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El Sevilla se impone a un digno Betis

Gameiro decide un derbi muy igualado hasta el primer gol del Sevilla, que se impuso en un par de acciones de enorme calidad

Rafael Pineda
Coke celebra el segundo gol.
Coke celebra el segundo gol.Paco Puentes (EFE)

El talento se tiene o no se tiene. Generalmente, en el fútbol, vale dinero. El Sevilla reventó el derbi en una acción de calidad después de una inocente pérdida de balón del Betis, muy digno a lo largo de todo el partido, pero inferior en la clase individual de sus jugadores. Compitieron los de Merino, penalizados en una maravillosa acción del Sevilla cuando los de Emery estaban con la lengua fuera. Una pérdida de balón y un fulgurante contragolpe entre Banega y Nzonzi. El pase del gigante francés fue perfecto a la cabeza de Gameiro, que batió a Adán.

Así se decantó un derbi muy igualado, al que el Sevilla llegó muy justo de fuerzas, salvado por la calidad de sus futbolistas.Como el golpeo de Coke en el segundo tanto. Un prodigio de lanzamiento al que no llegó el portero del Betis. De esta forma, se puso fin a un derbi emotivo. El Sevilla mantiene su hegemonía en el fútbol sevillano y andaluz y el Betis no pudo darle una alegría a su afición. Para ganar en Nervión necesita mucho talento, que no tiene, manejar todos los detalles que rodean un partido de esta intensidad y una pizca de fortuna.

Esta vez hubo derbi. La cuarta entrega de la temporada entre el Sevilla y el Betis deparó las dosis de emotividad acostumbradas, la pasión desbordada en las gradas y un equipo verdiblanco, que, salvado el objetivo de la permanencia, fue a Nervión con mucho carácter. Merino improvisó con Bruno de lateral derecho ante la baja del peruano Vargas por lesión y mandó a Montoya a la izquierda, mientras que Emery tiró de lo mejor de su repertorio, sin tener en cuenta la semifinal europea ante el Shakhtar del próximo jueves. El problema, para el Sevilla, fue que se encontró a un Betis muy concentrado y que sus mejores jugadores han llegado al tramo final de la temporada con escasas fuerzas. Especialmente Banega, el alma del Sevilla, sin capacidad para desbordar, jugando andando para desesperación de la grada.

El Betis, intenso, entró mejor en el partido, con la emotividad del que se sabe inferior técnicamente, pero empleando con eficacia sus armas. Los verdiblancos presionaron con orden, impidiendo la salida de balón del Sevilla, atosigando a Krychowiak y Nzonzi, sin capacidad para enganchar con Banega y Reyes. Con Konoplyanka ido y Gameiro aislado, el Sevilla tenía el balón sin saber para qué, mientras que el Betis, que bastante tenía con defenderse con orden, apenas llegaba al área de Rico. En el camino de esta triste primera mitad el Betis reclamó un posible penalti de Mariano a Musonda a los 13 minutos.

El Sevilla, sin bandas ni toque, impreciso y muy cansado, apenas inquietó. Lo mejor fue un centro de Gameiro al segundo palo que Mariano remató fuera con la cabeza. No es el fuerte del lateral, que tuvo el mérito de llegar y el defecto de rematar de forma defectuosa. El Sevilla, atosigado, sin ritmo, no le creó mucho más peligro al Betis. Tampoco los de Merino llegaron. Esperaron y jugaron con oficio, con una dignidad encomiable y un estupendo sentido táctico. Eso sí, con más corazón que cabeza, no llegaban al área de Rico, con Joaquín y Musonda más ocupados en defender que de crear. Ceballos, su fuente de fútbol, se sacrificó para tapar a su paisano Reyes. Dos jugadores del pueblo de Utrera, cantera inagotable del fútbol andaluz.

El Betis se atrevió a asomarse con peligro en un buen remate de Cejudo, recambio de un Musonda al que fulminó Merino tras una pérdida de balón. Todavía tuvo una mejor el equipo verdiblanco, cuando Westermann remató fuera por muy poco dentro del área. El Sevilla, espeso, respiró en un cabezazo de Krychowiak. Muy poco para el presunto potencial de su plantilla, único recurso ante su falta de frescura e intensidad.

Entonces, de la nada, surgió a un contragolpe estupendo que acabó con el Betis, pillado al contragolpe de manera ingenua después de tanto correr, después de tanto esfuerzo. Al menos tuvo la dignidad de competir. Las distancias entre uno y otro equipo, por el momento, son muy grandes. Incluso con el Sevilla sin gas, pues así ha llegado al tramo final de la competición. Ahora, prácticamente asegurado el séptimo puesto que da derecho a jugar en Europa, puede afrontar la semifinal europea con más moral. Eso, sin tener en cuenta el gran colofón que todavía puede poner a su temporada ganando la final de Copa ante el Barcelona. De momento, se llevó un derbi igualado hasta que el talento lo desequilibró.

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