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Todo el poder para el dios Kittel

Etapa y ‘maglia rosa’ para el Apolo alemán, imbatible al ‘sprint’ en un Giro que ya abandona Holanda

Carlos Arribas
Kittel, en el centro y de rosa, en el podio del Giro.
Kittel, en el centro y de rosa, en el podio del Giro.Bryn Lennon (Getty Images)

“Pero sigo siendo el rey”, le cantaban sus cortesanos engominados a Juan Carlos, feliz en el palco de la plaza de toros de Jerez mientras en el albero José Tomás desafiaba a las leyes de la quietud, y a la vida. En la carretera del Giro, aún en Holanda, el cálido país del norte que recorren un día de sur a norte y al siguiente de norte a sur los ciclistas obedientes, Julen Amézqueta, navarro de Estella, viaja en la escapada como un niño con zapatos nuevos, feliz. No tiene aún ni 23 años y ya viste un maillot con un nombre de bicicleta histórica e italiana, la Wilier de Trieste, y aunque es un escalador pequeñito se ha fugado un día de llano porque debuta en el Giro y tiene que hacer lo que le manden para agradecer que le dejen ser ciclista. Su rey no es el abdicante padre de Felipe VI sino un mánager italiano al que tuvo que pagar para que le recomendara a un equipo profesional que vive de corredores como él, que matarían por demostrar lo que valen. Aunque es alemán, el tercer rey del día caluroso que acabó en Arnhem, vuelta a la casilla de salida y abanicos y viento de por medio, parece un dios recién fugado del Olimpo griego o de la Roma clásica, una apolínea figura de rostro anguloso y velocidad de Sputnik llamado Marcel Kittel que reclamó para sí todo el poder. Ganó la etapa de nuevo y, como el día anterior, sacando una bicicleta a todo el pelotón, y, con la bonificación de 10s correspondiente, junto a la maglia roja de mejor sprinter se adjudicó la maglia rosa de líder, que el holandés Tom Dumoulin, el ganador de la contrarreloj inicial por una centésima, abandona al mismo tiempo que la carrera italiana se va de Holanda.

Como el día anterior, a Kittel, un metódico hombre de costumbres que de nuevo se bajó veloz de la bicicletas al cruzar la meta para caer rendido en los brazos y labios de su novia, Tess, que se llama como la de los d’Uberville, la del drama de Thomas Hardy y Roman Polanski, pero que no sufre ordeñando vacas sino que goza como jugadora de voleibol, le guió en los últimos metros Fabio Sabatini, un veloz acróbata italiano que introdujo su bicicleta por huecos inverosímiles para abrirle hueco a su jefe, de quien recibió un abrazo casi amoroso de reconocimiento.

Kittel ha ganado cuatro etapas de las seis que ha corrido en los dos Giros que ha participado (las otras dos eran contrarreloj), pero nunca ha ganado una etapa en Italia (tampoco ha corrido en Italia: en 2014 se retiró nada más concluir el periplo por Irlanda), incongruencia que este año, eso dijo, quiere corregir. Como él, Jean Christophe Peraud, el veterano y debutante líder del Ag2r, puede decir que ha corrido el Giro pero que no ha dado ni una pedalada en la península del otro lado de los Alpes. El francés, que soñaba con días de rosa, se cayó de cara en una rotonda, ese peligro holandés, y acabó su Giro en una ambulancia.

Peraud es el único de entre los favoritos que no conocerá el martes (el lunes el Giro vuela hasta Calabria) la calle del Fortino, en Praia a Mare, una cuesta de dos kilómetros con pendientes de hasta el 18% que, seguida de un tendido y peligroso descenso, desemboca en el Jónico, el tercer mar de Italia. Desde allí, entre aromas de pizza, orégano, albahaca y salvia, y búfalas de las que mana mozzarella, desde la Lucania hasta el Piamonte, un tráiler cargado de ciclistas en recto ascenso, la carrera italiana será ya verdaderamente italiana. Allí, en la primera emboscada, la cuesta y el descenso al paseo marítimo y las playas, los favoritos, Nibali, Valverde, Landa, y las sorpresas, comenzarán a asomar y medirse. Y Kittel, el todopoderoso, empezará a abandonar sus maglias.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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