ha desestimado, probablemente porque si el magistrado no entiende nada de ajedrez tampoco entenderá que en este deporte unas simples jugadas escritas bastan para que cualquier aficionado pueda seguir la partida en directo, y por tanto son equivalentes a las imágenes en directo de un partido de fútbol. Todo lo demás (comentaristas en directo, vídeos, fotos, etc.) son un importante valor añadido, pero no imprescindible para el hecho esencial: seguir la partida tal como se está jugando en este momento.

Ahora bien, Agon ha gestionado muy mal este asunto. En lugar de presentar demandas judiciales contra varios portales, debería haber llegado a acuerdos razonables con ellos. Por ejemplo: los portales garantizan que darán publicidad a los patrocinadores del torneo gratuitamente y con buena calidad, y a cambio obtienen los derechos de retransmisión, también gratis. De ese modo gana todo el mundo porque el organizador ya no necesita un ancho de banda tremendo (y muy caro) para evitar que sus páginas en Internet se colapsen por exceso de audiencia, como ha ocurrido varias veces durante este Torneo de Candidatos. Además, Agon tardó más de una semana en comprender que junto a los tableros digitales que reflejan la posición de las partidas deben estar escritas todas las jugadas desde la primera, para que periodistas y aficionados dispongan en todo momento de la información esencial.

En todo caso, aun suponiendo que los directivos de Agon están muy capacitados para la misión encomendada, su éxito será muy difícil mientras la FIDE no mejore su imagen corporativa, y en concreto la de su presidente, Kirsán Iliumyínov, incluido en la lista internacional de sancionados por colaboración con el Gobierno de Siria. Eso es un problema grave cuando se trata de lograr patrocinadores en EEUU para el Mundial Carlsen-Kariakin, previsto para noviembre. Iliumyínov anunció en diciembre una especie de dimisión a medias (delegó algunas de sus funciones en el presidente adjunto), pero su nombre sigue apareciendo como presidente al frente del organigrama en el portal oficial de la FIDE.

En conversaciones con EL PAÍS, varios directivos de la FIDE reconocieron en Moscú que esa actitud del presidente perjudica ahora a la FIDE y al ajedrez. Pero el informe que Iliumyínov dio a la Junta Directiva sobre sus gestiones con abogados para que le saquen de la lista de sancionados se ha declarado secreto. Cabe esperar que en septiembre, durante la Asamblea General en Bakú, haya cambios importantes. Pero la historia de los últimos 35 años demuestra que la actitud apropiada ante las penurias de la FIDE es el escepticismo, cuando no directamente el pesimismo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_