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Alberto Contador exhibe su poderío

El ciclista de Pinto se adjudica su cuarta Vuelta al País Vasco con una sobresaliente contrarreloj

Contador durante la última etapa de la Vuelta Ciclista al País Vasco
Contador durante la última etapa de la Vuelta Ciclista al País VascoJavier Etxezarreta (EFE)

No hubo diálogo, sino un monólogo de Alberto Contador, solo entrecortado por la voz poderosa de Nairo Quintana que le discutió el triunfo a pesar de sufrir un pinchazo en el segundo tramo de la etapa, y subiendo una cuesta. Pero la voz de Contador era un vozarrón, una tormenta en aquel intenso sirimiri que se colgaba de las cejas de los ciclistas y les avisaba del riesgo que corrían en cada descenso. Sergio Luis Henao se quedó sin voz ante el poderoso solista de Pinto, que a los seis kilómetros y medio ya había plantado su bandera, enseñado los dientes y exhibido las piernas para ganar por cuarta vez la Vuelta al País Vasco, “la primera carrera que gano cuatro veces en mi vida”, dijo antes de subir al podio. Y dijo más. Dijo que quizás volvería otra vez a esta carrera “porque nos estamos replanteando el futuro e igual lo alargamos un poco más”.

CLASIFICACIONES

Sexta etapa.

1. ALBERTO CONTADOR (ESP/TINKOFF) 29:13.

2. Nairo Quintana (Movistar) a 5 segundos.

3. Sergio Henao (COL/Team Sky) 18.

4. Adam Yates (GBR/Orica) 53.

5. SAMUEL SANCHEZ (ESP/BMC Racing) 1:04.

General.

1. ALBERTO CONTADOR (ESP/TINKOFF) 22:44:43.

2. Sergio Henao (COL/Team Sky) a 12 segundos.

3. Nairo Quintana (Movistar) 37.

4. Thibaut Pinot (FRA/FDJ) 1:13.

5. JOAQUIM 'PURITO' RODRIGUEZ (ESP/Katusha) 1:22.

Por más puertos que se suban y se bajen, por más recodos y revueltas que sorprendan a los ciclistas, vueltas como la Vuelta al País Vasco se resuelven en el final de los finales, es decir, la contrarreloj final, tan monótona y tan intensa como cualquier contrarreloj. Y eso que la de Eibar tenía de todo: subidas duras (hasta el santuario, por otra vertiente), descensos peligrosos, con la lluvia midiendo la habilidad de los ciclistas, rectas estrechas que aún se estrechaban un poco más con bordillos como ángulos sorprendentes y pasos de cebra, con sus montículos y su pintura deslizante. O sea, todo un manual del buen ciclista que intimida a los timoratos y reta a los intrépidos porque hay mucho que ganar y mucho que perder. Difícil elección

En el punto intermedio (6,6 km) Contador ya aventajaba a Nairo en 23 segundos y a Henao, en 46. Difícil cambiar el rumbo de las manecillas del reloj cuando había concluido el tramo más exigente y quedaba el tramo más peligroso. Más aún, cuando Nairo, que circulaba a un ritmo poderoso, tuvo que cambiar de bicicleta (la segunda vez en la Vuelta, preso de su mala suerte). Fue un momento, pero cuesta recuperar el aliento. Aún así se presentó en la meta de Eibar con el mejor tiempo hasta entonces mejorando el del australiano Adam Yates. El colombiano fijaba el reloj en 29,18 minutos. Pero por detrás Contador volaba, controlando la situación, manejando la exhibición. Henao, su interlocutor, se había quedado sin habla en el punto intermedio. Y llegó Contador con 29,13 minutos a su espalda. 23 segundos después llegaba Henao, que había partido con seis segundos de ventaja respecto al español.

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Contador, Henao y Nairo fijaron el podio final, dejando por detrás al francés Pinot, a Purito Rodríguez y a Samuel Sánchez que hizo una meritoria contrarreloj. Tras quedarse llamando a las puertas del cielo en la Paris-Niza y en la Volta, Contador encontró su talismán en la Vuelta al País Vasco. Hasta la contrarreloj, había atacado, semiatacado, casiatacado, se había mostrado, había perseguido sombras y había enseñado su sombra a los rivales en tramos cortos como quien enseña sus credenciales un instante y luego las guarda para el momento decisivo. Y en Eibar las enseñó a los cuatro vientos. Ahora le toca parar, seguir entrenando en Canarias, en Suiza, hasta que la Dauphiné le vuelva a examinar las piernas antes del Tour, su objetivo, su misión, su ambición. Su destino.

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