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Mikel Landa, el primer gallo que canta

El líder del Sky se adjudica la segunda etapa y enseña el sillín a Contador, Nairo y todos sus rivales

Mikel Landa se impone en Amurrio
Mikel Landa se impone en AmurrioADRIAN RUIZ (EFE)

Cuenta la leyenda, o quizás la historia, que en tiempos lejanos, los vecinos de Zuia y Baranbio, municipios alaveses, decidieron poner fin a sus discusiones dialécticas (¿o no?) sobre los lindes de los montes entre dos partidas de mozos, uno de cada pueblo. Quien antes llegara más tiempo tenía para amojonar su territorio. La salida a cada partida se daría cuando cantase el gallo de cada cual, vigilados ambos por los representantes diplomáticos del pueblo contrario. Los de Zuia lo alimentaron con comida sana y ligera, y lo pusieron dormir donde antes aparecía la luz de sol (o lo que fuera). Los de Baranbio, cuentan, que apelaron a la euforia y lo atiborraron de pan empapado en vino, a sabiendas del efecto musical que provoca la euforia etílica. Ocurrió que cuando el gallo de Zuia cantó, antes de lo previsto, el de Baranbio aún dormía la mona porque nadie calculó el efecto adormidera en el declive etílico. Cuando el gallo despertó, los mozos de Zuia estaban poniendo los mojones a la vera de Baranbio y los montes habían pasado todos a su patrimonio municipal. Dirán en Zuia que es verdad y en Baranbio que es mentira y nadie lo sabrá. Da igual.

CLASIFICACIÓN GENERAL

1. Mikel Landa (ESP/Sky) 08h37:38

2. Wilco Kelderman (HOL/Lotto NL-Jumbo) a 1

3. Sergio Luis Henao (COL/Sky) a 5

4. Samuel Sánchez (ESP/BMC) a 9

5. Alberto Contador (ESP/Tinkoff) a 11

6. Thibaut Pinot (FRA/FDJ) a 13

7. Rui Costa (POR/LAM) a 15

8. Nairo Quintana (COL/Movistar) m.t.

9. Robert Gesink (HOL/Lotto NL-Jumbo) m.t.

10. Sebastien Reichenbach (ALE/FDJ) m.t.

11. Joaquim 'Purito' Rodríguez (ESP/Katusha) m.t.

15. Fabio Aru (ITA/Astana) a 22

Mikel Landa es de Murgia, o sea de Zuia. Aunque no estuviera en aquellas pendencias estaba en esta. Y el gallo le cantó en el momento justo, cuando se fue con Kelderman en busca de la jeta de Garrastatxu donde las pendientes exigían mandíbula y piernas, que es lo que exige la bicicleta cuando los montes andan de por medio. El resto del cuerpo va a su compás. Y si el compás pierde el tornillo, la circunferencia se convierte en un cuadrado o una línea recta. Landa trazó la bisectriz entre lo que llevaban y lo que quedaba y se fue con Kelderman, el último dorsal de la Vuelta, el 178, que intentaba verificar que el último es el primero. Landa lo cazó, activo en los kilómetros finales como un águila sin desayuno, como había cazado a quienes lo intentaron cuando el Alto de Garrastatxu, con pendientes del 19%, del 16%, del 13%, en apenas dos kilómetros y pico, le invitaban a buscar presas cansadas. Y ganó sin soltar un grito, por desfallecimiento de rival y por impulso propio. Porque cuanto antes cante el gallo antes empieza la pelea.

Cierto es que el gallo tardó en cantar, porque antes habían desfallecido los escapados del día, Madrazo y Denifl, intrépidos, acostumbrados a insistir en el placer de lo imposible. A compartir su monotonía. El pelotón les controlaba los pasos, permitiéndoles disfrutar de una libertad vigilada hasta que llegara la cuesta del olvido. Y llegó. Y como eran dos kilómetros no había mucho tiempo para especular. Menos aún si lo más duro era el al principio y lo el resto, resistencia. Y se asomó Alberto Contador enseñando más su maillot que su bicicleta, como si anunciara una tormenta. Y no se le veía a Nairo Quintana. Y apareció Mikel Landa, que decía que aún su forma estaba informe para estas exigencias. Y se fue con Kelderman, un holandés atrevido. Y se lo merendó en tres asaltos para ganar, para ser líder, incluso para ser candidato al éxito definitivo.

Por atrás se agarró al manillar Contador, que cedió 11 segundos al líder, y apretó la mandíbula Quintana, que cedió 15, como Purito, y Aru, con 22 campanadas seguidas, y 43 Daniel Martin. Y suma y sigue. Sabido es que en las carreras cortas, los segundos son minutos y los minutos horas. O sea, lo que le paso al gallo de Baranbio, al que los taninos le acunaron el sueño. A Mikel Landa, no. ¿Porque es de Zuia? No es probable. Solo porque corrió más rápido que los demás.

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