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El Baskonia perdió la magia del último tiro

Adams, chico para casi todo, asumió una responsabilidad que no le pesa sino que le gusta

Adams en un lance del partido.
Adams en un lance del partido.JOHN MACDOUGALL (AFP)

Nadie quería hablar de los árbitros tras el Fenerbahçe-Baskonia, pero estaban en la mente de todos. Perasovic no quiso utilizar ese escudo para explicar por qué la final se les quedó entre las uñas sin poder alcanzarla, pero no pudo evitar aludir a que “ellos tuvieron más tiros libres en los momentos cruciales del partido". Nadie se preguntó por qué dejaron a Obradovic que entrara en la pista pidiendo una personal de Tillie tras el lanzamiento fallido de Adams que provocó la prorroga. Sin duda, los galones del técnico serbio son relucientes.

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Pero no había excusas sino explicaciones. Las mas sencilla, y por lanto la más rotunda, la del técnico baskonista Velimir Perasovic: “Hemos ganado a lo largo de la temporada muchos partidos así pero el de hoy le tocó al otro equipo”. Quizás porque, como decía Bourousis, “el baloncesto y la vida son así”, otra sentencia tan obvia como cierta.

Pudo el Baskonia clavarle la uña a la final con 11 segundos en el marcador cuando Adams, casi siempre Adams, el chico para casi todo, botaba el balón con Bourousis flotando a su alrededor y Bogdanovich amagando la defensa para adivinar las intenciones del estadounidense. Adams está acostumbrado a esa toma de decisiones. Le gusta incuso jugárselo al todo o nada. O casi nada. El balón voló en los dos últimos segundos y la canasta lo escupió cuando jugueteaba con el aro. James también voló pero su palmeo fue débil.

Obradovic sacó la trompeta y la hizo sonar en los tímpanos de los árbitros, que se mostraron condescendientes con el serbio. Pedía falta personal de Tillie al acudir al rebote. No hubo técnica para Obradovic ni falta para Tillie. Y llegó la prórroga y el desenlace conocido.

El turno le tocó a Adams, ese número en la lotería que te da la gloria o la tristeza. “Ahora no digan que Adams da y quita porque todos los jugadores quitan y dan mucho menos que él. Que sea valiente y se la juegue es de crack”, escribía en su cuenta de Twitter Lucas Victoriano, el que fuera base del Real Madrid, entre otros equipos. La toma de decisiones que asume el base de Illinois es tan grande que resulta imposible concebir un cierto absoluto. Ante el Fenerbahçe hizo lo que tenía que hacer, porque era él quien se tenía que jugar esa gloria para su equipo. Una encuesta en el pabellón le hubiera atribuido a él que asumiera la responsabilidad.

Y falló, por poco, pero falló el chico para casi todo, porque el Baskonia “jugó bien casi todo el partido”, según Perasovic. Y tantos casi le helaron el aliento mientras tragaba saliva para asimilar lo que era casi una sorpresa. “A fin de cuentas todos decían que íbamos a perder de 20, porque eso lo he escuchado yo”, decía Bourousis. “Y no perdimos de 20, pero caímos. Fallamos el último tiro y eso es muy duro”. La magia del último tiro esta vez no funcionó y el Baskonia se quedó sin balas.

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